Tres cuevas increíbles y un manantial refrescante en este pueblo de Málaga
Benaoján es uno de los pueblos más increíbles por su entorno privilegiado
Muchas rutas acuáticas y refrescantes, así como cuevas de vértigo en la zona
Refugios contra el calor en la Serranía de Ronda
En la Serranía de Ronda, ubicado en el impresionante parque natural de Grazalema, se encuentra Benaoján, un pintoresco pueblo de la provincia de Málaga. Este lugar combina paisajes de gran valor natural con magníficas cuevas esculpidas por el agua a lo largo de milenios, creando formaciones extraordinarias que parecen salidas de un cuento de hadas. Estas cuevas no solo son un deleite visual, sino que también sirven como testimonio de la presencia de distintos grupos humanos en la Prehistoria, ya que aún se conservan vestigios de su paso.
Sin embargo, en el encantador pueblo de Benaoján se esconde otro tesoro a menudo pasado por alto: un pequeño espectáculo natural que brinda un refugio refrescante durante los calurosos días de verano. Se trata del manantial conocido como Los Cascajales. Durante siglos, este manantial alimentó molinos hidráulicos y, en la actualidad, sigue siendo un rincón mágico donde la naturaleza ofrece una fuente inagotable de agua pura y cristalina.
En Benaoján, el contacto con la naturaleza se convierte en una experiencia inigualable, donde tanto los visitantes como los residentes pueden deleitarse con la belleza de sus paisajes y la serenidad de sus rincones naturales. Este pueblo es el lugar ideal para reconectarse con la esencia de la tierra y sumergirse en la historia que se esconde en sus cuevas y manantiales. Benaoján es un destino que armoniza a la perfección el disfrute del entorno natural con la rica herencia histórica presente en cada uno de sus rincones.
En la parte baja del pintoresco pueblo de Benaoján, cerca de la encantadora estación de tren, se encuentra el valioso manantial de Los Cascajales, también conocido como Molino del Nacimiento. Este manantial es uno de los muchos molinos hidráulicos que han dado vida a esta región durante siglos. En el siglo XIX, el célebre inventario de Pascual Madoz mencionaba al menos una decena de estas construcciones en la zona. Hoy en día, aún se pueden ver los restos del Molino del Santo, cuyo nombre perdura en un acogedor hotel cercano al manantial, así como otros molinos que tuvieron gran importancia en su época. A lo largo del curso del río Guadiaro, en las proximidades de la estación, se encuentra el Molino del Caracol, actualmente transformado en uno de los muchos alojamientos rurales que ofrece esta área.
Tres cuevas increíbles en Benaoján
El pueblo es también un punto de partida perfecto para explorar diversas rutas de senderismo centradas en la naturaleza, ofreciendo una experiencia única de conexión con el entorno natural. Aquí se encuentran emocionantes vías ferratas, incluyendo una diseñada especialmente para los más pequeños, así como impresionantes acantilados que desafían a los aventureros. No obstante, el mayor tesoro de la zona se oculta bajo tierra, en tres cuevas extraordinarias que están catalogadas entre las más espectaculares e importantes de la península ibérica: El Hundidero, El Gato y La Pileta.
La cueva del Hundidero, situada cerca de Benaoján y perteneciente al término municipal de Montejaque, ofrece un espectáculo asombroso desde su misma entrada. Una enorme grieta da acceso a una cavidad con un techo que se eleva más de 50 metros sobre el suelo, dejando a los visitantes con una sensación de insignificancia ante tal magnitud. En su interior, la cueva alberga un río subterráneo que ha dado lugar a impresionantes formaciones a lo largo de los milenios. Además, en las proximidades de esta cavidad, los curiosos pueden encontrar una presa construida hace un siglo en un intento fallido de crear un pantano.
La cueva del Gato es otro fascinante tesoro de la región, famosa por sus pinturas prehistóricas y su icónica entrada con una poza de agua que cautiva a los visitantes. En los alrededores de esta cueva, hay diversas rutas naturales y una variedad de establecimientos hosteleros y hoteleros, ofreciendo a los exploradores la oportunidad de descansar y reponer fuerzas después de sus aventuras.
La Pileta, por su parte, es una cueva de gran relevancia histórica y arqueológica. Su singular conjunto de pinturas rupestres proporciona un enigmático vistazo a la vida de los seres humanos prehistóricos. Esta cueva tiene una historia peculiar y continúa siendo objeto de investigación, no solo en cuanto a la presencia humana, sino también por sus características zoológicas y geográficas.
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