Edificios históricos que mudaron su piel: museos únicos en Málaga

Los espacios que hoy acogen La Térmica, el Museo Ruso o Museo del Automóvil y la Moda fueron en el pasado otra cosa

Málaga, la ciudad de los museos infinitos

Instalaciones de Tabacalera.
Instalaciones de Tabacalera. / M. H.

Málaga es conocida como la Ciudad de los Museos por algo, y no sólo por el gran número de ellos que tenemos por metro cuadrado en la capital, sino también por cómo ha sabido transformar su legado histórico en una apuesta cultural de vanguardia. Algunos de sus edificios más emblemáticos, con historias que se remontan a siglos atrás, han cambiado su propósito original para convertirse en espacios dedicados al arte y la cultura.

Málaga ha demostrado una habilidad única para reinventarse, transformando edificios históricos en espacios que enriquecen su vida cultural. La Térmica y el Museo Ruso junto con el Museo del Automóvil y la Moda son solo algunos ejemplos de cómo la ciudad ha sabido preservar su patrimonio arquitectónico y dotarlo de una nueva función adaptada a los tiempos modernos. Estos espacios no solo conservan la memoria histórica de la ciudad, sino que también la proyectan hacia el futuro, haciendo de Málaga un destino cultural de primer nivel en el panorama nacional e internacional.

La Térmica: de orfanato a epicentro cultural

La Térmica es un espacio con más de un siglo de historia que ha evolucionado continuamente para adaptarse a las necesidades de la ciudad. Su origen se remonta a 1912, cuando se concluyó la construcción de la Casa de Misericordia de Málaga, diseñada por el arquitecto José Novillo Fertrell. Este edificio, concebido inicialmente como refugio para personas desfavorecidas, se transformó en el Hogar de Nuestra Señora de la Victoria tras la Guerra Civil, desempeñando funciones como orfanato para huérfanos bélicos.

En 1988, el edificio sufrió un cambio radical al convertirse en un Centro Cívico, abriendo sus puertas como espacio sociocultural. Sin embargo, fue en 2013 cuando alcanzó su actual identidad como La Térmica, un punto de encuentro para la creación cultural. Hoy, este espacio acoge exposiciones, conferencias, talleres y eventos de diversa índole, consolidándose como un referente en la escena cultural malagueña.

El Museo Ruso y el MAM: de fábrica de tabacos a templo del arte eslavo

La Real Fábrica de Tabacos de Málaga, conocida popularmente como La Tabacalera, es otro ejemplo destacado de reconversión. Este imponente edificio, ubicado cerca de la playa de San Andrés, data de la década de 1920 y refleja un estilo arquitectónico regionalista con influencias decimonónicas. En 1932, comenzó a operar como fábrica, convirtiéndose en un símbolo del auge del consumo de tabaco en España.

El cierre definitivo de la fábrica llegó en 2002, y dos años después, el Ayuntamiento de Málaga adquirió el edificio, iniciando su transformación en un espacio de gestión pública. En 2010, se instaló allí el Museo Automovilístico y de la Moda, marcando el inicio de su nueva etapa cultural. Poco después, en 2015, llegó el Museo Ruso de Málaga, que inauguró sus actividades con la exposición La época de Diáguilev. Este espacio, fruto de la colaboración con el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, alberga exposiciones temporales y colecciones permanentes que acercan la riqueza artística de Rusia a la Costa del Sol.

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