Los efebos de bronce romano más bonitos del mundo
Nápoles, Florencia, Antequera, Rabat y Berlín son los pocos lugares en los que se pueden ver estas singularidades romanas
El Museo de la Ciudad de Antequera alberga bastantes tesoros de interés y calado en el mundo arqueológico, pero hay una que sobresale entre las pocas piezas similares que se conservan en el mundo. El efebo de Antequera volvió después de estar expuesto en el Museo Nacional a su sitio habitual en la localidad malagueña. La escultura en bronce, datada en el primer siglo de la era actual, es una de las mejor conservadas y de más bella factura que se conserva en el mundo. Las estatuas romanas de bronce eran un complemento habitual en los patios y salones de las villas romanas. El paso de los siglos ha conservado multitud de estatuas romanas de diferentes materiales. El mármol y el bronce pueden ser los más destacados, pero sin duda, las figuras de bronce romanas que se pueden admirar en nuestro tiempo no suelen ser tan grandes ni estar tan bien conservadas. También se está a la espera de la puesta en valor de dos efebos de bronce romano encontrados en la localidad cordobesa de Pedro Abad que se podrán ver en el Museo Arqueológico de Córdoba cuando terminen los estudios y restauraciones que se les están haciendo.
Además, hay que contar con el paso del tiempo y la propia circunstancia de las piezas arqueológicas. La conciencia por el patrimonio que evoluciona desde el siglo XIX y que sigue evolucionando hoy en día no era algo muy común en los siglos anteriores. La supervivencia a lo largo de muchos siglos de obras de arte que pesan varios kilos de bronce no es algo fácil. Para empezar muchas se perderían en los salones de gente que las apreciara, saqueos o ventas en porciones. Otras se perdieron en las villas romanas abandonadas y a menudo salen a la luz en excavaciones de diversa índole. El arado de los campos a través de los siglos ha sacado del subsuelo miles de restos romanos y de otras civilizaciones y no siempre han tenido una repercusión trazabilidad adecuadas. Durante mucho tiempo, mandaba el valor del metal en sí más allá de la factura artística o la procedencia antiquísima de las esculturas de bronce. Aparte tendrían su capítulo en la lista de factures para poder disfrutar de una escultura con más de 20 siglos de antigüedad, los expoliadores organizados de patrimonio, los vendedores a escondidas en grandes subasta a nivel internacional o los trabajos de recuperación que han dado con las piezas encontradas en la península ibérica en espacios expositivos de todo el mundo.
¿Qué son los efebos?
Es un término de origen griego y es importante tenerlo en cuenta. Entre los 18 y 20 años una selección de jóvenes hijos de madres y padres con la ciudadanía ateniense eran seleccionados para ser instruidos en las armas con la finalidad de que acabasen sirviendo a la polis. Denominada ephebía, esta costumbre que se llevó a cabo de diferentes maneras durante parte de la Grecia clásica (siglos IV hasta el II antes de Cristo) lanza un nombre que llega hasta nuestra época con los matices del paso del tiempo. De la época griega se conserva el Efebo de Maratón, sacado del mar por un barco pesquero en 1925 junto a otras piezas como el extraño engranaje denominado mecanismo de Antikythera. Los efebos romanos tienen varios siglos menos de antigüedad pero resultan copias del estilo heleno en la época romana y la palabra efebo se traduce del romano, principalmente, como adolescente. Más tarde, la pintura a partir del siglo XV ha introducido el término efebo que ha adquirido matices distintos y que han alimentado al término hasta la definición que hoy en día mantiene la RAE: "Mancebo o adolescente de belleza afeminada".
Desde la subjetividad que supone la consideración de la belleza en obras de arte, lo que está claro es que hay una pequeña cantidad de efebos de bronce romano repartidos por el mundo que los arqueólogos y estudiosos tienen entre los mejor conservados y facturados de la época. Algunas de estas figuras servían para portar las lámparas de las estancias en las que estaban, pero se estima que también bandejas u otros útiles. Muestras de la decoración, los gustos, la capacidad artística y económica que había los lugares en los que fueron encontrados hace más de 2.000 años. Sin embargo, no siempre se conservan en las inmediaciones o cercanías del yacimiento arqueológico donde salieron a la luz.
¿Dónde están los más famosos?
No son muchos los museos que tienen figuras de más de un metro de bronce romano y menos aún los que pueden presumir de tener efebos de bronce romano. Italia, Berlín, Andalucía y Rabat son los lugares en los que mejor se pueden ver. Pronto, habrá otros dos efebos que visitar en Andalucía cuando acaben los trabajos de análisis y restauración de los efebos de Pedro Abad y sean expuestos en el Arqueológico de Córdoba.
Nápoles
En el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles se encuentran multitud de piezas encontradas en Pompeya y Herculano, pero también en otros yacimientos de Italia. En cualquier caso hay dos efebos similares al de Antequera. El efebo de la vía dell’Abbondanza mide metro y medio de alto, también sostiene una antorcha y un candelabro y se especula con que la cabeza sea de mujer. Es uno de los mejor conservados y estudiados. Además, hay otro llamado efebo de Porta Vesubio, también sacado en Pompeya pero peor conservado.
Florencia
Otra ciudad con un patrimonio incomparable, sobre todo a partir del siglo XIV. Pero el idolino de Pésaro es un efebo de bronce datado en el siglo I de esta era que se puede ver en el Museo Arqueológico Nacional de Florencia. Se cree que es una copia romana de una figura griega datada cuatro siglos antes. Mide 146 centímetros y se excavó en 1530 en la villa romana de Pésaro. Desde entonces ha sobrevivido siendo expuesto en varios ligares, ha ganado un pie de plata y es propiedad de la ciudad de Florencia desde que, un siglo después de su excavación, la familia Médici lo regalase a la localidad para celebrar la boda del duque de la Toscana con la duquesa de Urbino. La figura estuvo expuesta en Palermo tres años durante el inicio del siglo XIX, pero desde finales de ese mismo siglo está en el Museo de Arqueológico Nacional de Florencia.
Antequera
El efebo de Antequera es una de las piezas de más valor de este tipo. Pesa más de 37 kilos de bronce, mide 1,43 metros y después de estar en el Museo Arqueológico Nacional, ya ha vuelto al Museo de la Ciudad de Antequera, donde es la estrella del edificio. Tiene réplicas modernas, y durante años estuvo en un palacete privado de la ciudad. Se encontró en el siglo XIX y fue vendido por la propiedad de la casa en la que se encontraba a la localidad antequerana. Se considera uno de los más bonitos y mejor conservados del mundo, datado en el primer siglo de esta era.
Berlín
El denominado joven o efebo de Salamina (1,37 centímetros y más de 34 kilogramos) es un efebo de bronce romano al que le falta la cabeza que se encuentra en el Museo de Pérgamo. Datado en el siglo I antes de Cristo, lleva desde principios del siglo XX en Berlín, allí llegó procedente de Atenas. Se estima que podría ser un portador de antorcha. Además de él, también en el mismo museo está el muchacho de Xanten o Lüttinger, una escultura encontrada en un río por pescadores alemanes en el siglo XIX. Es una figura de un joven muchacho que tiene los brazos extendidos. El motivo es que esta estatua, como los otros efebos, servía como sirviente mudo y se especula con que lo que llevaba en las manos era una bandeja del mismo modo que otros efebos llevaban las antorchas.
Rabat
De la antigua ciudad romana de Volubilis se han rescatado numerosas figuras de bronce, entre ellas la, una icónica de un perro -perro de Volubilis- pero también un par de efebos que tienen similitudes en la edad y el porte con el encontrado en Antequera. Uno de ellos, el efebo de Volubilis le da nombre a la casa en la que fue encontrado en las ruinas de Volubilis, uno de los edificios de viviendas más suntuosos que hoy se pueden ver allí. Mide un metro y 40 centímetros y su estado de conservación es bueno. Además, está el efebo escanciador, que no está tan bien conservado, pero que es una pieza muy importante, su altura es de 80 centímetros.
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