¿Es el famoso toples de Gala en Torremolinos el primero documentado?

La instantánea se tomó en 1930, mientras Coco Chanel empezaba a poner de moda tomar el sol, o Josephine Baker arrasaba en Europa con sus espectáculos

Pareja de Dalí y amiga del de la Generación del 27 que frecuentaba o vivía en Málaga, la fotografía se ha convertido en estatua

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Estatua que inmortaliza el toples de Gala en Torremolinos en 1930
Estatua que inmortaliza el toples de Gala en Torremolinos en 1930 / Romero

Antes de convertirse en una figura importante de la resistencia frente a los nazis en la II Guerra Mundial, la artista estadounidense Josephine Baker ya había protagonizado espectáculos y fotografías en las que nada cubría sus pechos. No era la única, pero sí la más famosa, todo un fenómeno en Europa que después del gran conflicto bélico no sólo recibió la nacionalidad francesa, también reconocimientos militares. El ejemplo de Baker como activista llega hasta el final de su vida, aunque los números teatrales que la hicieron famosa estaban más vinculados a lo exótico de su belleza y a la moda de los eventos de ocio de la época en que vivió. En esa década de los años 20 del siglo XX, otra mujer empezaba a deslizar la moda del bronceado. Coco Chanel marcó tendencia en la moda y si en el siglo XIX y el arranque del XX, una piel morena o, simplemente tomar el sol, no era algo llamativo o que tuviera prestigio, la tendencia cambiaría y de qué manera. Precisamente, en 1930, en una playa de Torremolinos, una rusa de Kazan llamada Gala se dejaba fotografiar en topless mientras tomaba el sol.

El viaje de Gala a Torremolinos en el 1930 es uno de los pasajes del libro De pueblo a mito de la revista Litoral y es un episodio ampliamente reproducido. Salvador Dalí sale de su entorno familiar y junto a Gala (que por entonces acababa de separarse del poeta Paul Éluard) son recibidos por poetas de la Generación del 27 que estaban en el litoral malacitano: Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa o Concha Méndez frecuentaban Málaga. En el recién abierto hospedaje El Castillo del inglés fue el lugar en el que Dalí y Gala se hospedaron y las playas de Torremolinos y los alrededores de este hotel los que les sirvieron para un ocio bohemio y algo surrealista. Puntos que casi todos tenían en común en mayor o menor medida. El viaje serviría para que una instantánea retratase a Gala haciendo toples décadas antes de que otras famosas apuntaran la moda de tomar el sol sólo con la parte de abajo del bañador. Cosa que escandalizó en 1957, cuando lo hizo Brigitte Bardot, abriendo lo que sería la época del Torremolinos dorado.

La fotografía deja a las claras la libertad que sentía Gala para hacer algo fuera de lugar en la época y que resultaría extraño a quienes la vieran de esa guisa. Por entonces, el entorno del lugar en el que se alojaron era un pequeño paraíso en el que la pesca, la caña de azúcar y otros cultivos eran los protagonistas. Esa foto ha envejecido como símbolo de los felices años 20 que concluían y que dejaban la moda de broncearse en ciernes. Las convulsas décadas posteriores afectaron a la evolución de todo en Europa, nació el turismo de masas y, primero la Costa Azul francesa y luego la Costa del Sol española acabaron por ser protagonistas del selecto turismo, que atrajo hasta Torremolinos a John LennonJohn Lennon o vio como Camarón de la Isla debutabaCamarón de la Isla como cantante profesional, que dejó paso al turismo de masas.

Ahora, en la punta de roca que conecta la playa de El Bajondillo con la de La Carihuela hay una estatua de bronce que reproduce la foto de Gala. En ella, una placa conmemora que es el primero toples documentado, de momento, nadie ha propuesto alguno más antiguo y deberá ser difícil encontrarlo aunque las cámaras de fotografiar empezaban a expandirse y la moda del bronceado estaba en ciernes. Ahí quedó el gesto de Gala, tomar el sol con los pechos al aire, algo que aún hoy no es permisible en parte del mundo. La conmemoración de una instantánea que va camino del siglo, el tiempo hace ahora inverosímil una estancia tranquila sin nadie alrededor y en un pequeño paraíso arcádico como el Torremolinos que conocieron Gala, Dalí y el grupo del 27.

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