Seducción francesa en Málaga

Son mil kilómetros mal contados pero parecen menos. La distancia entre Francia y Málaga se han acortado a lo largo de la historia y no hace falta, aunque no es mala idea, seguir los pasos de José I Bonaparte como rey de España en la capital malacitana para rastrear el vínculo entre la capital de la Costa del Sol y el país galo. Si el Pompidou Pompidoucon su colorido cubo en el puerto de la ciudad puede ser lo más vistoso para los turistas y viajeros, pero en la ciudad viven un punto de seducción francesa en locales, arte, restaurantes y ese punto de seducción que envuelve a la cultura francesa y que deriva en los tópicos que, como cualquier parte del mundo, también protagonizan. Son varias las instituciones de raí francesa que hay en Málaga y todas ellas tienen la intención de integrarse en la ciudad y acompañarla en sus costumbres, pero también expandir la cultura gala en ese camino conjunto.

Con un pequeño paseo por uno de los puntos referentes de la capital se otea sin problemas la sede del Museo Pompidou en la ciudad malagueña. En el puerto, protagonizando una foto obligada para casi todo el mundo, con la alcazaba y el centro de la ciudad a sus espaldas, el Pompidou no sólo es una colección de arte de los siglos XIX y XX que se renueva periódicamente. Abrió en 2015 y fue la primera sede del Pompidou fuera de París. Después, Metz, Shangai y Bruselas han formado parte de la expansión del centro culturan parisino. En la sede malacitana se pueden ver obras del alemán Max Ernst, de Joan Miró, Pablo Picasso, Henri Matisse o Fernand Léger; pero también de autores contemporáneos. Además, su agenda de actividades suele poner énfasis en la expansión del arte entre los más pequeños y trata de ser una de las ofertas museísticas de la ciudad más colorida y original en su puesta de largo. Un punto de partida para dejarse seducir por el acento francés en Málaga.

Otra institución que tiene su punto de mira el intercambio cultural entre Francia y España es la Alianza Francesa. A menudo poco conocida, pero es una institución que nació en París, en 1883, contando con gente como Luis Pasteur y Julio Verne entre sus precursores. Se trata de una institución que no sólo pretende expandir el idioma y la cultura francesa en las 1040 sedes que tiene por el mundo, también expande la cultura de los lugares en los que está instalado entre la población francesa y quienes quieran asistir a sus múltiples actividades culturales. Un intercambio intercultural que le valió a la Alianza Francesa el Premio Príncipe de Asturias de Comunicaciones y Humanidades en 2005.

Festival de cine y restaurantes

En Málaga desembarcó en 1967 y desde entonces está presente en la vida cultural de la ciudad. Mucha gente acude a la Alianza a aprender francés (tiene cursos de varios niveles, para todas las edades y centrados en puntos especiales del aprendizaje), pero sus exposiciones, actividades culturales y el Festival de Cine Francés que tiene más años que el Festival de Cine de Málaga y que celebrará su próxima edición en octubre de 2022. Sin duda es un espacio al que acudir para deshacer alguno de los tópicos añejos sobre la cultura francesa y emprender un pequeño viaje cultural de ida y vuelta.

Otro de los puntos con amplias capacidades seductoras entre los humanos es la gastronomía. Si el arte cautiva, el estómago convence. En la capital malacitana hay bastantes restaurantes con la cocina francesa (continental y colonial) como inspiración. Byoko Byokoes una idea y dos restaurantes que se fraguan en la capital francesa, donde Lorenzo y Rémi aprendieron en las cocinas de Alain Cojean. Ahora, tienen dos locales en la capital, uno en la plaza de La Merced y otro en calle Strachan. En ambos, la idea es la misma: cocina sostenible, con ingredientes de kilómetro cero y especial atención a la calidad de los productos. Los restaurantes comparten filosofía pero no la misma carta aunque son parecidas. Sabores e ingredientes naturales inspirados en la alta cocina francesa pero asequibles.

Otra opción en el centro de Málaga es Madame Suzzane, está en el Soho y es un gastrobar en el que se puede picar una rica ensaladilla rusa con vino francés y acompañarla con una niçoises, una pissaladière o una tabla de quesos franceses. Es una cocina que combina e interpreta algunos platos señeros de la cocina española como el rabo de toro, ñero que tiene siempre presente la cocina francesa de la capital parisina y también de la zona del sur. Gallette ratatouille, salmón a la papillote, su hamburguesa principal es la Grand parisien y entre los postres no falta la muerte por chocolate ni el coulant au chocolat preparado según la receta del chef francés Michel Bras. Un buen lugar para sentirse como en una terraza gala mientras se escucha el acento autóctono si es que hay suerte en la compañía de comensales.