De discoteca a nuevo espacio de ocio en La Cala: El 'último baile' de Baluma
José Luis Gutiérrez, alias 'Chico Repullo' y antiguo propietario del negocio en la localidad, relata su experiencia y la creación del destino caleño
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La Cala del Moral/En La Cala del Moral se encuentra Baluma, un lugar que ha dejado huella en la memoria de numerosos residentes locales y visitantes durante muchos años. Baluma fue un destino emblemático para los habitantes y "el lugar preferido por los jóvenes de la zona" que buscaban disfrutar de la vida nocturna y de actividades recreativas en la playa. Ahora, su ex propietario, José Luis Gutiérrez, también conocido como Chico Repullo, rememora la verdadera historia de Baluma.
El nombre Baluma adquiere un significado especial y personal para él, ya que está conectado con la naturaleza del windsurf y la forma de las velas de los barcos. Según su explicación, Baluma se refiere a la parte trasera de una vela de barco, que tiene forma de hipotenusa, "por donde sale el viento y hacia donde se dirigen los astros". Así, para José Luis, Baluma representa ese punto de conexión con la naturaleza, el viento y el universo, asociado a la práctica del windsurf y la sensación de libertad que este deporte ofrece.
Baluma abrió sus puertas en 1985 como un bar tipo discoteca y una terraza de verano, atrayendo a una multitud joven que buscaba música, baile y fiestas. Durante sus primeros años, se convirtió en un punto de encuentro popular para los jóvenes de la época y las fiestas organizadas por Gutiérrez dejaron una huella duradera en la memoria de muchos.
Durante los meses de verano, Baluma experimentaba una afluencia constante de visitantes, alcanzando un lleno total día tras día. Además, según el ex propietario, era conocido como el "lugar preferido por los jóvenes". En aquel entonces, no existían las redes sociales, la radio era la única fuente de información disponible, y Gutiérrez solía contratar anuncios en Los 40 Principales para promocionar sus eventos durante todo el verano. Estos anuncios se escuchaban en toda la provincia de Málaga, atrayendo a personas de diferentes lugares, como Fuengirola y Torre del Mar. La ubicación privilegiada de Baluma, en primera línea de playa, añadía un atractivo adicional a sus fiestas y eventos.
En 1992, el paisaje de la Cala del Moral cambió con la construcción del paseo marítimo. Baluma se vio afectado por este desarrollo, ya que una carretera existente que solía pasar por el lugar fue reemplazada por el paseo marítimo peatonal. A pesar de este desafío, Gutiérrez adaptó el concepto de negocio de Baluma para atraer a un público más diverso y familiar. Se agregaron atracciones infantiles como camas elásticas y castillos inflables, lo que permitió que Baluma se convirtiera en un lugar de encuentro tanto para jóvenes como para familias.
Durante los meses de verano, Baluma se llenaba de gente que disfrutaba de las actividades organizadas por el expropietario. Regatas de windsurf, campeonatos de voleibol y sesiones de aeróbic en la playa eran solo algunas de las opciones para aquellos que buscaban combinar el entretenimiento con el deporte. Además, Baluma contaba con canchas de squash que en su momento gozaron de gran popularidad. Sin embargo, con el tiempo, el interés por el squash disminuyó y el Chico Repullo se centró principalmente en la terraza de verano y en la organización de eventos en la playa.
Uno de los aspectos más emblemáticos de Baluma fue la famosa "fiesta de la espuma". Gutiérrez innovó en su organización utilizando una moto acuática en la parte central del lugar, creando montañas de espuma. "Aunque la tecnología ha evolucionado y ahora se utilizan máquinas especializadas para estas fiestas, aquellos que tuvieron la oportunidad de experimentar las primeras versiones de la fiesta de la espuma en Baluma recuerdan con cariño su carácter pionero y su encanto único", recordó.
La pasión de José Luis Gutiérrez por Baluma se originó a partir de su conexión personal con el lugar. El terreno contiguo al negocio pertenecía a su familia, y a pesar de las numerosas ofertas recibidas, su padre nunca quiso venderlo. Después de completar sus estudios en Economía y presenciar el éxito de una escuela de windsurf que estableció cerca de la propiedad familiar, Gutiérrez se inspiró para embarcarse en la aventura de Baluma.
Con la colaboración del diseño arquitectónico de su hermano, se hizo realidad el sueño de un bar y una terraza que se convertirían en un punto de referencia en La Cala del Moral.
Obstáculos burocráticos
Sin embargo, la historia de Baluma dio un giro cuando en 1995, en pleno auge hotelero, José María Ruiz Mateos, un empresario de renombre, mostró interés en el terreno y finalmente lo adquirió con la intención de convertirlo en un hotel de playa. A pesar de que se obtuvo la recalificación para uso hotelero mediante un convenio aprobado por el Ayuntamiento, la crisis económica y la posterior quiebra de Ruiz Mateos dejaron a Baluma abandonado y en un limbo burocrático durante años.
La fortuna cambió en 2017 cuando Gutiérrez se enteró de que Baluma estaba nuevamente a la venta a través de un administrador concursal. No perdió tiempo y volvió a comprar el terreno con la esperanza de retomar los planes originales de convertirlo en un lugar de entretenimiento y diversión.
A pesar de su determinación, el Chico Repullo se encontró con obstáculos burocráticos y cambios en las normas urbanísticas que dificultaron la revitalización de Baluma. Aunque su intención inicial era retomar el convenio hotelero otorgado previamente por el Ayuntamiento, las regulaciones actuales plantearon desafíos y demoras en el proceso.
El nuevo Baluma Park
El Chico Repullo, escultor de profesión, expresó su satisfacción de que conserven el nombre de Baluma Balumaen el proyecto de renovación. Además, recalcó que le hubiese gustado la creación de un centro cultural completo, "aprovechando los 3.000 metros de terreno disponibles, con instalaciones como salas de exposiciones permanentes y temporales, un salón de actos o un espacio teatral". También, implantar un Museo del Mar o un club náutico similar al existente en Torre del Mar, "que brinde enseñanza de vela y promueva la navegación recreativa".
José Luis reconoció el valor de un parque y una terracita de verano considerando que se podría haber sido más ambicioso en el proyecto, ofreciendo una experiencia cultural más completa y diversa para todas las edades. "El Baluma Park tendrá un kiosquito que será una terracita de verano. Es un poco conservar la esencia del antiguo y eso me gusta", subrayó Gutiérrez.
El ex propietario destacó un aspecto memorable de su experiencia actual: todavía se encuentra con personas en la calle que lo reconocen y le hablan sobre Baluma. "Este reconocimiento continuo refleja el impacto duradero que Baluma ha tenido en la comunidad local". Además, José Luis mencionó que "durante la época animada de la primera fase de Baluma, muchas parejas se formaron y nacieron niños como resultado. Estas parejas y sus hijos disfrutaron de momentos especiales en Baluma, creando recuerdos familiares significativos", expresó Gutiérrez.
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