Instrucciones para seguir a John Lennon en Torremolinos
Dónde anduvo el artista junto a Epstein en su primer viaje a la Costa del Sol
Comer, beber, tomar café al sol y un bañito en la playa como un Beatle en primavera
Abril del 1963 fue la fecha en la que el artista viajó por primera vez al epicentro turístico costasoleño
En abril de 1963, Manuel Benítez el Cordobés aún no era un fenómeno de masas en España ni en el extranjero, pero casi. John Fitzgerald Kennedy y Nikita Jruschov estrenaban un teléfono de comunicación directo que se sigue conociendo como el teléfono rojo, al papa Juan XXIII le quedaban menos de dos meses de vida y los Beatles acababan de publicar Please Please Me, su primer álbum que vio la luz en marzo de ese año. John Lennon tenía 22 años, Paul McCartney, 20 y el productor de la banda, que había tenido éxito con un par de temas (Please Please me y Love me do, sobre todo), Brian Epstein aún no contaba 30 años. Para seguirle los pasos a Lennon, hay que tener en cuenta quién era cuando vino y cómo era un chico de su edad de Liverpool.
En abril, recién terminada la grabación del álbum que los catapultaría al éxito más rotundo, la banda y su productor decidieron salir del Reino Unido para darse unas vacaciones exóticas. A comienzos de los 60, España era uno de los lugares más exóticos, tranquilos y selectos para el público inglés de alta gama, pero también para quien pretendía serlo. Los Beatles no eran aún el fenómeno de masas que serían después de ese verano, así que se dejaron llevar por la moda de la época de buscar lugares cálidos en los que ser libres y Paul, Ringo y George Harrison se fueron a las Islas Canarias mientras Lennon y Epstein desembarcaron en Torremolinos. Algo a tener en cuenta para el visitante del siglo XXI es que la calle que lleva el nombre del cantante y compositor en la actualidad está en una zona alejada de todo el núcleo urbano que Lennon pudo disfrutar. Cosas de esta época: si se dejan llevar por el callejero sólo verán una zona de expansión de la ciudad con poco que aportar al visitante. Así que encontremos los hilos del universo torremolinense que nos lleven al paso real de John Lennon por la Costa del Sol.
Un joven inglés cualquiera en el paraíso del sol y la libertad
La primera vez que Lennon visitó Torremolinos (años más tarde volvería durante los meses que la banda estuvo en Almería grabando una película y donde compuso Strawberry Fields Forever), la localidad malagueña estaba en un proceso de expansión turística, aún no se podían ver edificaciones como La Nogalera (estaba en construcción ese año) y a los grupos de viajeros y hippies que en los 50 descubrieron el lugar junto con turistas de gama alta que querían la tranquilidad de un sitio paradisíaco donde nadie les conocía y podían divertirse como quisieran, le sucedían viajes turísticos cada vez más poblados. Era el momento para los negocios de extranjeros que se quedaban a vivir en el pueblo, Epstein ya había estado en alguna ocasión y entre sus amistades contaba con Shelagh Tennant. Personaje importante para el recorrido tras los pasos de Lennon en Torremolinos. La Costa del Sol crecía en alojamientos y visitantes, Shelagh abrió el primer bar inglés después de casarse con un aristócrata británico casi 40 años mayor que ella. En ese bar no sólo se escuchaba la música más actual traída de Reino Unido o Gibraltar, su terraza era un atractivo lugar en el que se podían ver a actores, cantantes escritores o personajes de la jet set local o extranjera.
Epstein y Shelagh eran buenos amigos y el joven Lennon -que por cierto, había sido padre por primera vez unas semanas antes de su viaje- pasó sus días en torno a ellos. Epstein, homosexual que vivía la represión de la época, conocía y se integraba en el Torremolinos de la época y junto a él, Lennon pasó totalmente desapercibido en el pueblo. Es más, aunque el genio de Liverpool hubiese ido un par de años después cuando ya era conocido en todo el mundo es que probable que nadie en el pueblo le reconociese: construía canciones que se escuchaban con cuentagotas en España, y su repercusión mediática en el país era casi nula. Como ocurre también hoy en menos medida con ciertos personajes, sólo los turistas ingleses podrían reconocerle, pero en su mayoría eran gente igual o más famosos e importantes que él en ese momento, así que la tranquilidad era máxima.
"Solíamos sentarnos en un café de Torremolinos viendo a los chicos. Yo le preguntaba cuál de ellos le gustaba y disfrutaba de sus respuestas como un escritor que está experimentando una realidad que no es la suya", dejó escrito Lennon sobre su primer viaje a Torremolinos con Epstein.
Ruta John Lennon en Torremolinos
Teniendo esto en cuenta y con el mapa actual y antiguo, para seguir los pasos de Lennon lo suyo sería tomar el bar de Shelagh como referencia. Estaba en la calle María Barrabino, junto a él se abrieron en esa época otros garitos como The Galloping Mayor (1964) que aún sigue abierto y funcionando; un irlandés después, y por supuesto el actual e histórico Tina's, que es el bar de Shelagh con el nombre de quien lo regentó desde mediados o finales de los 60 y que suele abrir por las tardes y noches. Esta parte de la calle María Barrabino es hoy en día plenamente peatonal y tiene un gran sol reconfortante sobre todo por la mañana, aunque cuando más ambiente hay es por la tarde y la noche.
Resulta que además de terrazas y bares ingleses que resisten más de 60 años de turismo para tomar algo al sol, se ha abierto recientemente uno de los negocios más de moda en Torremolinos desde que pasaron las restricciones de la pandemia: The Clock Tower. Y está justo frente al bar de Shelagh. Si es de los que se pregunta dónde se divierte la gente del lugar cuando va de vacaciones a un sitio, esta es la respuesta. Tiene tres plantas con tres ambientes distintos, se puede comer, escuchar música en directo, estar sentados en mesas con buen ambiente o disfrutar de algo más movido y cercano a pub o discoteca. Además, tiene un grafiti gigante de Lennon orientado al sur.
En el entorno de la calle María Barrabino se puede comer, beber o tomar algo algo al sol. Lennon dejó referencias de sus cafés al sol en Torremolinos con Epstein mientras veían a la gente pasar. En función de la hora o el plan que se tenga, se puede comer también en La Ponderosa, en el Mercado Gourmet Sabor a Málaga, en cualquiera de los negocios en torno a la calle María Barrabino, andar un poco hacia arriba y probar uno de los menús del día más demandados de Torremolinos: el de los restaurantes Lanjarón, con cola casi todos los servicios. Y por, supuesto, esta vía peatonal desemboca en la calle San Miguel.
Baño, casas encaladas y la sombra de El Cordobés
La calle María Barrabino deja al visitante en lo que antiguamente era la carretera nacional 340. Hoy en día es un espacio peatonal, no quedan coches de época ni grandes árboles ni casas encaladas entre comercios, pero da la posibilidad de pasear entre multitud de negocios que van desde heladerías y cafeterías hasta bazares tiendas de ropa, bisutería, accesorios y casi todo lo que se le puede ocurrir al paseante. Tiene sentido que las instantáneas de un baño en el Mediterráneo sean en el Bajondillo. En el 63, la calle San Miguel también llevaba a la playa. El blanco de la cal, la autenticidad de los negocios de artesanía en las calles que bajaban por la Cuesta del Tajo y el paisaje desde un punto de altura que domina la zona eran cosas de las más reseñadas por los visitantes ilustres de la época. La coletilla: "Es como Saint Tropez pero sin la invasión turística, auténtico". Y tanto que lo era, casas encaladas y sabor añejo que hoy se mantiene una capa por debajo de la cantidad de negocios y edificaciones que hay. Si se pasea con tranquilidad por la Cuesta del Tajo se puede apreciar. Además, también está repleto de tiendas de complementos, marroquinería, bisutería, y casi cualquier cosa que se pueda buscar, algunas de ellas en las mismas edificaciones, reformadas, de ese mismo tiempo.
La playa tenía focos de fiesta que aún hoy se pueden recorrer por el paseo marítimo cuando se acaba de bajar la Cuesta del Tajo: uno en sentido Málaga, dirección Los Álamos y otro en sentido Benalmádena que llevará al paseante hasta las rocas del castillo de Santa Clara y La Carihuela. Ese punto es otro a tener en cuenta ya que en la época en la que Lennon estuvo en Torremolinos tenía negocios y lugares en los que alternar. Si el tiempo lo permite, un buen baño en La Carihuela es mano de santo y si no con mojarse los pies y pasear por la playa mirando la gran fortaleza natural sobre la que se asienta la parte más alta del pueblo dan una perspectiva absolutamente distinta de una de las localidades turísticas más enseñadas y conocidas del país.
Por último, otro punto de fascinación para Lennon, Epstein y casi todo turista extranjero eran los toros. Algunas confesiones del entorno de Epstein confirman que estaba prendado por Manuel Benítez El Cordobés, un torbellino dentro y fuera del ruedo que vivió su época de esplendor justo después de ese 1963: tomó la alternativa en mayo de ese año después de 200 novilladas en dos años y medio. Así que es posible que sólo el de Palma del Río entrase en el imaginario colectivo algo después del 63, pero también es verdad que había toreado bastantes corridas en las plaza de la Costa del Sol, lugar de gran auge de festejos para turistas. La de Torremolinos no era el pequeño edificio que es ahora, era una plaza al uso de la época, estaba en una zona cercana al actual ayuntamiento y seguro que tuvo una visita como poco de los dos Beatles.
Toreros, artistas, aristócratas y lo que hoy llamaríamos "celebridades" eran frecuentes en los bares y negocios que Epstein solía disfrutar. A Lennon también le llamaban la atención los toros. Hoy aún puede disponer de un cartel de toros personalizado en alguna de las tiendas de souvenirs que se encontrará en la ruta que lleva hasta el mar desde María Barrabino, y los negocios con más solera de la localidad siempre tienen alguna foto o recuerdo de los diestros más conocidos visitando dichos negocios. Así que un paseo por lo que hoy es el barrio del El Calvario en dirección al pinar le quitará partes de localidad dedicada al turismo, pero le dirigirá a un espacio natural en torno al pueblo que bien merece un paseo en la época primaveral. Con suerte y a pesar del cambio radical entre el Torremolinos de hace 60 años y el actual, aún hay rincones que con un poco de sol y algo de vegetación pueden hacerle sentir como un Beatle en primavera: una última cuesta, la de Las Mercedes, fácilmente localizable si se está en la calle San Miguel y que desemboca en la playa. Aún hoy tienen vegetación en una de sus caras que perfuman el paseo de un aire poco frecuente, además de estar cerca de la Casa de los Navaja y proporcionar un buen paisaje de camino al paseo marítimo.
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