Dos de los lugares menos conocidos y más refrescantes de Ronda

La mina de agua del palacio del Rey Moro y los baños árabes de Ronda son espectaculares

Es legado de siglos atrás y su conservación es meritoria

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Una parte de los baños árabes de Ronda.
Una parte de los baños árabes de Ronda. / Turismoderonda.es

A lo largo de la historia, asegurar el acceso al agua potable en cualquier época y situación ha sido una de las preocupaciones fundamentales para la humanidad. Este hecho ha originado el desarrollo de inteligentes mecanismos para conservar y dispersar el agua. Desde los acueductos y vastas canalizaciones romanas hasta los intrincados sistemas de riego musulmanes y las enormes construcciones de ingeniería hidráulica que llegaron después, asegurar la provisión de agua ha necesitado de las mentes más talentosas de cada era.

En la provincia de Málaga se localizan diversas estructuras hidráulicas de distintas épocas, muchas fábricas destinas a esto. No obstante, es Ronda la que sobresale por dos en específico, que no solo están próximas entre sí, sino también rodeadas por gran parte del legado histórico de la urbe. Estas son la mina de agua del palacio del Rey Moro y los baños árabes, complejos patrimoniales que están en óptimas condiciones y son una peculiaridad en el catálogo de sitios para explorar.

Estos edificios no solamente son evidencia de la ingeniería y la destreza de las sociedades antiguas, sino que además proporcionan una experiencia extraordinaria al ser visitados, especialmente durante el verano y que muchas pasan por alto en Ronda. Son una muestra de la relevancia del agua en nuestra historia y una herencia patrimonial singular.

Mina de agua del palacio del Rey Moro, Ronda

En Ronda existe una galería subterránea de origen romano ubicada en una finca de propiedad privada. No obstante, la galería de agua en las instalaciones del palacio del Rey Moro ha resistido hasta el presente en una condición óptima que permite entender su operatividad.

Bajada a la mina de agua de Ronda.
Bajada a la mina de agua de Ronda. / Javier Flores

Es una galería excavada de más de 50 metros, con huecos que permiten la penetración de la luz y otros detalles llamativos. La galería alcanza el lecho del río, donde una rueda de paletas accionada por la fuerza humana (se presume, dado que no hay espacio para animales) extraía el agua. El río Guadalevín se transforma en una herramienta aprovechada para el abastecimiento de agua, y en las instalaciones también se pueden hallar aljibes para almacenar agua y estructuras defensivas junto a celdas.

La existencia de la mina de agua está registrada en los documentos y relatos de esa era, y se calcula que estuvo activa hasta el final del siglo XVII. En el presente, la mina se localiza en el denominado palacio del Rey Moro, que dispone de magníficos jardines y una construcción que sigue el estilo mozárabe, aunque fue erigido hace tres siglos.

Baños árabes de Ronda

Estos baños árabes son otro buen ejemplo de la ingeniería de la época y que se encuentra en una alto nivel de preservación. Resulta poco común que unos baños erigidos en el siglo XIII conserven su forma y utilidad hasta nuestros tiempos. Una destacada torre con un sistema de elevación de agua se encargaba del abastecimiento, y aunque la ornamentación original de mármoles, pinturas, estucos y mosaicos se ha extraviado, aún irradian tranquilidad y grandiosidad.

Vista de parte de los baños árabes de Ronda.
Vista de parte de los baños árabes de Ronda. / Javier Flores

Resulta interesante que tras la conquista cristiana, el sitio se destinara a la fabricación de artículos de cuero en lugar de servir como baños públicos, a pesar de que las instalaciones eran adecuadas para este fin. Algunas de las estructuras empleadas para esta actividad aún se conservan. Las paredes, los arcos, las bóvedas, las lucernas y la mayoría de las estancias de estos baños tienen la capacidad de llevar a los turistas a una realidad diferente. Además, en los alrededores de los baños musulmanes, hay unos jardines erigidos en el siglo XX, posiblemente concebidos por Forestier, que ofrecen otra posibilidad de descanso y frescor. La entrada al lugar tiene un precio general de 4,5 euros.

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