El origen de 'Ojos verdes'

"Federico, tú no has inventado el verde"

Rafael de León, Federico García Lorca y Miguel de Molina en un café barcelonés durante una noche de invierno

El intérprete malagueño recordó el momento en una de sus últimas apariciones públicas junto a Carlos Herrera en 1990

Antonio Canales interpretando 'Ojos Verdes'. / M.H.

Todavía no hace un siglo, Rafael de León, Federico García Lorca y Miguel de Molina están sentados en la mesa de un café en Barcelona, es noche cerrada. El artista malagueño acaba de terminar su actuación en la Ciudad Condal y el autor granadino ha estrenado esa misma noche Doña Rosita La Soltera con la gran Margarita Xirgú como actriz principal, es invierno y los tres hablan animadamente en una mesa. Rafael de León empieza a hablar de una historia "de marineros, de ojos verdes, como el limón". "tú me has copiado a mí el Romance Sonámbulo o todo lo verde lo has metido aquí", dice el granadino. "Federico, tú no has inventado el verde". Los dos poetas construyen juntos el armazón de una de las coplas más famosas de la historia con la presencia de Miguel de Molina que le pide a Rafael de León poder estrenarla. "No hay problema". La historia de los ojos verdes más famosos de la cultura española empezó en un café barcelonés y la cuenta el propio Miguel de Molina en uno de los últimos documentos que dejó grabados.

En 1990, Miguel de Molina vive en Buenos Aires y acepta la visita de Carlos Herrera para grabar una entrevista que se emitió en el programa Coplas del recién nacido Canal Sur. Hoy se guarda y mantiene en los perfiles del archivo de Canal Sur. Más de una hora de encuentro con el artista malagueño que contaba con 82 años y fallecería en 1993. En el documento da su versión "la verdad, la verdad verdadera", insiste, sobre una copla que popularizó en la España de los años 40 y 50 Concha Piquer. "Ella lo cantaba muy bien, yo lo bordaba, lo ribeteaba de una manera. Porque los viví. Nació en la mesa de La Granja de Oriente, el día que se estrenó Doña Rosita la soltera de García Lorca. Yo trabajaba al lado", relata el artista que aún no contaba con 30 años y era un gran seguidor del poeta granadino: "Un estreno en Barcelona que son tan rígidos, tan jerárquicos para esas cosas. Se vestía la gente de noche para ver un estreno de García Lorca. Yo tenía una ilusión con Federico loca, y digo yo me voy a vestir de etiqueta para ir a ver a Federico. entonces era un bombón, vestido de etiqueta, sentado en la platea".

Miguel de Molina se detiene en los detalles, en su saludo a la gran Margarita Xirgú, en la conversación fugaz con Lorca después del estreno, cuando le dice que luego hablan, que él debe de actuar y que después se verían. El poeta acepta y después de la actuación, la noche se enmarca en el café barcelonés con el intérprete junto a los dos poetas: "Rafael le decía el poeta a Federico y Federico el marqués a Rafael", recordaba el malagueño y añadía: "Rafael empezó a mostrar una historia de marineros, de ojos verdes, como el limón, y le dice Federico, oye Rafael, tú me has copiado a mí el Romance Sonámbulo o todo lo verde lo estas metiendo aquí. Federico es que tú no has inventado el verde. Entonces iban bordando la letra en un tête à tête y casi salió perfecto hecho. Rafael imagino que me reservarás el debut por el padrinazgo, le dije. Claro que será tuyo".

El estreno y el caso de 'La bien pagá'

Se acabó la noche, pasaron semanas y Miguel de Molina está en Madrid junto a otros artistas cuando relata cómo volvió a toparse con la canción: "Era un cine aire libre, Trocadero, y oigo los compases de Ojos verdes y me quería morir. Era Blanquita Suárez, la hermana de la famosa soprano que cantaba Ojos verdes", explicaba Miguel de Molina que cuando le pregunta a la artista la procedencia de la canción obtiene una respuesta que no le extraña: "Fui a casa de Quiroga, la escuché y me la dio". "Inmediatamente la cogí yo y no hice caso de nadie, la estrené en La Zarzuela", confirmaba en la entrevista el intérprete que zanja el tema con su personal sello de guasa: "Ése fue mi caballito de batalla. La Piquer no sabía nada de la canción, ella la tuvo que hacer en Sevilla a la guitarra. Ésa es la verdad, la verdad verdadera. Después la ha cantado muy bien, el mundo es muy grande, muy amplio, hay para ella y para mí y para todo el que quiera".

Miguel de Molina, antes de su exilio en 1942. / M.H.

Miguel de Molina no estrenó Ojos verdes ni tampoco la canción más popular de su repertorio, La bien pagá. Esto lo recordaba el artista a renglón seguido, quitándole importancia a tener la primicia de la canción: "Esa la hicieron para mí y no la estrené yo. La estrenó una flamenca que cantaba muy bien, con mucha gracia mucho brío y a la que luego contraté en mi espectáculo: Pastora Soler, cantaba con mucha gracia, también la estrenó ella y no pasa nada". Cuando preguntó al autor el motivo, obtuvo una respuesta que le era familiar: "Se enamoró de la canción y se la tuve que dar", a lo que De Molina respondió: "Que no te importe, ya verás lo que voy a hacer con La bien pagá", y se recreaba en su manera de entender la interpretación de la canción más escuchada de su legado: "Nunca paré de crearla, siempre le añadía algo distinto, todo el mundo la quería imitar y hacer, pero papi, el mejor".

Ahora, parte de ese legado se podrá visitar en Alhaurín de la Torre del 27 de abril al 27 de mayo, en una exposición que contará con la presencia de Pasión Vega, artista que comparte nombre con quien estrenó La bien pagá y que ha manifestado en más de una ocasión su admiración por su paisano Miguel de Molina.

Retorno a Málaga, mensaje al alcalde y traje para el museo

La entrevista es peculiar, Miguel de Molina está a caballo entre el hombre y el personaje, Herrera le muestra su cariño, intenta sacarle el compromiso de una vuelta a España, a Málaga. Ciudad a la que el artista no volvió, aunque confiesa su intención de hacerlo antes de morir y explica que cuando él quiso montar un espectáculo en la capital de la Costa del Sol para enseñarle a sus paisanos "cómo era yo y qué podía hacer" no pudo. Llegó su exilio a Buenos Aires, dónde llegó en 1942. Es curioso, porque después de 50 años viviendo en el continente americano, el malagueño tiene un poco de ritmo argentino en su hablar con Carlos Herrera y, sin embargo, éste se pierde totalmente en otro documento visual de la televisión argentina en el que, en una mesa junto a José Sacristán y Paco de Lucía, sopla las velas de sus 82 años. En ambos vídeos se aprecian detalles de su habla autóctona y eso que se fue de la provincia siendo adolescente para vivir una vida de película.

Al final de la entrevista, recatados algunos versos para su ciudad, otros para su patria española y para la nación argentina que le había acogido, Miguel de Molina repasa algunas fotos históricas en las que comparte encuadre y fiestas con personajes como Evita o Manolete. En una de ellas aparece con un traje inspirado en el de torear, comenta que lo hizo él (las camisas y blusas con la que empieza a representar son también de su factura y es algo habitual durante gran parte de su trayectoria) y que monten un museo de trajes en Málaga, que él lo dona.

Enterrado en el cementerio de La Chacarita de Buenos Aires, el retorno de sus restos ha sido objeto de polémicas y gracias a una de sus seguidoras sus restos no acabaron en un osario común. En cualquier caso, parte del legado de uno de los artistas con una trayectoria meteórica truncada por la Guerra Civil tiene un mes de estancia en la Finca El Portón de Alhaurín de la Torre. Un pequeño rincón en el que recordar a un intérprete universal, cuya memoria aún se descubre en el siglo XXI. Ser espectador del nacimiento de una de las coplas más famosas de la Historia es una anécdota más en una vida de película.

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