El primer viaje de amor fue a este pueblo de Málaga
Dicen los románticos, que el primer viaje de amor fue a este pueblo de Málaga, aunque más que pueblo, es una ciudad en todo su esplendor. Hablamos de la hipnótica Ronda, capaz siempre de sacar lo mejor de una visita a sus encantos y que en el pasado engatusó a los mejores escritores y poetas, haciendo de sus calles poesía, relato o ficción. Todo el pasado morisco de sus calles y lo bien conservado que está. Del impresionante Tajo, a los Baños ÁrabesBañosÁrabes, pasando por el Puente Nuevo o la iglesia del Espíritu Santo, da igual la época, Ronda es mágica y romántica siempre.
Que Ronda es una de las ciudades más románticas de España ya lo hemos comentado alguna vez, es una ciudad llena de encanto y magia, cautiva a todos aquellos que la visitan. Sus calles antiguas, adornadas con majestuosos palacios donde aún residen algunas de las más destacadas familias de la aristocracia andaluza, son testigos de innumerables leyendas y apasionantes historias de amor.
Cada rincón, cada esquina y cada plaza de la ciudad guarda consigo una historia por contar. La Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva son dos facetas distintas de Ronda, conectadas por el emblemático puente del Tajo, que se alza sobre las profundidades del desfiladero del río Guadalevín. La Ciudad Vieja nos transporta a tiempos pasados, con sus calles empedradas y palacios señoriales que evocan la grandeza de antaño. En contraste, la Ciudad Nueva se presenta como un espacio más moderno y vibrante, reflejando la evolución de la ciudad a lo largo de los años. El puente del Tajo, majestuoso y imponente, se convierte en el símbolo de unión entre estas dos partes de la ciudad. A medida que sus aguas descienden por el desfiladero, crean un espectáculo natural impresionante, dotando a Ronda de una belleza singular.
Todo esto fue lo que engatusó a muchos de los grandes escritores y poetas para visitar Ronda y enmortalizar sus vivencias en sus escritos. "Paseando por Ronda al atardecer, los cipreses, los palacios, todo el aire...", decía un poema de Luis Cernuda, también otro de Gerardo Diego que exponía que "...mi Ronda pura, plaza del luz sin feria..."), pasando por el argentino Jorge Luis Borges con eso de "...es aquí en Ronda... un cóncavo silencio de patios, un ocio de jazmín..." o el maestro entre maestro, el estadounidense Ernest Hemingway, muy presente en Ronda y que decía: "Es a Ronda a donde habría que ir, si vais alguna vez a España... Bellos paseos, buen vino, excelente comida, nada que hacer... La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico...".
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