La primera vez de Camarón de la Isla fue en Torremolinos
El Tabarin, en el Torremolinos de 1966, en el espectáculo del malagueño Miguel de los Reyes con apenas 16 años y acompañándose de la guitarra.
Con 16 años hay tantas primeras veces y suelen estar tan sobrevaloradas que a menudo nadie las recuerda. José Monje Cruz, Camarón de la Isla, ya había cantado delante de público, de estrellas del flamenco y había ganado concursos infantiles de cante, pero si formas parte del espectáculo de una de los nombres más respetados del momento, la cosa cambia. El Torremolinos de 1966, todo el que era alguien visitaba o vivía una temporada en la localidad, daba igual el sector. De John Lennon a Lola Flores. Políticos, toreros, futbolistas y cualquier tipo de celebridad. Una de ellas cantaba copla, era malagueño y acababa de cerrar un contrato en El Tabarin, una sala de fiestas señera. Miguel de los Reyes y su ballet de arte español. "Sigue el éxito arrollador del ídolo de todos los públicos", rezaba el cartel.
El Tabarin era una sala de fiestas que, reformada y novedosa, llenaba casi siempre y estaba situada en la calle José Antonio Girón de Torremolinos, paralela al Pasaje Begoña, y que desemboca en la plaza de La Nogalera, donde está la parada del Cercanías. Allí debutó ganándose la vida como artista Camarón de la Isla. El éxito estaba por venir, bebía Fanta Naranja y fumaba algún que otro Winston. Su rol en el espectáculo era el de niño cantor, se acompañaba a la guitarra y cantaba cuplés de Juanita Reina y coplas de Enrique Montoya. El desembarco de Camarón de la Isla en el mundo del espectáculo fue de la mano de un malagueño, en Torremolinos, y la relación estrecha y muy continuada en el tiempo del cantaor con la provincia la recoge hasta el más mínimo detalle el libro Boquerón de la Isla, del periodista Francis Mármol.
En dicha obra se relata cómo esas primeras actuaciones fueron presenciadas por otra gran figura del cante en el momento, y posterior Llave de oro del cante, Fosforito. De vacaciones en la localidad malagueña, se encontró con el espectáculo de Miguel de los Reyes con un niño que él ya conocía: "Lo conocimos en San Fernando y cada vez que íbamos allí, tendría apenas 10 años, lo sacábamos al teatro y ya tan chiquitillo formaba lo más grande, tenía afición y unas condiciones increíbles", reconoce el genial Fosforito en la obra de Francis Mármol.
Plantel de lujo y eco flamenco en Torremolinos
Visto con la perspectiva que da más de medio siglo desde entonces, el plantel con el que salió en aquella, su primera gira, el artista de San Fernando era de una calidad desmesurada. Actuó junto a Carmen Vargas, como bailarina principal; Antonia Fuentes, cupletista; Cloti Santa Cruz, Paquita Vargas, Pastora Vega, Mari Carmen Pombo y Antonia la Malagueña en el cuerpo de baile junto a los bailarines Juan Albaicín y Juan Rosén; a la guitarra Antonio de los Reyes (el hombre más cercano a Camarón en esta época que estaba con la compañía de su hermano) y Pepe de la Vega. Un plantel flamenco de lujo, habitual por otro lado en la plaza costasoleña.
Camarón en Torremolinos actuó muchas veces y vivió fiestas memorables como en tantas otras localidades de la Costa del Sol, pero su debut, con 16 años, como uno más del espectáculo flamenco de Miguel de los Reyes es un hito en la vida de uno de los artistas más importantes que ha dado el Sur de la península ibérica. La anécdota diluida en el tiempo por las modas y la arrasadora actualidad turística del municipio ocurrió en un lugar no muy lejano a uno de los tablaos que aún sigue de servicio: la Taberna Flamenca Pepe López, que está en la plaza de La Gamba Alegre, un nombre puntero para una plaza en la que se asienta un local tan especial que antes de que debutase Camarón ya estaba allí.
La localidad costasoleña sigue ofreciendo a los turistas puntos de interés a sus demandas. Ha cambiado el público, los gustos y los tiempos, pero la zona en torno a la que debutó Camarón es peatonal, tiene gran número de negocios y ofrece una buen punto de partido para conocer Torremolinos. De distinta manera, hay lugares en los que el tópico del flamenco sigue dándole motivos a los visitantes de la localidad para una foto o un pequeño recuerdo. Sincopado por otros ritmos lejanos, espera su momento para volver. Y ahí los hitos, símbolos y lugares de referencia de sus apóstoles tendrán más valor.
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