El pueblo de Málaga que en su día fue conocido como el "pequeño Madrid"
Existen lugares apartados, apenas conocidos de la provincia de Málaga, que, sin que lo sepamos, desempeñan un papel significativo en la historia. Macharaviaya, un pequeño pueblo con apenas unos 700 habitantes, es uno de esos destinos que deberíamos anotar en nuestra lista de escapadas y viajes a corto plazo. Tierra natal de una ilustre familia, los Gálvez, este lugar vio nacer a uno de los personajes más destacados en la guerra de independencia de Estados Unidos: Bernardo de Gálvez. Arraigada en el municipio desde el siglo XV, esta estirpe emigró a América para jugar un papel crucial en la historia de ese continente, una narrativa fascinante que vale la pena descubrir mientras paseas por las adoquinadas calles del pueblo.
Dentro del amplio árbol genealógico de los Gálvez, sobresalen José y su sobrino Bernardo. El primero, político y abogado, alcanzó altas esferas gracias al apoyo del monarca Carlos III, quien lo designó Ministro de Indias. Fue José quien brindó a Bernardo la oportunidad de dejar su huella indeleble en la historia al facilitarle su traslado a América. Allí, Bernardo forjó una destacada carrera militar, participando en la conquista de las ciudades de Mobile y Pensacola, actualmente hermanadas respectivamente con Málaga y Macharaviaya, lo que marcó un hito en la historia bélica.
La intervención de Bernardo de Gálvez en la guerra de independencia de Estados Unidos resultó crucial para la victoria del Ejército Continental. Tanto es así que en 2014 fue designado ciudadano honorario de Estados Unidos, un honor que ningún otro español ha recibido y que lo equipara a figuras como Winston Churchill o George Washington.
Con el indudable atractivo de este ilustre personaje histórico, Macharaviaya ha optado por recobrar su relevancia y, para ello, desde hace varios celebra el Día de la Independencia Americana. Cada 4 de julio, cientos de residentes salen a las calles del pueblo para sumarse a la recreación histórico-militar de la batalla de Pensacola, el episodio bélico donde Bernardo destacó heroicamente, una jornada festiva muy especial que merece la pena vivir alguna vez en la vida.
Vale la pena explorar este pintoresco pueblo de la Axarquía y descubrir el legado de los Gálvez, una familia que nunca olvidó sus raíces y contribuyó a que, durante cierto período, Macharaviaya fuera conocida como el "pequeño Madrid". Fueron ellos quienes financiaron el empedrado de sus calles, mejoraron las vías de comunicación con los pueblos vecinos, proporcionaron agua potable al municipio e incluso establecieron la primera Real Fábrica de Naipes, una factoría que obtuvo el monopolio de la venta de cartas de juego en América.
En Macharaviaya, otra de las contribuciones significativas de los Gálvez es la iglesia de San Jacinto. José Gálvez siempre anheló reconstruir el templo de su pueblo, que se hallaba en estado ruinoso, y logró hacerlo en 1783. Además, no puedes irte del municipio sin visitar la cripta-panteón de la familia Gálvez, cuyas dimensiones la convierten prácticamente en una iglesia subterránea. Por su tamaño y estructura, casi replica al templo que se encuentra sobre ella.
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