El pueblo de Málaga en el que sus habitantes son 'gatos y 'gatas'
Algatocín es un pintoresco pueblo de la Serranía de Ronda que llama a sus habitantes cariñosamente como gatos y gatas, aunque oficialmente son algatocileño/as.
El pueblo de Málaga que no es tan conocido y parece sacado de una película de Disney
Entre las verdes sierras de la Serranía de Ronda y las blancas fachadas de herencia morisca se encuentra Algatocín, un municipio que enamora por su encanto natural, su historia y sus tradiciones. En este pintoresco rincón de la provincia de Málaga, sus habitantes se apodan cariñosamente gatos y gatas, aunque el gentilicio del municipio es algatocileño. Poseen una identidad única que invita a los visitantes a sumergirse en su cultura.
Algatocín se extiende sobre la sierra que separa los ríos Genal y Guadiaro, ofreciendo un panorama idílico de montes cubiertos de pinos, castaños, encinas y alcornoques. A 724 metros sobre el nivel del mar, las casas encaladas del pueblo se asientan en una loma conocida como El Fraile, cuya peculiar forma recuerda a la figura de un monje. Este paisaje, junto con las estrechas y sinuosas calles del casco urbano, transporta a los visitantes a épocas pasadas.
El urbanismo de Algatocín es testimonio de su pasado árabe. Sus calles, empinadas y serpenteantes, albergan viviendas encaladas con balcones adornados con geranios y plantas aromáticas. Destacan edificios del siglo XVIII, como casas solariegas que conservan escudos heráldicos y fachadas porticadas. La estructura urbana del pueblo se adapta a la pendiente del terreno, creando una postal única que invita al paseo y la contemplación.
Qué ver en Algatocín
Entre los puntos de interés, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, construida en el siglo XVI sobre el antiguo palacio de la princesa mora Algatois, es un lugar que combina historia y arte. Su torre campanario, con una bóveda de cerámica, es uno de los símbolos más reconocibles del municipio. En su interior, una imagen de San Francisco de Asís del siglo XVIII cautiva por su belleza y detalle. Otro punto destacado es la ermita del Calvario, desde donde se puede disfrutar de espectaculares vistas del valle del Genal y los pueblos vecinos. A solo un kilómetro del centro, el Mirador del General ofrece una panorámica inolvidable que incluye municipios como Alpandeire, Faraján y Jubrique.
Visitar Algatocín en octubre permite disfrutar de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario, con procesiones, bailes y pasacalles que llenan de alegría sus calles. El Carnaval en febrero y la Fiesta de la Candelaria también son eventos destacados, donde la comunidad se une para celebrar sus tradiciones más arraigadas. Una de las costumbres más curiosas tiene lugar durante la semana previa a la Navidad, cuando los vecinos cantan villancicos a las 6 de la mañana en una celebración conocida como Las Mañanitas. En San Juan, el 24 de junio, aquellos llamados Juan o Juana reparten sangría entre los asistentes, sumando un toque festivo a esta noche especial.
Su gastronomía
La cocina de Algatocín refleja su tradición y entorno natural. Platos como la tortilla de acelgas, los guisos de hierbas silvestres y las ollas serranas deleitan a los visitantes. También destacan los embutidos y chacinas, elaborados artesanalmente, y los dulces como las gachas de harina con miel, los alfajores y los pestiños, que llevan el sello de la herencia morisca.
Cómo llegar
A tan solo 134 kilómetros de Málaga capital, Algatocín es accesible a través de la A-7 y la A-369. Desde Ronda, la A-397 ofrece un trayecto rápido hacia este encantador pueblo. La belleza de su entorno y la hospitalidad de sus habitantes hacen de Algatocín un destino imprescindible para quienes buscan explorar la auténtica esencia de Málaga.
También te puede interesar
Lo último