El pueblo de Málaga que es el rey del mosto y por qué visitarlo este mes de noviembre
Atajate es un pequeño pueblo de la Serranía de Ronda con muchos encantos, entre ellos su producción de mosto
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Noviembre es un mes especial en la provincia de Málaga, donde el otoño transforma el paisaje del Bosque de Cobre. Los castaños, con sus tonos ocres y dorados, dibujan postales inolvidables en la Serranía de Ronda. Entre los pueblos recomendados para visitar en esta época, destaca Atajate, un lugar icónico de tradición vinícola, rey del mosto, que invita a descubrir su legado en pleno corazón malagueño.
A finales del siglo XIX, la filoxera impactó con fuerza en varias regiones vinícolas de la península ibérica, incluyendo Oporto, Málaga y Girona. Esta plaga, llegada desde Estados Unidos, devastó los viñedos de lugares como la Axarquía y la Serranía de Ronda, cuyos pueblos, como Atajate, habían sido productores tradicionales de vino, mosto y aguardientes. Sin embargo, hoy este pintoresco pueblo blanco ha recuperado su herencia vinícola, conservando el legado de los antiguos lagares y alambiques que antes poblaban sus calles.
En Atajate, las tradiciones vinícolas perduran y se celebran. A través de sus calles, que actúan como un museo al aire libre, se rinde homenaje a la vendimia, a la pisada de la uva y a las labores de destilación que daban vida al aguardiente local. Sus callejones y la torre de su iglesia, con un trazado de origen musulmán, son testimonio de la historia y la cultura que definen a esta pequeña joya serrana. Aunque la producción es modesta hoy en día, el cultivo de la vid y la elaboración de mosto siguen siendo parte esencial de su identidad.
Ubicado en una posición privilegiada, Atajate ofrece vistas espectaculares sobre el Valle del Genal, especialmente en otoño. El último fin de semana de noviembre se celebra la Fiesta del Mosto, donde el pueblo se transforma en una fiesta gastronómica: los vecinos donan mosto de sus propias cosechas para una cata pública en la plaza, donde se eligen los mejores del año. Las migas y el mosto fluyen sin cesar, creando una noche mágica que se extiende hasta la madrugada, con el aroma a viñedos llenando el aire.
Atajate no solo es famoso por sus vinos, sino también por su patrimonio y su encanto. Sus restaurantes locales, donde se puede degustar la gastronomía tradicional, son el lugar perfecto para probar el mosto de la zona, como buena muestran dan restaurantes como Audalázar o el Mesón Los Pilarejos. Además, el pueblo, con sus fuentes, sus casas del siglo XVIII y sus antiguos alambiques, invita a una visita detenida para explorar su riqueza cultural y arquitectónica.
A pocos kilómetros de Atajate, aquel que se deje encantar por este pueblo, puede descubrir otros también muy singulares de la SerraníadeRonda. Alpandeire destaca por sus misteriosas momias y su impresionante iglesia, Faraján sorprende con el paraje natural de las Chorreras de Balastar, y la antigua Real Fábrica de Hojalata de San Miguel, restaurada, ofrece una visita histórica fascinante. También está el pintoresco Benadalid, cuyo castillo, que fue fortaleza romana y bereber, y luego cementerio, es un lugar lleno de historia.
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