Tres bonitos pueblos andaluces que visitar con el mismo gentilicio peculiar: Moriscos

El pasado común hace que la denominación de los habitantes de Casarabonela y Almogía en la provincia de Málaga y La Puebla de Cazalla en Sevilla coincidan

Además, en Salamanca está el pueblo de Moriscos, aunque a su población se les dice morisqueños

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Vista de Casarabonela.
Vista de Casarabonela.

Los moriscos eran musulmanes bautizados en su mayoría a la fuerza a partir de comienzos del siglo XVI y que se quedaron viviendo en la península ibérica. El término cruzó el Atlántico y la RAE aún recoge la acepción "En la América colonial, nacido de mulato y española, o de español y mulata". En el siglo XXI, el término no se usa demasiado pero se ha quedado como gentilicio en un par de pueblos de la provincia de MálagaMálaga y otro de la de Sevilla. Almogía y Casarabonela en la demarcación malagueña y La Puebla de Cazalla en la sevillana comparten la denominación de sus vecinos. Y es curioso, en la provincia de Salamanca hay un pueblo que se llama precisamente Moriscos y su gentilicio es morisqueños. Las localidades andaluzas lucen esta curiosidad que en su mayoría tiene algunas explicaciones. Las tres localidades andaluzas son de interior y aunque no están muy lejos (especialmente las dos malagueñas) sí que están separadas por grandes accidentes geográficos.

Almogía

En el Valle del Guadalhorce, con casi cuatro mil habitantes, su gentilicio queda como un reflejo de un pasado en el que los moriscos tuvieron gran protagonismo en la vida del pueblo. Hay mucho material historiográfico al respecto. Trabajos académicos que explican la sociedad y economía de principios del siglo XVI a través de los documentos económicos de la época que se preocupaban por reflejar el origen exacto de cada persona que estaba en ellos. Además, se ha editado la transcripción y traducción del Libro de Repartimientos de la villa de Almogía, un documento en el que se recogen las transacciones, traspasos y donaciones desde la época de Felipe II hasta 1642. Hoy en día, Almogía es un bonito pueblo con las ruinas del castillo de La Vela (de origen musulmán), con un entorno escarpado y bastantes rutas que se pueden hacer a pie o en coche. El charco del infierno y Puente Linares, desde donde se puede ir a la cola del cercano pantano de Casasola por una pequeña ruta señalizada, que tiene una presa y si se coge la A-7075 se puede seguir el curso del río Campanillas, y tener muy buenas vistas del pantano y las montañas.

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Casarabonela

Otra localidad de gran patrimonio histórico en el que los moriscos vivieron en gran cantidad hasta bien pasado el ecuador del siglo XVI. También en la provincia malagueña, pero su situación es diferente a la de Almogía, está en la Sierra de las Nieves, aunque no lejos del Guadalhorce y su valle, y ronda los 2500 habitantes. Aunque los dos municipios distan por caminos recorribles a pie poco más de 40 kilómetros, el trayecto supone un gran esfuerzo entre montañas, valles y una huella poco agradecida pero muy bonita. En cualquier caso, Casarabonela es un lugar también con muchos argumentos para visitar. No sólo tiene uno de los jardines botánicos de la provincia con más de 2200 especies distintas de cactus y suculentas (Mora i Bravard), también tiene la entrada a la Sierra de las Nieves y senderos que llevan a vistas impresionantes como el puerto de la Jácara. Rodeado de montañas y de buenos paisajes, la curiosidad de su gentilicio es una excusa perfecta para descubrir uno de esos pueblos sorprendentes que no está entre los más conocidos, pero sí pudiera estar entre los más disfrutables por el imponente entorno natural en el que se encuentra. El pipeo es uno de sus platos más peculiares y sorprendentes.

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La Puebla de Cazalla

Esta localidad está en la provincia de Sevilla, algo alejada de las dos localidades malagueñas, pero su gentilicio también es moriscos. La explicación más extendida es que los Duques de Osuna hicieron la vista gorda con la expulsión de los moriscos ya que eran vecinos necesarios y mucho más aptos en el trabajo de la tierra en la comarca. En el centro de Andalucía, cerca de Antequera, la provincia malagueña y la A-92, es otro lugar en el que el patrimonio histórico es rico y tiene ascendencia musulmana que se refleja en los símbolos del pueblo. Es mucho más grande que los hogares de los moriscos malagueños (supera los diez mil habitantes) y se nutre del río Corbones (afluente del Guadalquivir). Visitar los restos del Castillo de la Luna es una excursión que suele hacerse en bici o andando con bastante desnivel, pero que reporta un buen paisaje a su llegada y no está muy lejos del pueblo. Además, hay que tener en cuenta que la localidad también tiene un embalse al que da nombre, que está a unos 20 kilómetros y tiene varias zonas senderistas. Además, el parque de la Fuenlonguilla es otro sitio aún más cercano que los anteriores al municipio que también merece la pena. Otro lugar que descubrir y disfrutar gracias a lo particular de su gentilicio.

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