Ruta de Benalauría a Genalguacil: la senda oculta
Redescubriendo Málaga tras el coronavirus
Caminante no hay camino...
Un momento, sí que lo hay, ¿no lo ves? ¡Está justo ahí!
La ruta que enlaza a Benalauría con Genalguacil en realidad no está oculta (de hecho, es la etapa 27 de la Gran Senda de Málaga) lo que ocurre es que ya no sabemos qué titular pergeñar para llamar vuestra atención. Claro, hay tantos estímulos en la Red de Redes que es dificilísimo introducirse en vuestros dispositivos electrónicos. ¡Cómo competir con Netflix y su enorme catálogo de películas indias, cada una de ellas mejor que la anterior!
Como sabemos que escapar de las plataformas de ocio digital es bien difícil, nosotros proponemos una senda sencilla, fácil y con fundamento para recorrer dejando atrás las maratones de series un ratito (maratones de series... menudas tonterías hacemos).
Si decidimos darnos a la fuga de la casa al campo, esta senda es ideal (como dicen las influencers de hoy en día) porque es bien corta: poco más de 11 kilómetros. Más corta y Benalauría y Genalguacil serían el mismo pueblo.
En fin, dejémonos de chistes malos y comencemos en Benalauría, desde la fuente de la Cruz, pasando por el conocido como camino de Algatocín, hasta la fuente del Chorruelo.
A poco más de un kilómetro, entre almendros, olivos y chumberas, llegaremos al Bailadero, una zona preparada para saraos locales con un nombre brillante. En este punto se aprecian, a lo lejos y al este, los blancos caseríos de Alpandeire y Faraján entre la sierra y el flora: un paisaje que recompensa el esfuerzo de habernos levantando del sofá.
El sendero continúa con un fuerte descenso por un alcornocal con algunas encinas y quejigos. Más adelante, a los tres kilómetros, se deja a la izquierda una senda con menor pendiente que va al molino Almenta.
Por nuestra parte, seguiremos caminando entre grandes alcornoques (lo cual, a lo peor, no dista mucho de nuestro día a día) recorriendo el monte del Coto y Vega del Río hasta que el carril cruza el puente de San Juan sobre el río Genal.
Este sendero que baja desde Benalauría al río es conocido como el camino de Jubrique. El puente de San Juan era uno los sitios seleccionados para cruzar al otro lado por su posición estratégica en el camino de Estepona pasando por Jubrique. Tanto es así que su construcción se llevó a cabo de manera muy temprana en comparación con otros enclaves de similares características en la comarca.
Reanudamos la marcha y pasamos por un tramo que discurre cerca del molino del Álamo y se pega al Genal, repleto ahora de sauces y chopos. El Monardilla es el río que se cruza aquí, con bastantes almeces, tarajes y adelfas. Se asciende un poco por el arroyo y llegamos a la explanada del Ventorrillo: pocos sitios hay en la Gran Senda de Málaga con tal variedad de árboles y arbustos como este hermoso lugar.
Pasamos por las pasarelas del Genal en el kilómetro séptimo y sobre el arroyo Hondo. El paso del arroyo de las Perejilas y una cuesta empinada llevan a la vega de los Tejarejos, un paisaje mucho más abierto.
A las siguientes pasarelas se acceden por escaleras para volver a bajar al nivel de una acequia: esta vega es la de los Duros que da paso a la última pasarela: la de los Limones.
Desde aquí nosotros comenzamos a ascender (porque la ruta comienza a ascender), hacia el este y bajo otro alcornocal con quejigos y pinos, llegando al carril que sube a la carretera de Genalguacil. El paisaje se amplía y desde diversos lugares hay vistas brutales de bonitas (vaya expresión que nos hemos marcado, como si fuéramos millennials o algo peor) sobre el valle del Genal.
Desde esta explanada, entre grandes chaparros, se ven las puntiagudas cuchillas de las cumbres de los reales de sierra Bermeja con Genalguacil cada vez más cerca.
Hacia el sur se encuentra sierra Crestellina y en los días despejados se aprecia hasta el Estrecho de Gibraltar (si tenemos buena vista, si no, ni en los días despejados). A poniente, al otro lado del valle, está Benarrabá.
El camino da sus últimos coletazos entre huertecillos y, paso a paso, poco a poco, enfilamos la frontera de Genalguacil, donde se da por concluida la etapa y donde nos sentiremos muy satisfechos con nosotros mismos y bien predispuestos a regresar al sofá a ver los primeros cinco minutos de cualquier cosa en Netflix antes de quedarnos fritos.
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