Una ruta refrescante por Málaga, con tres pozas, varias cascadas y saltos de agua
Recorremos en una ruta circular el arroyo del Quejigo, entre Jubrique y Genalguacil
En la zona encontraremos el Charco Azul, Encantado y de María Teodora
Cuatro zonas de baño en el interior de Málaga: charcas y pozas para refrescarse
Ya en junio el tiempo en Málagatiempo enMálaga no concede tregua y el calor está aquí para quedarse. Para los amantes del senderismo, lo que durante otoño e invierno fuero rutas entre montañas y bosques ahora son siguiendo algún río menor o mayor que siempre esconden pozas y charcaspozasy charcas en las que disfrutar de lo linde. Esta vez repasamos una de esas rutas refrescantes por la Serranía de Ronda que recorre un arroyo muy especial, el del Quejigo, entre Jubrique y GenalguacilJubriqueGenalguacil.
Ruta del arroyo del Quejigo, en Jubrique y Genalguacil
La ruta del arroyo del Quejigo, entre Jubrique y Genalguacil, constituye una travesía circular y adaptable que atraviesa alrededor de siete kilómetros y medio de la Sierra Bermeja. Este arroyo representa uno de los afluentes del río Almarchal, el cual, a su vez, es uno de los principales contribuyentes del río Genal.
Este lugar está ubicado en Jubrique, cerca del paraje natural de los Reales de Sierra Bermeja y del pueblo de Genalguacil, y el momento ideal para visitarlo es en julio, aunque este mes de junio ya te aseguramos que podrás exprimirlo de lo lindo. La principal atracción de esta ruta es el Charco Azul. Aunque el agua tiene un intenso tono verde, se le llama azul debido a la paradisíaca atmósfera del entorno: cuando se nombró esta charca, el marketing todavía no era una práctica común, pero la intuición y la funcionalidad estaban presentes. Este estanque natural de aguas cristalinas se encuentra entre altos desfiladeros y está rodeado de densos bosques de pinos donde abundan los helechos.
Aquí, como siempre recalcamos, es importante tener precaución con los saltos: el agua es tan transparente y clara que el fondo parece más profundo de lo que realmente es, y en algunos puntos apenas cubre. Además, el verdín que cubre las paredes hace que resbale mucho, por lo que ni el calzado más óptimo asegura un buen agarre, ¡precaución! El área junto a la orilla está llena de piedras y es irregular, aunque se puede sentar bajo la sombra de las adelfas, que seguramente luzcan brillantes de un color intenso.
Es un lugar frecuentado muy habitualmente por senderistas de todo tipo por ser una zona muy gratificante, por lo tanto es mejor ir temprano o durante la semana; esto disipa cualquier idealización poética. El agua cae sobre la redonda poza de Charco Azul a través de dos cascadas que, si se remontan aproximadamente un kilómetro, nos llevan a otro hermoso lugar: Charco Encantado, reconocible por su salto y el gran tronco de pino que lo acompaña. Más adelante también encontramos el Charco de María Teodora, con forma cuadrada y una cascada que cae sobre una losa completamente vertical y pulida.
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