Una ruta de senderismo por los límites de Málaga y del propio cuerpo
El mes de diciembre, a pesar del frío, es indudablemente una de las mejores épocas del año para emprender senderos a pie por la montaña. Esta vez nos damos el lujo de caminar por una ruta de senderismo que va desde el Alcázar hasta La Maroma, así que abrígate que vienen curvas. Es justo en el límite que separa las provincias de Málaga y Granada. Iniciamos el paseo en la Sierra Gorda de Loja, un macizo montañoso que se extiende a los pies del Poljé de Zafarraya. Desde aquí, se contempla un paisaje con intensa actividad agrícola a lo largo del año, generando cambios y contrastes constantes en color y geometría.
El embalse de La Viñuela y el Parque Natural Sierra de las Nieves, hacia el oeste, se integran en el paisaje junto a las Sierras de Camarolos y de Alhama, más al norte. A medida que ascendemos, nos encontramos con la vegetación característica de la zona, como el pino salgareño, resultado de repoblaciones anteriores. Los quejigos, la encina y el enebro completan un paisaje impregnado de aromas a salvia de montaña y romero.
En aproximadamente media hora de caminata, la pendiente se suaviza temporalmente en las Ananás de Alcaucín, donde el paisaje experimenta un cambio notable para adaptarse a climas más fríos. Desde esta mayor altitud, se pueden divisar en el horizonte, hacia el norte, otras sierras distantes como la Horconera, en el Parque Natural Sierras Subbéticas, con el pico de La Tiñosa, la elevación más destacada en la provincia de Córdoba. En la misma dirección que indica el sendero se yergue la imponente Peña del Águila. A sus pies, el camino deja de ser una senda para transformarse en un terreno de piedras y matorrales.
Los grupos de cabras montesas son comunes en esta zona, especialmente en esta época del año, cuando la eclosión de las flores embellece aún más el paisaje. Después de atravesar el barranco, la pendiente se suaviza, dando lugar a amplias y relativamente llanas márgenes del barranco, donde es frecuente avistar aves de montaña. También es posible observar con facilidad águilas majestuosas, siendo las más comunes el águila real y el águila perdicera. A lo largo de gran parte del trayecto, nos acompañará la chova piquirroja.
Se prosigue la ascensión hasta llegar a una estructura metálica, los restos de un pluviómetro totalizador en desuso. Los montones de piedras en esta área marcan la división entre los municipios de Alcaucín y Alhama de Granada, al mismo tiempo que delimitan las provincias. Desde este punto, en condiciones de buena visibilidad, se pueden distinguir los contornos de la mayoría de las otras Sierras Béticas. Hacia el este, se encuentra Sierra Nevada. A su izquierda, se perfilan las siluetas de la Sierra Arana, Baza e incluso Castril y Cazorla-Segura.
Después de tres o cuatro horas desde el inicio, alcanzamos la cumbre, identificada por el punto geodésico instalado en ella. El nombre La Maroma proviene del uso que se le daba a la nieve en esta área. A corta distancia de la cumbre, hay una sima que se empleaba como pozo de nieve natural, ya que su conservación aquí era más sencilla. Dado que esta sima tiene aproximadamente treinta metros de caída libre en su tramo inicial, se utilizaba una maroma para facilitar el acceso y la salida de los operarios. La cuerda o maroma quedaba fija en el lugar, siendo conocida como la sima de La Maroma, y por extensión, la cumbre recibe el mismo nombre.
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