Una ruta senderismo que conecta dos encantadores pueblos de Málaga: Alfarnate y Villanueva del Rosario
Málaga está repleto de senderos y rutas que atraviesan nuestra naturaleza, arboledas y montañas, ríos y tajos por los que transcurre vida y por los que caminar es un auténtico lujo. Se nos viene por esto a la cabeza una ruta de senderismo que conecta dos bonitos pueblos de Málaga, con mucho encanto, Alfarnate y Villanueva del Rosario. Esta ruta nos lleva a atravesar montañas y dejar atrás la Axarquía en un trayecto que, si bien es lineal, puede ampliarse hasta más de 30 kilómetros para los más expertos y habituados al senderismo. En esta ocasión, la describiremos en sentido de salida de Alfarnate hacia Villanueva del Rosario, aunque también puede recorrerse en dirección opuesta si el objetivo es adentrarse en la Axarquía: tomen nota.
El recorrido comienza temprano en la plaza del Puente de Alfarnate. Es importante tener en cuenta que, aunque la ruta no parece complicada a simple vista, la altitud juega un papel crucial, ya que la cota máxima se aproxima a los 1.400 metros, un puerto donde las condiciones meteorológicas pueden ser impredecibles y que invita a elegir buen calzado. También es imprescindible llevar suficientes provisiones, ya que no hay fuentes hasta llegar al Hondonero, y ésta además no es potable.
Con todo listo, la ruta comienza en dirección a la Sierra, pasando primero por los campos de cultivo de Alfarnate y avanzando hacia el puerto del Quejigal en un tramo inicial relativamente fácil y llano. El primer punto destacado es el vado del arroyo Morales, coincidiendo con la Vereda de Archidona o del Fraile, una vía pecuaria histórica. A medida que avanzamos, cruzamos la carretera A-4152 y el sendero se vuelve más accidentado, aunque también más pintoresco con la aparición progresiva de encinas. Este tramo incluye una empinada subida conocida en el pasado como la senda de Escarigüela, que nos llevará al puerto del Quejigal. Desde este punto, la vereda se suaviza en su descenso hacia Villanueva del Trabuco, ofreciéndonos vistas espectaculares de esta localidad rodeada de pinares de carrasco, en un paisaje digno de fotografiar.
Descendiendo desde el puerto, llegamos a los hoyos y navas del Quejigal, desde aquí, existe la opción de desviarse hacia Villanueva del Trabuco, que se encuentra cerca, o continuar la ruta original. En este desvío, también se señalan las rutas de escalada hacia Darrin y Toriles. Si decidimos seguir adelante, el sendero nos llevará al parque de arborismo Pindongos, situado a unos cinco kilómetros del inicio de la marcha. Rodeado de una laguna y grandes árboles, es una divertida parada para familias, aunque nosotros continuaremos hacia la hondonada del Hoyo Virote, donde pinos, encinas y cornicabras forman un denso bosque. Desde este punto, la cañada comienza a ascender bajo la sombra de quejigos, árboles que dan nombre a la zona. Al alcanzar el séptimo kilómetro, llegamos a la era de Juan Moreno, desde donde podemos disfrutar de las majestuosas vistas de la Sierra de Loja.
Después de deleitarnos con el paisaje, seguimos la cañada que serpentea entre la Sierra del Jobo, con el Morrón del Chamizo al este y la Sierra Gorda al oeste. Aquí coronamos el punto más alto de la Gran Senda de Málaga, donde se encuentra la fuente de Toma y Bebe, una parada obligatoria antes de iniciar el descenso. Este descenso, tras ocho kilómetros de recorrido y a una altitud de 1.385 metros, nos ofrece impresionantes panorámicas de la dehesa de Hondonero. La ruta nos lleva al mirador de Hondonero, tras nueve kilómetros y medio, un lugar privilegiado por las vistas de las agrestes sierras y las extensas llanuras hacia el norte, accesible también en coche desde Villanueva del Rosario.
El último tramo nos guía hacia Villanueva del Rosario, girando hacia el norte en dirección al tajo de la Madera, un imponente farallón de color rojizo imposible de ignorar. Finalmente, tras 14 kilómetros de marcha, alcanzamos la Ermita de Nuestra Señora del Rosario. Desde aquí, parte un corto desvío hacia el nacimiento de El Chorro, muy recomendable si aún nos quedan fuerzas. La ruta sigue junto a los arroyos del Cerezo y la Canaleja, que acompañan el tramo final hasta el puente que da acceso a Villanueva del Rosario. Aquí se da por concluida la travesía, y comienza una nueva aventura: la esperada ruta de la tapa y la cervecita.
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