La tribuna
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La provincia de Málaga es un verdadero paraíso para los amantes del senderismo, con rutas que ofrecen la oportunidad de conectar con la naturaleza y descubrir pueblos pintorescos que destacan por su belleza y encanto. Aquí presentamos tres recorridos imprescindibles que enlazan seis de los pueblos más bonitos de la provincia, perfectos para quienes buscan adentrarse en la cultura, gastronomía y naturaleza de Málaga. Estas tres rutas no solo conectan seis de los pueblos más bonitos de Málaga, sino que también permiten descubrir la diversidad de paisajes que ofrece la provincia. Desde la dureza y majestuosidad de SierraBermeja, pasando por las cumbres y valles de la Axarquía, hasta la serenidad y arte del Valle del Genal, cada recorrido es una invitación a explorar y disfrutar de la belleza natural y cultural que caracteriza a esta provincia
La primera de estas rutas conecta los bonitos pueblos de Casares y Estepona a través de la etapa 29 de la Gran Senda de Málaga. Con algo más de 24 kilómetros de longitud, esta ruta es ideal para los senderistas que buscan un desafío exigente. El recorrido atraviesa la imponente Sierra Bermeja, una formación montañosa que promete vistas espectaculares y una experiencia que pondrá a prueba la resistencia de quienes se aventuren a recorrerla.
El camino comienza en Casares, un pueblo blanco encaramado sobre una peña que domina el paisaje de la comarca occidental de Málaga. Aquí, las casas se agrupan alrededor de las estrechas calles empedradas, y desde los miradores se puede contemplar el mar Mediterráneo. La travesía inicia en las tierras del arroyo de los Molinos y continúa hacia la zona de La Acedía, caracterizada por su vegetación frondosa y el paso por antiguas casas de campo. La ruta serpentea hasta alcanzar las alturas de Sierra Bermeja, revelando la majestuosidad de sus cumbres y su intrincada geografía. El descenso culmina en Estepona, donde los senderistas pueden disfrutar de la belleza de esta localidad costera, famosa por sus playas, su casco histórico lleno de vida y sus múltiples opciones de ocio.
La segunda ruta que recomendamos conecta los pueblos de Frigiliana y Cómpeta, dos joyas de la Axarquía, a través de la etapa 6 de la Gran Senda de Málaga. Con una distancia aproximada de 25 kilómetros, este recorrido se adentra en la sierra y desafía a los excursionistas con un ascenso de más de 1.200 metros de altitud, recorriendo un entorno de picos que superan los 1.700 metros.
El sendero comienza en Frigiliana, un pueblo conocido por su arquitectura de estilo morisco, sus casas blancas adornadas con flores y sus calles serpenteantes que parecen salidas de un cuento. La ruta sigue el antiguo camino hacia Cómpeta, pasando por las vegas del arroyo de los Bancales, donde se pueden ver cultivos en terrazas de aguacates, chirimoyas y granados. El ascenso es exigente, pero las vistas de los valles encajados, las gargantas y los tajos impresionantes recompensan cada esfuerzo. La llegada a Cómpeta marca el final de una travesía que exige cautela y respeto por el entorno natural. Conocido como la Cornisa de la Costa del Sol, Cómpeta es famoso por sus viñedos y su vino dulce, y ofrece un ambiente tranquilo ideal para relajarse después de una jornada de senderismo intensa.
La tercera ruta es la más corta de las tres, pero no por ello menos interesante. Se trata de la etapa 27 de la Gran Senda de Málaga, que une los pueblos de Benalauría y Genalguacil. Con apenas 11 kilómetros, esta senda es perfecta para quienes prefieren un paseo más relajado y accesible, pero igualmente lleno de encanto.
El recorrido comienza en Benalauría, partiendo desde la fuente de la Cruz y siguiendo el camino conocido como el de Algatocín. Este pueblo es famoso por su arquitectura tradicional, sus calles tranquilas y su entorno natural verde y frondoso. Desde aquí, el sendero se adentra en paisajes que parecen sacados de un cuadro, cruzando por zonas boscosas y campos abiertos que reflejan la riqueza natural del Valle del Genal. La travesía culmina en Genalguacil, un pueblo que ha sabido combinar su esencia rural con el arte contemporáneo. Cada dos años, la localidad acoge el Encuentro de Arte, un evento que transforma el pueblo en un museo al aire libre con obras creadas por artistas de diferentes partes del mundo. Pasear por sus calles es descubrir esculturas y murales que se integran con el entorno, creando una atmósfera única.
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