El mejor trío de pueblos de Málaga, en plena Serranía de Ronda, para una escapada

Júzcar, Alpandeire y Faraján son los tres pueblos que hay que visitar antes de que acabe el verano

Son pequeños y todos muy próximos entre sí, perfectos para una escapada con múltiples paradas

Incluyen a este pueblo de Málaga entre los que debes ir al menos una vez en la vida

Alpandeire, Júzcar y Faraján.

En plena SerraníadeRonda, se encuentran diversos refugios que ofrecen alivio del calor en variadas formas durante el verano. Este entorno natural, de una belleza impresionante, alberga numerosos pueblos pequeños donde es posible disfrutar de una jornada agradable o, si se desea, una estancia prolongada. En esta zona se forma un triángulo compuesto por tres pueblos, los cuales, aunque cercanos entre sí, destacan por sus características singulares dentro de la comarca. Júzcar, Alpandeire y Faraján son los protagonistas de este triángulo de localidades, ofreciendo a los visitantes una experiencia que, sin duda, les sorprenderá. Cada uno de estos pueblos se distingue por su propia personalidad única.

Júzcar

Júzcar, conocido como el PuebloPitufo en su momento, aún mantiene sus emblemáticas fachadas azules, a pesar de haber perdido ese distintivo. Su ubicación privilegiada en pleno Valle del Genal le otorga un paisaje singular y cautivador, ofreciendo vistas inigualables. Aunque ya no todos sus edificios presentan el color azul característico, el recorrido por sus calles sigue transmitiendo una sensación única y sorprendente.

Este encantador pueblo cuenta con alojamientos y una variada oferta de rutas que atraviesan entornos de gran valor natural. Sus famosas jornadas micológicas en otoño atraen a numerosos visitantes. Además, los alrededores de Júzcar se destacan como algunos de los más fotogénicos de la región, con numerosos manantiales y cursos de agua que rodean su núcleo urbano.

Alpandeire

Entre los tres pueblos, Alpandeire destaca como uno de los más conocidos, y no sin razón. Una de sus principales figuras históricas es Fray Leopoldo de Alpandeire, un fraile capuchino que vivió entre los siglos XIX y XX y fue beatificado en 2010. Sin embargo, las particularidades de Alpandeire no se limitan a este ilustre personaje. La Iglesia de San Antonio de Padua, apodada la "catedral de la serranía", es una de las joyas del lugar. Su tamaño imponente resulta llamativo en comparación con las modestas dimensiones del pueblo. Construida sobre los cimientos de una antigua mezquita en 1505, fue reformada en el siglo XVIII, en gran parte gracias a la curiosa contribución de un peculiar matrimonio, que financió la obra hasta que, a mitad de la reforma, se les pidió más fondos.

Un aspecto sorprendente del lugar son las dos momias que descansan en la iglesia. Conservadas de manera extraordinaria para su época mediante avanzadas técnicas de embalsamamiento, se cree que estas momias corresponden al mismo matrimonio que financió la reforma. Además de las leyendas sobre tesoros escondidos de oro, estas figuras añaden un aire de misterio a la localidad.

Faraján

Faraján es un auténtico paraíso, donde el agua y la energía vibrante de su entorno son protagonistas indiscutibles. Este pintoresco pueblo conserva con orgullo su legado musulmán, que se manifiesta en las numerosas obras hidráulicas y sistemas de canalización que aún hoy abastecen de agua los campos que rodean al municipio.

Además de su rica herencia histórica, Faraján ofrece un tesoro natural: las ChorrerasdeBalastar. Este rincón escondido alberga dos majestuosas cascadas de más de 20 metros de altura, accesibles a través de diferentes rutas de senderismo. Entre ellas, destaca una ruta circular bien señalizada que permite adentrarse en este entorno donde el agua es la gran protagonista. Al igual que en otros pueblos de la zona, en Faraján se pueden adquirir productos frescos de huerta en sus tiendas locales.

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