Un viaje por los pueblos del Valle del Genal: rutas y recomendaciones gastronómicas
En plena Serranía de RondaSerraníadeRonda, en la provincia de Málaga, se extiende el Valle del Genal, un paraje natural de casi 500 kilómetros cuadrados que toma su nombre del río Genal y el trazado que deja a su paso. Este valle alberga 15 municipios, entre ellos, 15 pueblos blancos (aunque no todos), que rompen la extensión del terreno. En la temporada de otoño, el paisaje adquiere un tono cobrizo espectacular gracias a los numerosos castaños que dominan la zona, dotándola de una identidad única que también se refleja en su gastronomía.
Desde el Alto hasta el Bajo Genal, pasando por Igualeja, Pujerra, Parauta, Cartajima, Júzcar, Faraján, Alpandeire, Atajate, Benadalid, Benalauría, Algatocín, Benarrabá, Gaucín, Jubrique y Genalguacil, se encuentran 15 pequeños municipios enclavados en el Valle del Genal, entre las montañas de la serranía y los numerosos castaños. Visitar cualquiera de estos pueblos (o varios) en esta época es una experiencia fascinante para los sentidos: la vista, el olfato, el gusto... Cada camino es diferente y está lleno de naturaleza, ya sea en coche (el trayecto hasta algunos de los pueblos es un espectáculo de colores otoñales: marrones, amarillos, rojos, ocres...) o a pie, cada sendero es un auténtico deleite.
Indudablemente, uno de los pueblos que ha cobrado mayor protagonismo en los últimos años es Júzcar. Desde 2011, cuando fue seleccionado como el lugar para estrenar y promocionar la película de Los Pitufos, tiñendo todo el pueblo de azul pitufo. Ha mantenido ese color y su esencia hasta la fecha, convirtiéndose también en un destacado destino gastronómico con un producto estrella de la zona: la castaña. El Hotel Bandolero y su restaurante, La Bodega del Bandolero, son recomendaciones de la Guía Repsol, principalmente por la deliciosa experiencia culinaria centrada en la castaña, destacando especialmente el flan de castaña.
Al noreste del Valle de Genal, como su propio Triángulo de las Bermudas, se encuentran Cartajima, Parauta e Igualeja. Estos pueblos han celebrado recientemente sus festividades centradas en la castaña, ya que son lugares con una producción extraordinaria de este fruto y donde además nace el río Genal, específicamente en Igualeja. Las calles de este pueblo tienen un encanto hipnotizador. Siguiendo la ruta del mismo río hacia el sur, llegamos a Pujerra, posiblemente el mayor productor de castañas de la zona, como lo demuestra la presencia del Museo de la Castaña en sus calles. Un paseo por sus bosques es una experiencia enriquecedora para el alma. Además, otra recomendación gastronómica de la Guía Repsol es Nómada del Genal, un pequeño bar que ofrece tapas elaboradas con productos de la comarca.
Alpandeire es otro de esos pequeños municipios repletos de cuestas y calles estrechas. Entre sus calles se destaca una de las iglesias más interesantes de la zona, la de San Antonio de Padua, que alberga momias con más de 300 años de antigüedad. La Casa Grande, ubicada en la calle Barranco, 76, es un hotel-restaurante que también figura entre las recomendaciones de la Guía Repsol, ofreciendo descanso y una experiencia culinaria para recargar energías.
Uno de los municipios con menor densidad de población en la zona es Atajate, que presenta una peculiaridad: sobre las puertas de sus viviendas, azulejos rinden homenaje a las mujeres del pueblo con nombres y apodos tradicionales. Benadalid, con su castillo cementerio, se encuentra en las cercanías, al igual que Benalauría con su Museo Etnográfico. Continuando por la carretera, Gaucín muestra su imponente Castillo del Águila, visible desde la carretera. Aquí, se destaca otra recomendación de la Guía Repsol, el hotel-restaurante La Fructuosa.
Esta área es un epicentro de setas en la comarca, con senderos y bosques en Algatocín o Benarrabá que son claros ejemplos. Sus calles también reflejan un claro acento morisco. De hecho, se puede seguir hasta llegar al Arroyo Hondo, donde, después de cruzar su puente, se llega a Genalguacil, conocido como el pueblo del arte contemporáneo. En sus calles, se pueden apreciar esculturas de diversos artistas que visitan el pueblo una vez al año durante los Encuentros de Arte. Jubrique es un excelente punto de partida para varias rutas senderistas que complacerán a los amantes de la naturaleza. La Ruta de las Pasarelas del Genal, en particular, reconecta con la paz del bosque y marca el final del recorrido.
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