El 23% de adolescentes andaluces varones niegan la violencia de género
La tecnología ha transformado las formas de ejercer violencia, como el control a través de redes sociales
Málaga lidera, un año más, el número de mujeres asesinadas por la violencia machista en Andalucía
"En Andalucía, el 23% de los chicos adolescentes no creen que exista la violencia de género", ha afirmado la delegada territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad en Málaga, Ruth Sarabia. En cuanto a las adolescentes, el porcentaje se sitúa en un 12,9%. Sarabia ha señalado que la cuarta parte de la población adolescente mundial asegura haber sido víctima de la violencia de género: "En el primer trimestre han atendido a 42 chicas que se acercan a pedir información porque se sienten parte de la estadística de violencia de género".
Posterior a la presentación de la campaña del Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se ha celebrado una mesa redonda en torno a la violencia en la adolescencia con seis expertos de ámbitos distintos: educativo, social, de seguridad, jurídico y psicológico. Esta etapa plantea desafíos únicos para los sistemas y este ha sido el eje central, aunque también han explorado las nuevas formas de violencia, sus repercusiones y las estrategias necesarias para abordarla desde diferentes frentes.
Beatriz Quintana, del área jurídica, ha destacado en su intervención cómo la tecnología ha transformado las formas de ejercer violencia. "El control a través de redes sociales es mucho más intenso entre adolescentes que en adultos, los agresores pueden vigilar cada interacción, desde los likes hasta los nuevos contactos de sus víctimas", ha señalado. Para afrontar esta realidad, se están implementando medidas específicas, como comisiones especializadas en menores víctimas dentro de los colegios de abogados.
Según Quintana, estas iniciativas buscan garantizar una formación integral para los operadores jurídicos: "Es fundamental entender no solo el aspecto legal, sino también el impacto psicológico en menores víctimas, que es muy diferente al de las mujeres adultas". También ha hecho hincapié en los avances legislativos, como la incorporación de nuevos tipos penales relacionados con el ciberacoso. "Los agresores utilizan perfiles falsos para hostigar a sus víctimas y se revela su identidad mediante el rastreo de IP", ha explicado.
Desde el área social, Virginia Pérez Fernández, directora de Proyecto Hombre, ha analizado el papel del entorno familiar en la violencia de género adolescente. "A menudo, las problemáticas que presentan las chicas adolescentes, como el consumo de sustancias, son solo síntomas de traumas más profundos relacionados con la violencia", ha indicado. "El consumo muchas veces es solo la punta del iceberg", ha insistido.
Pérez ha destacado la importancia de trabajar con las familias para identificar y abordar estos problemas. Muchas veces, los padres intentan ayudar, pero sin las herramientas adecuadas, pueden "agravar" la situación sin quererlo. "Nuestro enfoque es educar a las familias y trabajar en red con otras entidades para ofrecer un acompañamiento integral", ha afirmado. Además, ha subrayado la necesidad de una intervención temprana para que los problemas no se manifiesten de manera grave: "Es esencial actuar en la prevención y la educación desde edades tempranas".
El ámbito educativo también desempeña un papel fundamental en la lucha contra la violencia de género. Concepción Granados Lara, del Gabinete de Convivencia e Igualdad, ha remarcado la necesidad de desmontar el mito del amor romántico desde la infancia. "Muchos adolescentes todavía creen que los celos y el aislamiento forman parte del amor, este concepto debe ser desmantelado desde las primeras etapas escolares", ha explicado.
Granados ha insistido en convertir las escuelas en espacios seguros donde las niñas y adolescentes puedan expresar sus preocupaciones. "Es fundamental educar a los niños y adolescentes para que reconozcan las señales de abuso y sepan a quién acudir en busca de ayuda", ha declarado. Por su parte, Javier Bermúdez Gómez, también del área educativa, ha compartido ejemplos concretos de cómo estos problemas se manifiestan en la convivencia escolar: "Recientemente, un menor tuvo que eliminarme de sus redes sociales porque su pareja le exigió borrar a todas las personas que no aprobaba".
La mesa redonda ha llegado a un consenso general sobre la importancia de la cooperación entre todos los actores implicados. "La violencia de género en adolescentes es una problemática compleja que requiere un enfoque multidisciplinar, necesitamos que los operadores jurídicos, los educadores, los trabajadores sociales y las fuerzas de seguridad trabajen juntos para proteger a las víctimas", ha concluido Quintana.
La mesa redonda ha dejado claro que la violencia de género en la adolescencia es una realidad en evolución que exige soluciones innovadoras. Las redes sociales, el entorno familiar y las instituciones educativas son piezas clave en esta problemática y el reto consiste en adaptarse rápidamente a los cambios –sobre todo, digitales– para garantizar un entorno seguro y equitativo para las nuevas generaciones.
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