Los comentarios machistas que no impidieron a Esther Guerrero ser chófer
8M | Día de la Mujer
La conductora de autobuses lleva trabajando 14 años para la Empresa Malagueña de Transportes
Una brecha que se mantiene en el tiempo
Málaga/Esther Guerrero cumplirá en unos meses catorce años trabajando en la Empresa Malagueña de Transportes (EMT). Una profesión que nunca se imaginó que acabaría desempeñando. Cursó la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas mientras compaginaba trabajos temporales los fines de semana para tener una mayor autonomía económica. Cuando terminó el grado, en 2003, se lanzó al mundo laboral donde descubrió que “la precariedad era rotunda”. Manifiesta que fue darse de bruces con “la dura realidad”. Así, en 2008, por mediación de una persona, Esther conoció que ese año había una convocatoria para para ser conductora de autobuses. “No me lo pensé, sobre todo por la estabilidad que proporciona este trabajo”, señala.
Reconoce que los comienzos fueron duros. “Cuando lo conté en mi casa sentó un poco. Mi padre me decía que estaba loca, cómo iba a llevar ese pedazo de autobús y conducir por las noches”, asegura.
Aunque los progenitores insistían en que había estudiado una carrera y debía dedicarse a ello, Esther Guerrero no estaba dispuesta a acatar un contrato laboral precario que no le permitiese desarrollarse.“Yo me tenía que buscar la vida y ese fue el punto de inflexión que hizo que me decantara”, expresa.
Explica que en la EMT no hay ningún tipo de desigualdad y tanto los horarios como los salarios están equiparados. Sin embargo, lamenta haber recibido algunos comentarios desafortunados por parte de los pasajeros. “Yo me quedo cerca de la puerta por si nos estrella” y “le estás quitando el puesto de trabajo a un padre de familia” son algunas de las agresiones verbales machistas que ha sufrido esta chófer, sobre todo, en sus inicios.
“Ahora parece que la gente se ha acostumbrado porque hemos demostrado que podemos hacer el trabajo perfectamente”, señala, al tiempo que apunta hace treces años estaban 25 conductoras en la EMT y, ahora, en torno a las 100. Asegura que en la actualidad se le acercan algunos pasajeros para decirle que “conduce incluso mejor que los hombres”. Esther insiste en que no es cuestión de diferenciar géneros, “hay profesionales que hacen bien su trabajo y profesionales que lo hacen mal, que sean hombres o mujeres es indiferente”.
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