Salomé García, 12 años en la pista por amor al arte y al baloncesto
8M | Día de la Mujer
La jugadora afirma que se ve obligada a buscar trabajo cuando acaba la liga
Una brecha que se mantiene en el tiempo
Málaga/La escolta del equipo femenino de Unicaja, Salomé García, lleva 12 años dedicándose al baloncesto de manera profesional. Cuando tenía 16 años jugó en la prestigiosa cantera de Ros Casares. Durante los dos años de la etapa júnior, subía a jugar de vez en cuando con el primer equipo, donde compartió banquillo con jugadoras de la talla de Amaya Valdemoro o Laia Palau.
Al año siguiente, comenzó su etapa profesional en el equipo gallego Villagarcía de Arousa, donde jugó durante 9 años en Liga Femenina 1 y Liga Femenina 2. Tras su paso por tierras gallegas, disputó la temporada del confinamiento en el Barcelona para, al año siguiente, llegar a Málaga. La alicantina cumple su segunda temporada en el equipo Unicaja Femenino, consolidándose como una jugadora con experiencia y constante en su trabajo. Está a punto de cumplir 30 años y declara que si fuera por ella, jugaría y dedicaría su vida al baloncesto hasta que el cuerpo aguantase, pero sabe que eso no es posible.
“Tanto mis compañeras como yo nos dedicamos al baloncesto prácticamente por amor al arte porque sabemos que a la larga no vamos a poder vivir de esto”, declara García. La jugadora sentencia que “cuando acaba la temporada llega la revolución”.
”La mayoría tenemos contratos durante los meses que dura la temporada, por lo que estamos alrededor de cuatro meses sin ingresos”, explica Salomé quien añade que se ven obligadas a buscar trabajo al acabar la liga. “Es difícil acercarte al mercado laboral porque a pesar de que estoy graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, no tengo experiencia profesional más allá del baloncesto y también tengo que dedicar el verano a cuidar mi físico para llegar a punto a la siguiente temporada”, explica la jugadora.
Salomé valora el esfuerzo que hacen desde el club para apostar por ellas: “acabamos de incorporar un nuevo patrocinador y eso es un subidón”, indica la jugadora quien considera que los clubes “hacen lo que pueden por ellas” y que el problema radica en la falta de independencia económica que tienen, que se traduce en una precariedad para las jugadoras.
“Es indispensable tener un plan B, yo estoy estudiando para opositar a Policía Nacional, porque nunca sabes cuándo va a acabar esto. Los finales de temporada producen mucho estrés, no conoces si vas a seguir jugando el año que viene ni dónde y conforme pasan los años una busca una mayor estabilidad y continuar en la misma ciudad”.
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