El ADN confirma que el cadáver emparedado en un piso de Torremolinos es de Sibora
Los tatuajes fueron claves para su identificación, que ya estaba prácticamente resuelta
La familia de la víctima quiere repatriar el cuerpo a Italia para darle su último adiós
La Policía italiana toma muestras de ADN a la madre de Sibora y enviará un informe genético a España
Hallan el cadáver de Sibora junto a un cuchillo y un ramo de flores sobre su torso
Los tatuajes fueron claves para su identificación, que ya estaba prácticamente resuelta. Pese a casi los 10 años que habían transcurrido desde que murió, seguían siendo visibles, perfectamente reconocibles. Todos coincidían con los que tenía la desaparecida. Y en ello se apoyaron, principalmente, los forenses que le practicaron la autopsia al cuerpo en el Instituto de Medicina Legal (IML). Ahora, el ADN ha corroborado lo que ya era casi una evidencia. El cadáver emparedado que la Policía Nacional encontró a comienzos de este mes en un piso de Torremolinos pertenece a la joven ítalo-albanesa Sibora Gagani, desaparecida en 2014. Así lo ha confirmado a este periódico la familia, con la que los investigadores han contactado para trasladarle los resultados de la prueba. "La Policía me ha llamado para decir que según los resultados el cuerpo pertenece a mi hermana", asegura Kseva.
Una fecha en el brazo, una estrella y la letra A en la nuca, otra estrella en el pie y un dibujo en la espalda eran los dibujos permanentes que la chica se había tatuado, como reflejaba la imagen difundida por la asociación SOS Desaparecidos para pedir colaboración cuando a Sibora se le perdió la pista.
En una bolsa de plástico, junto a un cuchillo con restos de sangre seca. Enterrados en cal, también se encontraban diferentes objetos de la desaparecida y un ramo de flores sobre el torso. El cadáver estaba, a su vez, metido en un saco de acampada. Así fue el escondite perfecto del que Marco, su ex pareja, en la cárcel por la muerte de Paula, otra chica, de 22 años, a la que también, presuntamente, le quitó la vida al poner fin a su relación. se valió, presuntamente, para ocultar el crimen durante nueve años.
Tras el hallazgo de los restos mortales ocultos entre paredes, los investigadores buscaban la confirmación genética. Pero apenas había lugar a dudas. Aunque inicialmente se planteó, la madre de la joven no ha tenido que desplazarse a España para someterse a las pruebas de ADN que han corroborado la peor de sus sospechas. Los análisis de las muestras se llevaron a cabo en Italia, donde la familia reside, y desde allí se remitió el perfil genético para cotejarlo con el del cadáver hallado en la última vivienda en la que Sibora residió con su novio.
La familia, desde que se conociera la muerte de Paula, sospechó de la posible vinculación de Marco con la desaparición de la joven. Las vidas de ambas se habían cruzado con un mismo denominador común, pero también incógnitas que la Policía Nacional trataba de resolver. "Ojalá siga viva, pero si está muerta queremos enterarnos porque llevamos 9 años sin saber nada de ella", reconocía hace un par de semanas la hermana de la desaparecida a Málaga Hoy.
Ahora, con la certeza de que Sibora está muerta, solo falta que la familia pueda enterrarla en Italia. La madre no tiene previsto, por el momento, viajar a España. Su intención es que se lleve a cabo la repatriación del cuerpo a su país de origen. Allí pretende darle el último adiós a su hija.
La autopsia ya confirmó que la joven fue apuñalada. Tenía varias heridas de arma blanca, incluso en la espalda, lo que hacía presagiar que el autor había empleado el mismo modus operandi que con su ex novia para acabar con su vida. Pudo usar ácido para evitar el fuerte olor que desprende cualquier cadáver en estado de descomposición. Pero la jugada no era del todo perfecta. Si bien los inquilinos que actualmente residen en el piso en el que el cuerpo permanecía enterrado nunca se percataron de que convivían con un cadáver, la conservación de los restos ha permitido a los investigadores su identificación. Marco había diseñado un plan que la Policía, tras su confesión espontánea, ha desmoronado nueve años después.
El pasado 6 de junio, después de varios intentos infructuosos, la búsqueda de Sibora tocó a su fin. La Policía Nacional empleó un sistema de rayos-X para localizar el cadáver durante el registro que practicó en la vivienda que Marco y ella compartieron y que ahora está ocupada por otra pareja. Los restos estaban dentro de una bolsa de basura en un cajón de madera, ubicado en una doble pared de uno de los dormitorios.
Los investigadores se habían desplazado hasta el inmueble y derribaron la pared con un mazo de grandes dimensiones para extraer los restos, que fueron trasladados hasta el Instituto de Medicina Legal de Málaga.
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