Abilio Ruiz, un verano de 10 tras conseguir la nota más alta de la Selectividad en Málaga
El joven de 18 años, alumno del instituto Maristas, ha logrado la máxima calificación de la provincia y estudiará Matemáticas el próximo curso en la UMA
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Málaga/Paseando por el instituto Maristas de Málaga, con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en la cara y el futuro brillando con fuerza en la palma de su mano desde que esta mañana ha recibido su nota de Selectividad, llegaba Abilio Ruiz Ramos a la que ha sido su aula durante este último curso de bachillerato, donde logró un 10 en todas sus asignaturas y que le ha llevado ha ser la mejor nota de toda Málaga en la PEvAU con un 14 sobre 14: “Nunca había hecho una entrevista y de repente hoy he hecho ya 10 por lo menos”, bromeaba el joven de 18 años.
Acompañado de sus padres y de su tutor, el joven hablaba sobre la carrera que quiere estudiar en la Universidad de Málaga, Matemáticas, y cómo esa misma materia fue la que durante las pruebas de acceso le causó alguna inquietud: “Yo cuando vi que era un examen difícil también empecé a ponerme nervioso los primeros minutos. Después intenté relajarme, tranquilizarme e ir haciendo ejercicio a ejercicio poco a poco. Cuando fueron saliéndome los ejercicios, me fui tranquilizando un poco. Las cosas estaban ahí solo que las que preguntas estaban de una forma que normalmente no se formulan, por lo que fue duro, pero al final se superó”, comentaba con el recuerdo de la hoja del examen aún muy presente.
El patio del que ha sido su colegio e instituto desde que tenía tres años se llena de niños, risas y alegría. Desde los pasillos de la planta de bachillerato, Abilio Ruiz dirigía una mirada que ya denotaba algunas notas de añoranza. El paso del tiempo, que ha culminado con su puntuación en Selectividad, se ha ido reflejando en sus boletines de notas, que llevan siendo de sobresaliente desde la primaria: “La clave está, creo, en el trabajo diario, en la constancia, en esforzarse y en tener siempre tener ese punto de ambición, de querer siempre lo máximo, de no conformarte con nada y aspirar siempre al a la máxima puntuación”.
Algunos alumnos aparentemente de su edad paseaban con las manos llenas de papeles en el vestíbulo de Maristas. Algunos comentaban sus notas en el examen de la prueba de acceso a la universidad mientras otros, un año más pequeños, miraban atónitos a quienes acaban de terminar de recorrer el camino que ellos caminarán el año que viene. “Que se tomen el curso con seriedad, con responsabilidad, sabiendo que esté, que es un es un año complicado. Pero que vean segundo de bachillerato no como solo estudiar, sino que también como un año que hay que disfrutar porque en general es un año muy bonito, con todas las oportunidades que se presentan. Entras en una edad, los 18 años, que al final es de cambios y yo lo he disfrutado mucho, más allá de los estudios”, aconsejaba el joven a quienes tras estos meses de vacaciones comenzarán un curso intenso en el que la palabra selectividad se subraya cada día.
Aunque tiene muy claro qué va a hacer los próximos cuatro años de vida académica, las salidas profesionales que le ofrece la carrera son caminos aún por explorar para él: “No sé si quiero dedicarme a la docencia, porque también me gustan las partes más próximas a la economía o a la tecnología. Aún tengo tiempo para decidir”, aclaraba con firmeza sin perder la ilusión que le acompaña desde esta mañana.
Los agradecimientos se sucedían ininterrumpidos en los labios de Abilio Ruiz, que piensa en sus compañeros de clase, en sus profesores, en el instituto en general y, cómo no, en su familia: “Ellos son los que me han estado aguantando en la casa”, reía mirando a su padre, Francisco Abilio Ruiz, que le miraba desde la puerta del aula: “Estamos muy orgullosos. Siempre ha sido buen estudiante, muy constante, pero ha sido sorprendente esta nota, desde luego”, añadía el padre con la alegría contenida en su voz. A ese júbilo se unía su tutor durante los últimos cursos, Pedro Antonio Soriano, que agregaba: “Las calificaciones obviamente son espectaculares. Es un chico muy polifacético y llega a muchos rincones, desde las habilidades sociales hasta el deporte, como le hemos recalcado muchas veces desde el colegio. Ahora toca celebrar”.
Tras años de esfuerzo en los estudios y sin dejar de lados su vida social y el deporte, concretamente el balonmano, que como él mismo explicaba “ha servido para para despejarme también de todos los estudios, que también es importante evadirse de toda la burbuja académica”, el verano es un oasis entre tanto trabajo. Con los libros a un lado y dejando el aula a su espalda, la pregunta de “¿y ahora qué?” ha tenido una respuesta clara: “Ahora a disfrutar”.
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