Afectadas de la clínica de cirugía estética investigada: "No podemos mirarnos al espejo, esto es muy duro"

Stephanie junto a otra denunciante y la madre de esta.
Stephanie junto a otra denunciante y la madre de esta. / Javier Albiñana

Málaga/El momento de mirarse al espejo es el más doloroso para las al menos 14 mujeres que se han operado en la clínica de medicina y cirugía estética Nikki Reina y han sufrido lesiones graves e irreversibles. Todas ellas coinciden. Así lo confiensan. Enfrentarse cara a cara con el reflejo de una misma no resulta tarea sencilla cuando el cuerpo está lleno de heridas o de cicatrices. Y, en ese momento, maldecir una y otra vez el instante en el que pusieron un pie en una clínca de cirugía estética, que le ha robado su autoestima;esa que, precisamente, iban buscando mejorar. Piden justicia para los responsables de su estado. Pero también más leyes. Prevención. “Que ninguna mujer más tenga que recorrer el camino que nosotras estamos andando”, manifiesta una de ellas.

Las secuelas físicas son duras. Pero, las psicológicas tardan incluso más en cicatrizar. Muchas de las afectadas requieren ser intervenidas de nuevo para paliar los "destrozos" que han sufrido. Pero, el "miedo" de volver a entrar en un quirófano les vence. La mayoría se encuentran en tratamiento psicológico -en algunos casos, también psiquiátrico-.

También manifiestan sentir "pánico" a ser juzgadas -incluso por sus familiares y amigos-. Y "vergüenza", ya que algunas se culpan así mismas de confiar en los trabajadores de la clínica y no darse cuenta de las señales que hacían presagiar que en el interior de la misma supuestamente se estarían cometiendo irregularidades.

Casi todas las que han denunciado sufrir lesiones irreversibles por una mala praxis profesional tras contratar los servicios de Nikki Reina quieren contar su experiencia para que "se tomen medidas preventivas y esto no vuelva a ocurrir", y "se haga justicia" con los presuntos responsables de los hechos. También piden que se aplique la Ley Sara para atajar el intrusismo médico en la especialidad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.

Sin embargo, no todas están preparadas aún para que aparezca su rostro o tan siquiera su nombre. Este es el caso de S. Asegura no sentirse psicológicamente preparada para que todo el mundo se entere de que es una de las afectadas. "Me encuentro sumida en un pozo y creo que me va a venir peor que todo el mundo sepa lo que me ha pasado porque ya me siento inferior al resto", declara.

Su madre, que ha vivido todo el proceso con ella, de la mano, sin soltarla no puede contener las lágrimas. "Lo estamos pasando muy mal toda la familia", manifiesta. "Su hermana pequeña le pregunta que cuándo le van a crecer los pezones", lamenta.

En el Hospital Civil de Málaga, tres cirujanos diferentes ya le han asegurado que "no se puede hacer nada para reconstruir y salvar sus mamas", siempre según su versión de los hechos. La explicación: "Todavía sigo con grasa necrosada dentro de los pechos, por lo que el tejido que me va a crecer cuando se cierre el pecho va a ser duro y ahí no se puede trabajar". La única solución: "Hacerse un tatuaje en 3D".

Con tan solo 21 años, S. vio un vídeo en Tik Tok de la clínica. A través de Instagram, le dieron cita y, apenas unas semanas después -el 17 de noviembre de 2022- entró a quirófano para realizarse una reducción de pecho y una liposucción en los brazos. "Aunque le pedí retrasarla porque estaba resfriada, ellos mismos me recetaron antibiótico y me dijeron que me podía operar sin problema", señala.

Tras la intervención, la joven asistía habitualmente a la clínica para que le practicasen masajes drenajes y le realizasen las pertinentes curas en los seno. En un primer momento, nada parecía que fuese mal. Pero, S. recuerda que en una de las visitas una enfermera le explicó que el pecho "bien, bien no estaba". Fue entonces cuando el cirujano le indicó que su pezón estaba debajo de una costra negra, relata.

Más tarde, le informaron de que tenía necrosis en ambos pechos y que tenía que volver a ser intervenida para hacerle un injerto. El 7 diciembre, volvió a entrar a quirófano. "Estuve una semana ingresada en el hospital con antibióticos por vía. Aún así, salí con los pechos abiertos. Se me veían hasta las glándulas mamarias", cuenta.

"Todo era normal y siempre era problema de nuestro cuerpo"

Aunque la madre de S. insistió en que el estado de su hija se debía a una negligencia médica, relata que los trabajadores de la clínica le dijeron que "era culpa de su cuerpo que no había reaccionado bien". Más tarde, "hasta tres peritos médicos han confirmado que se trata de una mala praxis porque me han obstruido los vasos sanguíneos y eso ha provocado que no circule la sangre", destaca.

A Ana, otra de las denunciantes, también le dijeron que el problema era que su cuerpo no había cicatrizado porque tenía malos hábitos como fumar o comer mal -una acusación que, por otro lado, la afectada desmiente- tras permanecer durante tres días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por un edema celular subcutáneo -acumulación excesiva de líquido en el espacio intersticial- tras realizarse una perforación. "Estuve a punto de no contarlo", lamenta.

Esta clienta de Nikki Reina se sometió a una liposucción con marcación abdominal y a una miniabdominoplastia -aunque afirma que esta última práctica se la realizaron sin que contratara finalmente el servicio- el pasado 8 de abril.

Con el abdomen "lleno de bultos y dolores increíbles", Ana, que viajó desde Córdoba solo para ponerse en las manos de Nikki Reina reconoce encontrarse psicológicamente "fatal". "Tengo que tomar medicación todos los días para poder dormir y para la ansiedad. Me miro al espejo y no puedo, esto es muy duro", dice con la voz entrecortada.

A María José también le cuesta verse reflejada en el espejo después de haberse realizado una liposucción, una abdominoplastia y una maxtopesia, y haber sufrido varias complicaciones, sobre todo, con el pecho. La pregunta que más se repite es: ¿Qué he hecho? Aunque asegura que se siente "profundamente arrepentida", también reconoce que es "bastante fuerte de mente y no piensa tanto para que la situación no la hunda".

Sin embargo, hay momentos en los que mantenerse positiva se vuelve especialmente complicado. Por ejemplo, el momento de la ducha, apunta R. "No piensas que te va a quedar un cuerpo perfecto, pero sí armonioso", manifiesta.

Aunque pensó en desplazarse a Turquía para realizarse una abdominoplastia, finalmente decidió quedarse en España para una mayor seguridad y operarse el 29 de octubre del pasado año. De hecho, escogió Nikki Reina, a pesar de ser un poco más caro que el resto, por los "fantásticos resultados que mostraban en redes sociales". A día de hoy, tiene bultos en la espalda y mucho dolor en la zona, lamenta.

Desde el primer momento, reconoce que supo de la historia de Stephanie -otra afectada y la primera que denunció tanto pública como legalmente supuestas irregularidades de la clínica-. Si bien, "yo lo veía como algo lejano, pensaba que a ella le estaba pasando porque su cuerpo era así. Además, allí nos decían que ella tenía problemas psicológicos y me lo creí", manifiesta.

El 8 de marzo, hace apenas tres semanas, fue cuando "hice click y descubrí que también me estaba pasando a mí". Cuenta que tuvo un encuentro con la responsable de la clínica para manifestarle que no estaba conforme con el resultado. En ese momento, explica que le ofreció volverse a someter a una intervención quirúrgica con el "jefe de cirugía". "Yo me negué porque le dije que no me inspiraba confianza ese doctor y fue cuando me contestó que él fue el que me operó la primera vez, un hecho que es totalmente incierto", asegura.

El supuesto modus operandi: Operaban médicos no colegiados y firmaba el que sí lo estaba

Y es que, al parecer, algunos de los cirujanos que contrataba la clínica no se encuentran colegiados en España. Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), al menos tres de los facultativos que intervinieron a algunas afectadas no figuran en el registro. Por tanto, estarían llevando a cabo una práctica ilegal, pues en España los médicos no pueden ejercer sin estar colegiados en el país, recuerdan desde el Colegio de Médicos de Málaga.

Si bien, sería un cirujano que sí se encuentra colegiado en España el que presuntamente firmaría siempre los informes de las intervenciones quirúrgicas -aunque en ocasiones no estuviera ni tan siquiera presente en quirófano- para tratar de eludir las posibles consecuencias legales.

Según Vanessa, otra de las mujeres afectadas por la clínica, la administradora del establecimiento le dijo, después de que le reprochara esta práctica, que el que actuaría como supuesto jefe de cirugía entraría a quirófano cuando las mujeres ya se encontraban dormidas. Una explicación que, a su juicio, resulta inverosímil.

Ella se realizó lo que llaman "el completo" -abdominoplastia, maxtopexia con implante y una liposucción 360-. Una operación cuyo valor asciende a los 16.400 euros. "Te sientes tonta porque te han estafado en toda la cara y han jugado con tu vida", lamenta, pues Vanessa explica haber sufrido al menos dos seromas -masa o bulto como resultado de una acumulación de líquido transparente en un tejido, un órgano o una cavidad corporal- y tener "cicatrices como dos dedos de ancho en los pechos".

¿Cómo "captaban" a las clientas?

Infraestructuras modernas y llamativas, redes sociales activas y rostros de personas conocidas en la publicidad de la clínica fueron algunos de los ganchos que atrajeron a las clientas afectadas y que no hicieron sospechar de que la misma pudiera estar presuntamente practicando tratamientos estéticos de forma imprudente, contratando a personal que carecía de cualificación específica para llevar a cabo sus labores y usando medios irregulares.

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