Afectados por incineraciones ilegales en Parcemasa podrán reclamar indemnizaciones

La Sección Primera de la Audiencia de Málaga publicó ayer un edicto para que perjudicados no identificados aún del caso Parcemasa, por el que se condenó a varias personas y funerarias por incineraciones irregulares en el Parque Cementerio, puedan reclamar las indemnizaciones correspondientes.

La estafa de las funerarias fue descubierta en 1997 por el Grupo de Fraudes de la Policía Nacional, advirtiéndose de que los crematorios eran utilizados sin control en horarios nocturnos. Los hechos comenzaron en 1992 y se detectó la incineración irregular de más de 2.300 restos humanos.

Ahora, en el decreto, se explica que en la ejecución de la sentencia, dictada por dicha Sala en 2005, consta que "corresponde indemnización de 2.000 euros a las personas que contrataron con las funerarias" que fueron condenadas, "siempre que comparecieren en dicha ejecutora con los documentos acreditativos del contrato". Así, se publica una relación extensa -más de 2.300- de nombres de personas cuyos perjudicados no han sido identificados y se advierte a los posibles afectados que deberán comparecer en la Sección, en la Ciudad de la Justicia, antes del 6 de octubre de 2020, pues el día siguiente prescribe su derecho.

En el edicto se especifica que la indemnización es por cada expediente, "independientemente del número de restos humanos que comprenda cada uno".

Por este caso, se condenó a ocho personas, responsables de varias funerarias y empleado de Parcemasa; a siete de ellos por un delito de estafa y a todos por un delito de falta de respeto a los difuntos; aunque el Tribunal Supremo absolvió de este delito a seis de los condenados.

Se consideró probado que se pretendía obtener beneficios económicos mediante la incineración en Parcemasa sin pagar la tarifa correspondiente, lo que abarataba los costes para las funerarias, que "obtendrían un sustancial incremento de ingresos". Para ello, las cremaciones se hacían por la noche. "A los familiares se les cobraba la cantidad que el empresario estimaba", en función, eso sí, de las tarifas oficiales; y cuando los funerarios recibían las bolsas con las cenizas "las distribuían en urnas calculando la cantidad de forma aproximada" y las identificaban con el nombre del difunto que interesara.