Afganistán, sensaciones encontradas

Defensa

Legionarios recuerdan la compleja misión que se desarrolló en condiciones muy difíciles

Merchán, Vida y La Fuente junto a una imagen real de la misión en Afganistán. / Javier Flores

Afganistán saltó recientemente a la primera línea de la actualidad tras la decisión de EEUU de que sus tropas se marchasen del país y volviesen los talibanes al poder tras 20 años de lucha contra este grupo terrorista que casi no encontró oposición en su avance desde las montañas hasta la capital al huir en ejército afgano o rendirse conforme llegaban los milicianos.

La imagen de la salida y las formas de hacerlo dejaron entre la sociedad una imagen de misión fracasada tras años de esfuerzos para tratar de librar a la sociedad afgana de las garras de los talibanes y su interpretación radical del islam.

Ahora muchos miran hacia Afganistán con frustración por lo ocurrido. Pero pocos pueden decir que estuvieron allí y pusieron sus vidas en riesgo para tratar de dar a los afganos una mejor vida que ahora se frustró. Entre ellos se encuentran los militares españoles que participaron en esta misión de la OTAN que contó con la Legión como una de las principales unidades dentro de las fuerzas desplegadas por nuestro país.

Un contingente del que formaron parte el teniente coronel Vida, el brigada Merchán y el cabo primero La Fuente, aunque en este último caso lo hizo mientras formaba parte de la Brigada Paracaidista que relevó a la Legión.

Ellos recuerdan con nostalgia aquella tierra en la que, dejando de un lado el tener que luchar contra un enemigo declarado como eran los talibanes, los afganos les acogieron de forma muy amable y les agradecieron el trabajo que estaban realizado. Incluso llegaron momentos en los que, tras ganarse su confianza, les ayudaron a evitar que los intentos de ataques a los convoyes tuviesen éxito avisando de la colocación de artefactos explosivos en las carreteras.

Una relación con la población civil que los tres sostienen que era fruto del carácter de los soldados españoles, más abierto y dados a entablar contacto con aquellas personas a las que tenían la misión de ayudar dándoles protección y mejorando sus infraestructuras.

Ellos te daban todo, si tenían dos melones, el mejor te lo daban; es su forma de ser, la hospitalidad ante sus invitados”, explica el teniente coronel Vida mientras sus compañeros asienten con la cabeza.

Un contacto con la población civil en el que había que tener muy clara la forma de actuar, ya que son los mayores los que mandan en las aldeas y con los que hay que contactar y negociar. A ello se unía un trato amable con el resto de la población.

Siempre llevaba algunas chucherías o algún juguete que me mandaban de casa para dárselos a los niños de las aldeas”, explica el brigada Merchán. Unos simples gestos que los afganos aseguran que apreciaban mucho.

Además, aseguran que el trato con las pequeñas poblaciones agrícolas en su zona de responsabilidad en Badghis era muy similar. “Creo que no eran todavía más abierto porque ellos tenían miedo a las posibles represalias de los talibanes si creían que estaban colaborando con nosotros”, dice Merchán.

De hecho, uno de estos vecinos que avisó de que habían colocado artefactos explosivos en la carretera y evitó un atentado se negó a que se le pudiese recompensar por aquella acción ante el temor de represalias.

Eso sí, no se trató de una misión fácil, ya que a las tropas españolas se les encargó la apertura de la famosa ruta Lithium, un trabajo muy complejo y en el que se había fracasado en el primer intento que se hizo antes de llegar las tropas españolas.

“Desde que salíamos de la base nos sentíamos observados, en todo momento tenías la sensación de que había ojos que te estaban mirando, controlando y pasando información”, coinciden en señalar estos tres legionarios experimentados en misiones internacionales y que reconocen que la de Afganistán fue una de las más complejas.

En este sentido, aseguran que la intensa preparación previa y la profesionalidad sobre el terreno hizo que se evitasen situaciones mucho más complicadas y, especialmente, el sufrir bajas mortales.

Una concentración para la que aseguran que es fundamental la forma de funcionamiento de la Legión. “Aquí somos una piña y sabes que tu familia va estar cuidada, que si les hace falta algo la gente que se queda aquí les va a ayudar y eso es muy importante para que puedas estar tranquilo y plenamente concentrado en el trabajo, si tú no estás bien puedes cometer errores y allí podría costar vidas”, sostiene el teniente coronel.

Vida y Merchán recuerda con satisfacción el haber conseguido cumplir con la misión de abrir una vía de comunicación en un terreno hostil y en el que los vehículos tenía grandes problemas de movilidad, por lo que su avance era muy lento.

Mientras tanto, a La Fuente le tocó pasar prácticamente la totalidad de la misión en un pequeño puesto avanzado de combate desde el que controlar la posible presencia de talibanes y dar seguridad a sus compañeros sobre el terreno. Un trabajo repetitivo pero en el que había que mantener la tensión máxima al ser la primer línea de contacto ante un posible ataque.

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