Amfremar: la solidaridad en El Palo
La asociación cubre las necesidades de las personas con problemas económicos en la barriada
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Málaga/Las bolsas de la compra llenas y las amplias sonrisas del gran grupo de personas que se aglomeran frente a las puertas del economato de la barriada de El Palo deja claro que es miércoles, el día que las familias con necesidades económicas pueden ir a hacer la compra a este pequeño espacio escondido entre las pequeñas calles bajo el letrero de Amfremar,Amfremar la asociación que se lleva desde 2017 encargándose del economato y que ha llevado a cabo otras labores para los vecinos como el comedor social, el centro juvenil, la asociación de mujeres y el ropero con prendas para quien las requiera.
En el interior del economato, los pequeños carteles blancos sobre el aceite, la carne o los pañales anuncian precios que en la mayoría de las ocasiones no llegan al euro o lo superan por pocos céntimos. Un grupo de media docena de personas de todas las edades con petos azules y blancos acompañan a quienes firman al entrar en el local: “El economato ayuda a cientos de personas del barrio. Atendemos a más de 250 familias que nos derivan los servicios sociales, y aún así sabemos que hay más gente que lo necesita en el barrio”, comentaba el presidente de Amfremar, Fernando Gutiérrez Vallejo, que saluda con alegría a una de las clientas habituales que llega puntual.
“Dividimos a las familias en distintos horarios a lo largo de la mañana del miércoles, para que no se llene de golpe y para que los voluntarios puedan ayudarlos uno a uno a contabilizar los productos”, explicaba Fernando con una hoja repleta de números y de nombres, en la que señala uno de los apellidos que aún tiene la tinta fresca en el garabato tras el apellido: “Ellos firman y tienen asignado un dinero a gastar según cuantas personas haya en la familia”, añadía mirando al encargado del economato y los lote de comida, Daniel Burke: “Cada semana suben de precio algunos productos a causa de la crisis, que también nos afecta. Lo más importante es que les dignifica, porque no es lo mismo que se le de comida que el que ellos la compren. Siempre se le da más valor a lo que se adquiere con el dinero de uno”.
Una de las voluntarias se mueve con agilidad entre las estanterías blancas repletas de productos mientras llena el carro de uno de los clientes: “Es mi primer día como voluntarios y me está gustando mucho, es una labor muy necesaria. Dedicar unas horas a la semana puede hacer una gran diferencia”, aclaraba Yolanda Carvajal sin dejar de trabajar. Su ejemplo se traslada a muchos rincones de cercanos que rezuman solidaridad y agradecimientos bajo los carteles de Amfremar: “Hay mucha necesidad en este barrio y no solo en lo económico, también en otros ámbitos como el cultural o el afecto. Hay personas que no han escuchado un te quiero”, señalaba el presidente de Amfremar mientras abría la puerta del centro juvenil.
El espacio, rodeado de sillas, mesas y libros para que los niños jueguen y den algunas clases con los monitores permanecen vacías a la espera de que llegue la tarde y las vacaciones, como el presidente, que fue profesor en uno de los institutos de la zona, recalcaba: “No solo damos algunas clases de apoyo escolar, también hacemos actividades como el campamento este verano”. Cerrar la puerta del aula es abrirla de la cocina del comedor social, que a pocas horas de las dos de la tarde ya era un hervidero de gente que iba y venía preparando los distintos platos para el almuerzo y los packs que se llevan para la cena: “Antes podían venir aquí a comer, pero desde la pandemia dejamos de hacerlo. Hemos puesto este nuevo servicio en el que ellos se llevan los platos preparados a casa y creemos que funciona bien”, comentaba Fernando Gutiérrez.
La palabra crisis se escribe con mayúsculas en un grupo de la barriada de El Palo y de otras zonas de la ciudad. El economato y el comedor social son los dos grandes pilares de la asociación, que desearía dar un vuelco a la situaciones de quienes les necesitan, como destacaba la encargada de los proyectos y subvenciones de Amfremar, Sonia Luque: “No se cómo vamos a salir de esta situación económica, que parece que cada vez va a peor. Es muy complicado”.
La asociación sigue creciendo día a día gracias al esfuerzo de voluntarios y trabajadores que hacen posibles las diversas labores sociales. Las proyecciones en un futuro cercano es continuar estando al servicio de los vecinos del barrio, que continuaban sonriendo ante las puertas del economato momentos previos a su cierre: “Estamos involucrados en otro proyecto que esperamos poder poner en marcha muy pronto. Se trata de un albergue para las personas que duermen en la calle, creo que es lo único que nos falta por hacer”, comentaba Fernando Gutiérrez uniendo su sonrisa a la de quienes le saludaban afectuosamente al caer la persiana del local.
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