Agricultura, sin soluciones milagrosas frente a la sequía en Málaga
Sequía
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La sequía que padece la provincia de Málaga, y Andalucía en general, está siendo uno de los principales motivos de preocupación. La actividad agraria, que depende especialmente de las precipitaciones, no es ajena a ello. En los últimos meses, diferentes organizaciones y productores han expresado su preocupación por la falta de agua y la imposibilidad de contar con una programación concreta de las cantidades de las que podrán disponer, lo que consideran que podría poner en peligro determinados cultivos que sí necesitan de un aporte regular de este preciado líquido elemento.
A pesar de ello, todavía no se tiene constancia de que se estén produciendo cambios de cultivo de forma importante, según indicaron desde la organización agraria Asaja. Eso sí, en algunos sectores como el olivar algunos de los productores sí que están pensando en la posibilidad de introducir el intensivo de secano, algo que “hace poco era impensable”, señalan desde la organización.
Y es que los agricultores y técnicos del sector consultados por Málaga Hoy coinciden en señalar que no existe un cultivo milagro al que se pueda hacer una migración rápida y así mitigar los efectos de la sequía, salvo en aquellas zonas que todavía siguen dedicadas al cultivo de herbáceos y sí que se puede decidir de un año para otro qué cultivar. No obstante, estos cultivos cuentan con el hándicap en los últimos años debido a los bajos precios que se están pagando en el mercado pese a los conflictos armados como la guerra entre Ucrania y Rusia que dificulta la salida de cereales ucranianos con regularidad desde sus puertos. “A pesar de todo, los precios no están siendo buenos”, apunta un técnico agrícola.
En este ámbito en los últimos años algunos agricultores han optado por el cultivo de matalahúga o cártamo, dos productos que están teniendo un mejor comportamiento en el mercado de precios. Además de estos cultivos, olivar, viñedos, pistachos, almendros o algarrobos son otras opciones que también se pueden convertir en una buena opción para zonas en las que las precipitaciones son bajas. Eso sí, no todos son aptos para todos los territorios, como es el caso del pistacho, un producto que está teniendo muy buena rentabilidad, pero que requiere unas condiciones muy especiales del clima entre las que se encuentra que no exista mucha humedad, por lo que no es apropiado para zonas próximas a la costa.
Sí que se está produciendo un notable incremento de la superficie plantada de pistachos en la Serranía de Ronda y puntos de la comarca de Antequera.
Joaquín Becerra es uno de esos agricultores que hace unos años optó por este cultivo y tras plantar una primera parcela que ya tiene en producción recientemente amplió el número de hectáreas cultivadas con una nueva plantación. En total son unas 200 las que ya existen en la comarca natural rondeña. Eso sí, requieren, en función de la especie, contar con unas 600 horas de frío en invierno y calor en verano. Lo que supone que durante el periodo invernal las temperaturas deben estar por debajo de los 7 grados durante este periodo de tiempo para que el árbol entre en una parada biológica y brote con fuerza en la segunda o tercera semana de abril.
En cuanto al cártamo, Pedro Ductor, es uno de los agricultores que apostó por ello. “Para nosotros es un cultivo rentable y una buena alternativa al cereal, me viene muy bien para la rotación de los cultivos”.
Los viñedos también se pueden convertir en otro cultivo refugio sin que sea necesario contar con una bodega para la producción de vino. “Aquí los viticultores están vendiendo a buenos precios a las bodegas”, aseguran fuentes del sector del vino en la Serranía de Ronda. De hecho, cada año se producen nuevas solicitudes para ampliar el número de hectáreas plantadas. Y es que se trata de un cultivo que requiere una autorización previa por parte de la administración.
Apuesta por la tecnología para reducir el consumo al mínimo
La empresa Mochana Green, situada en Humilladero, apostó por la tecnología y la reutilización de agua para conseguir mantener sus invernaderos en los que se cultiva pitaya mediante riego con el mínimo consumo de agua. Las instalaciones cuentan con un sistema que permite la recuperación de dos tercios del agua que pasa por las bandejas de cultivo. Todo ello controlado por un sistema de última tecnología que permite conocer la cantidad exacta de aporte que necesita el cultivo mediante un sistema de sensores. A ello se une la recogida de la lluvia que cae sobre el tejado del invernadero, que reconduce hacia el acuífero. “Devolvemos más de la que utilizamos”, señalan.
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