"Ahora lo que se da es el acoso escolar por aburrimiento"
José Antonio Binaburo coordina la red Escuela Espacio de Paz, a la que compara con la arqueología: "Saca los mejores tesoros de convivencia que tiene Andalucía"
-Ya se cumplen nueve años desde que llegó a Málaga.
-Tuve que salir del País Vasco y comenzar una especie de exilio moral. Tras mis artículos en El Correo empezaron a llegar varios anónimos y, aunque no eran amenazas de muerte, sí significaron un fuerte hostigamiento, que llegó al punto de no permitirme cumplir con mi labor profesional como profesor de Filosofía y Ética. Se ve que la educación en valores, de la vida o la paz les chirriaba y tomé la decisión de venirme al sur.
-¿Cómo se ha tomado esta oleada de violencia de ETA?
-Habíamos pasado unos años en los que iba más tranquilo y con más esperanza, pero yo sigo sin perderla. El problema es que salga Ibarretxe con su referéndum, que es claramente un fraude de ley. Y me parece el colmo que me hagan una pregunta para decirme que si quiero que la violencia y ETA desaparezcan: es que eso es obvio. Parece que el lehendakari es un zombi que se encuentra en otra realidad. Yo no me arrepiento de venir a Málaga, fue un acto de valentía y sigo comprometido con el País Vasco. Allí puede que muchos pensaran que fue un fracaso mi marcha, pero es un éxito: he llegado aquí para trabajar en lo mismo que quise hacer allí. Solo cambia que ahora estoy en el sur.
-¿Qué tal la experiencia?
-Aquí estoy desarrollando lo que allí no me dejaron, que es trabajar con la cultura de paz en los colegios. Cuando acabe mi labor, siempre habré pensado que no ha sido un trabajo, sino una diversión, porque es el tema que más me entusiasmaba y he tenido oportunidad de hacerlo gracias a la osadía de la Delegación de Educación, me que llamó para trabajar en temas de cultura de paz y convivencia escolar.
-¿Cómo se concreta esa labor?
-En este momento en Andalucía hay una red a la que pertenecen casi 2.000 centros, el 50% de los que hay en la comunidad y lo hacen voluntariamente. Cada uno prepara un proyecto para la mejora de la convivencia en su centro. La red es como un trabajo de arqueología: saca los mejores tesoros de prácticas de convivencia. Y por eso ahora tenemos un buen patrimonio.
-¿Es fácil ese trabajo?
-Una de las principales dificultades es que la tribu no educa. Un ejemplo. Cuando era pequeño, un vecino me vio cómo cogía tabaco de un escondite. Se lo dijo a mi padre y jamás he vuelto a fumar. Me educó la ciudadanía. La tribu. Y ahora eso no ocurre. Yo defino a los alumnos como sujetos que no se sujetan: son más vulnerables que antes, más inseguros y que por eso es más difícil trabajar la convivencia.
-Las nuevas tecnologías son un arma peligrosa.
-El futuro del acoso escolar pasa por ellas. Antes se manifestaba en lo verbal o físico y ahora se va a mostrar a través de las nuevas tecnologías. Es lo que yo llamo el acoso escolar por el aburrimiento. Un alumno puede hacer una foto de un compañero, enviarla por internet y ni siquiera el colegio no puede hacer prácticamente nada, porque incluso llega a desconocerla.
-¿Están demasiado influidos los estudiantes por las nuevas tecnologías?
-El problema es que todos los estudiantes lo quieren ahora todo muy pronto. Se aburren en clase, pero también en el pasillo o en Isla Mágica. Les faltan estímulos: son los que ha adquirido por las nuevas tecnologías. Además, hay que controlar más los ordenadores. Siempre digo a los padres que los ordenadores deben estar en el centro del salón, como la televisión, para ver qué se está haciendo. Hay familias que se preocupan porque su hijo está en el botellón y no porque pase muchas horas frente al ordenador sin saber lo que están haciendo.
-¿Están atrasados los colegios respecto a la sociedad?
-La sociedad cambia más deprisa que la escuela y la educación es totalmente distinta porque sus pilares han cambiado. La educación no sólo debe dedicarse al conocimiento, sino que debe tener carácter moral. Y debemos educar para que tengan una vida digna, que a veces es complicado.
-Pero hay rechazo a Educación para la Ciudadanía.
-Yo estoy bastante indignado de que esta asignatura no esté asumida por la sociedad. En Europa ya la tienen desde la Ilustración, que decía que la escuela no sólo debe dedicarse al conocimiento, sino también a la educación en valores. Lo que pido es que al menos no sea comparada con Formación del Espíritu Nacional. Y, si lo hacen, ¿por qué no se negaron a esa materia entonces? Lo que temo es que este año la campaña es contra Educación para la Ciudadanía, pero el año que viene ¿será la biología? Ahora sólo explica la evolución y no el creacionismo… en fin, me parece un debate muy fuerte.
-En Málaga hay paisanos suyos, como Enrique Urkijo, el director del Metro. ¿Qué le parece esta obra?
-Me parece fenomenal, sobre todo porque estamos en muy buenas manos con él. Es un gran gestor y sabe llevar todo muy bien. Lo único que siempre le digo es que así voy a dejar de usar una de mis principales fuentes de sabiduría: la línea 17 de la EMT. Un día, una gitana preguntó a otra que si le había llamado la asistenta social para darle algo y le dijo que no, que ahora había que repartir más por todos los inmigrantes que habían llegado. Ahí se aprende mucho.
-¿Siempre usa el transporte público?
-Yo confío en él. Me gusta conducir, pero no lo echo en falta. Y así colaboro con la sostenibilidad del medio ambiente. Y lo hago siempre: en Alemania, Italia o el País Vasco.
-También usará el AVE.
-Eso sí que es una gozada. Ahora lo utilizo casi siempre. Lo que pasa es que muchas veces me planteo trabajar en el AVE, pero como va tan rápido no me da tiempo de hacer los deberes. La gran ventaja es que si llegan tarde te devuelven el billete, como me ocurrió una vez. Ese mismo día también se retrasó el avión, pero no media hora, sino tres horas. Y aún reclamando me dijeron que nada de nada. Para eso el tren es mucho mejor. Y cualquier amigo de Madrid puede venir, tomarse un café e irse.
-¿Qué le gustó más de Málaga cuando llegó?
-Al principio lo que más me llamó la atención fue la luz. Venía de países del norte y fue lo que más me apasionó. La calidad de vida de Málaga es difícil de encontrar en cualquier otra parte. Por eso hay ocho millones de europeos que quieren venir a Málaga. Lo que peor llevé fue la forma de pedir un café. Hay tantas formas diferentes que me avergonzaba y hasta dejé de tomarlo.
-¿Echa de menos el País Vasco?
-Bueno, lo mejor es que no he perdido contacto con mi cuadrilla, es decir, los amigos de toda la vida que te aportan cosas. En los nueve años que llevo aquí no han dejado de llamarme semanalmente. Es una fuente de vida tremenda, por el sentido que tiene esa amistad y la riqueza y frescura que hay a pesar del paso del tiempo.
-Una pregunta comprometida: ¿Prefiere al Málaga o a la Real Sociedad en Primera División?
-Yo me quedo con el Málaga, aunque para ello tenga que perder la Real Sociedad. Málaga debe tener un equipo en Primera, más aún cuando entre todos les hemos pagado el campo de fútbol. Y tenemos que sacarle rédito entre todos. A ver si con el Granada 74 tiene suerte.
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