Alcalde, ¿esto no es un botellón ?
La Feria del centro congrega a miles de personas para "beber en la calle" La mayoría de las sanciones no se llegan a materializar
Desaceleración económica, apoyo financiero, movilidad exterior y "gente bebiendo en la calle". En lugar de crisis, rescate, fuga de cerebros y botellón. La lengua española da un respiro a los políticos. Se le puede llamar como se quiera, pero la verdad está ahí fuera.
Miles de feriantes atestaron las calles del centro histórico durante el día. Cualquier lugar era bueno para asentar el campamento. Los dispositivos de seguridad no fueron capaces de controlar tal afluencia de gente. Plaza Uncibay, la Merced, la Marina y la calle Granada fueron los puntos más calientes. Allí, los jóvenes cargaban con bolsas repletas de botellas, hielos y vasos. Incluso pipas y patatas. Una estampa propia de un botellón "a la clásica", que diría el alcalde, Francisco de la Torre.
Los propios practicantes coinciden. "Si esto no es un botellón se le parece", responde Juan Carrillo, de Jaén, ciudad en la que el Ayuntamiento tiene habilitado un lugar donde está permitida la práctica del botellón durante todo el año.
No obstante, la mayoría no tienen claro la diferencia entre "botellón" y "beber en la calle".
"Parece ser que sin cristal no hay botellón", admite Luis Jovial mientras sujeta un vaso de plástico en la plaza de la Merced. Este malagueño recuerda los días en los que beber en la plaza del obelisco en memoria del General Torrijos estaba permitido. "Hoy es prácticamente como antes".
Con 78 años, Pepe, sostiene un vaso de Coca Cola. "Lo que yo estoy haciendo no es botellón. He salido del bar y quería acabarme la copa", afirma.
Álvaro Pérez es un granadino de 32 años que entiende a Teresa Porras: "Hacer botellón queda mal visto". La Policía Local se limitó a advertir a aquellos que portaban botellas de cristal, obligándoles a desecharlas o a cambiar el contenido en una de plástico.
La definición de botellón es clara: "una reunión de personas al aire libre en la que se consumen en abundancia bebidas alcohólicas". Ya puede ser Cartojal, un fino de El Pimpi o Larios del Mercadona. Los efectos son los mismos: calles obstruidas por la basura tirada en el suelo.
Cerca de las 6 y media de la tarde, los operativos de emergencia recibieron un aviso que les hizo desplazarse hasta la plaza de la Merced. Sin embargo, el tumulto hizo caso omiso de la sirena y no le permitió pasar revolviéndose a empujones contra el vehículo.
Hasta tres coches de la Policía tuvieron que acudir al lugar para despejar a la muchedumbre.
La mayoría coincide. Si existiera un espacio habilitado acudirían a él en lugar de afanarse en las calles. Con lo que evitarían las desavenencias de los vecinos de la zona, que se quejan de la suciedad y ruido que está práctica genera durante toda la semana.
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