"No hay ningún proyecto urbanístico malo, en Málaga somos muy críticos con nosotros mismos"

Alejandro Pérez, socio fundador de HCP Arquitectos

Su estudio abrió sus puertas en la ciudad hace 37 años; desde entonces, han trabajado en 34 países y entregado más de 57.000 viviendas

Analiza el actual modelo urbanístico de la ciudad y reconoce el encargo más ilusionante es siempre el que está por llegar

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Málaga es la segunda provincia de España más demandada por los extranjeros para adquirir una vivienda

Alejandro Pérez en la sede de HCP en Málaga.
Alejandro Pérez en la sede de HCP en Málaga. / Javier Albiñana

Málaga/Alejandro Pérez es uno de los pilares de HCP Arquitectos. Firma que fundó en Málaga junto a Javier Higueras en 1986, si bien más tarde se incorporarían también como socios Mario Romero y José Luis Moreno. En ese lapso de tiempo, han entregado más de 57.000 viviendas, una cifra superior a 4.500 camas de hotel y trabajado en 34 países. Actualmente, cuentan con tres sedes (además de la de Málaga): en Madrid, Sevilla y Manama (Baréin). Aunque buscan abrir oficinas en dos localizaciones más: Australia y Arabia Saudí.

Se dice pronto, pero desde la fundación de la firma han hecho más de 3.000 proyectos. ¿Han cambiado mucho los retos y las dificultades del sector en este tiempo?

Mucho. No tienen nada que ver. Los proyectos se han perfeccionado y son mucho más densos, con lo cual el trabajo es cada vez más dificultoso. Los promotores han cambiado, antes eran locales, que apenas quedan, aunque a los héroes que perduran les estamos tremendamente agradecidos de colaborar con ellos, son gente que lleva muchos años trabajando por Málaga y que sigue apostando por la ciudad. El perfil del cliente habitual ha pasado a ser un fondo de inversión que gestiona suelo para terceros y que busca que desarrollemos un trabajo tremendamente técnico. La normativa se ha ido haciendo más densa y es necesario justificar más cosas hasta la aprobación de cualquier documento de planeamiento. Esto hace que el esfuerzo sea mayor. Pero no hay que verlo nunca desde un punto de vista negativo. Ese proceso ha mejorado los proyectos y conseguido una mejor edificación y un mejor urbanismo.

¿Y por parte de los clientes? ¿La complejización del proceso no ha hecho que haya menos inversores dispuestos a ponerse a construir?

A los clientes tradicionales no les importaba que se dilatasen los plazos; a los fondos de inversión, sí. Y eso provoca que no entren en el desarrollo del suelo. Es difícil explicarle a un inversor externo que pone su dinero y que quiere una reversión con un interés determinado en un tiempo relativamente corto que un plan parcial puede tardar seis años en tramitarse. Eso lo que ha generado es que haya poca iniciativa privada que tome el desarrollo del suelo. Te pongo un ejemplo muy claro. Cuando empezamos no existía Aviación Civil, un departamento para el que hay que hacer un informe que valore la afección de un edificio hacia el tránsito de aviones al aeropuerto. A día de hoy, cada vez que se da un paso en un proyecto tiene que pasar por ahí. No tiene sentido. Estamos multiplicando los procesos. Si es cierto que ahora se están tomando algunas medidas que parece que van encaminadas en ese sentido, aunque la realidad es que actualmente esto se hace muy largo. Pero de eso no tiene culpa la administración, como mucha gente critica, sino el procedimiento. Conozco cómo funcionan las cosas desde dentro y yo no cargaría tanto las tintas contra ella. Los problemas que sufrimos nosotros, los sufren los técnicos y funcionarios respecto a otras administraciones. Esto es algo que es bueno que la gente conozca.

Málaga lleva años ocupada en levantar grandes construcciones. ¿Hasta qué punto puede absorber todo esto?

Las está absorbiendo de una manera brutal. Málaga está creciendo, está de moda. Y esto tiene un atractivo increíble hacia el inversor. Claro que esto tiene una parte buena y una parte mala. La buena es que cualquiera pone una promoción en venta y el mercado la devora. La mala es que eso ocurre a precios muy altos. El acceso a la vivienda está ya imposible, sobre todo para los jóvenes, y está generando que los extranjeros, que son quienes pueden pagarlos, las compren. Por esto, hay que empezar a hacer promociones VPO poniendo suelos a precios tasados controlados por la administración y que sean rentables para la iniciativa privada. Si generamos una ciudad que tiene una vivienda a un precio muy elevado, tenemos que tener también la capacidad de darle cabida a la gente de aquí.

Pérez, en su despacho, minutos antes de la entrevista.
Pérez, en su despacho, minutos antes de la entrevista. / JAVIER ALBIÑANA

Pero entiendo que estas grandes construcciones, en cierto modo, también contribuyen a elevar los precios de la vivienda, ¿no?

¿Por qué? Vamos con un ejemplo concreto: La Térmica. Es una actuación que genera no sólo viviendas de régimen libre, sino también de protección oficial. Hay edificabilidad suficiente para hacer un hotel de alto nivel y un edificio de oficinas potentes. El resultado final es espectacular. Se pone a disposición de Málaga un equipamiento mientras estamos transformando el entorno y generando una mejora, porque ahí antes había una subestación eléctrica y lo que hacemos es generar vivienda. Es verdad que el urbanismo en muchos casos se rige por la ley de la oferta y la demanda, claro, sí, es cierto. Pero por eso no hay que dejar de hacer actuaciones como La Térmica. Al revés, lo que hay que hacer es muchas Térmicas, porque es la mejor forma de que la ciudad crezca. Aparte hay que hacer intervenciones como Lagar de Oliveros, desarrollar el sector Universidad... Aquí cabe todo. No negaría actuaciones como Repsol, por ejemplo. Será buena. Que hay que hacer eso y muchas cosas más, pues claro, pero no hay que negarlas.

Estamos a pocos metros de donde se planea hacer la torre del puerto. ¿Aplica lo que acaba de decir?

Mira. Cuando se reformó la calle Larios los comerciantes decían que si desaparecía el tráfico iban a dejar de vender y sus negocios caerían estrepitosamente; cuando se hizo el Muelle Uno había un silo y a punto estuvo de no hacerse porque se pensó que había que protegerlo. Hoy nadie discute que son buenos para Málaga. Entiendo la polémica en torno a la torre y entiendo que cada cual tenga una opinión sobre esto. Pero también es cierto que el urbanismo es un tema en el que interviene todo el mundo. A veces sin tener que por qué. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de los profesionales de Málaga opinan que la actuación de la torre del puerto es extraordinaria. Nadie critica el hotel W de Barcelona. Al revés. Ha dado un cambio tremendo a la imagen de la ciudad. Para el futuro de Málaga la torre será un icono. No tengo ni la más mínima duda. Igual que te he puesto los otros dos casos que suscitaron mucha polémica en su momento. Éste también lo ha hecho. Y creo que el resultado va a ser estupendo. En Málaga somos muy críticos con nosotros mismos. Hay otras provincias en las que cuando dices algo en contra de tu ciudad te pueden degollar allí mismo, sin embargo, tú a un malagueño le dices "mira qué mal esto de Málaga" y te responde: "sí, ¿y no te has dado cuenta de que además...?". Esto significa que no somos conformistas, que tenemos un espíritu combativo y que somos capaces de afrontar crisis con la intención final de mejorarla. Tengo mucha esperanza en esta ciudad. Le irá bien siempre y cuando no seamos conformistas.

Son una pieza a tener en cuenta en el desarrollo de Distrito Z. ¿La demanda sostenible es también una realidad en promociones al uso?

Tanto en el tema urbanístico como en el tema edificatorio se está mejorando sustancialmente la sostenibilidad y la eficiencia. No es cuestión de querer incluir algo o no, la normativa obliga a hacer ciertas cosas. Por ejemplo, la obligación de colocar placas fotovoltaicas. Pero no sólo eso. Ya estudiamos el ciclo de vida del edificio, incorporamos materiales de kilómetro cero, empezamos a pensar qué hacemos cuando demolemos un edificio, es decir, cómo utilizamos el material de demolición o cómo se recicla. Aunque, si nos separamos un poco del tema normativo, es cierto que ha crecido mucho la demanda de certificaciones voluntarias LEED y BREEAM, que evalúan el impacto ambiental y social de una construcción, porque el cliente así lo quiere. La eficiencia de un edificio es cada vez algo más apreciado por la gente, igual que cuando compramos una lavadora vemos si tiene AAA, al comprar una casa ya empieza a pensar en cómo se genera la energía eléctrica o cómo funcionan los efectos térmicos o acústicos.

¿Qué actuaciones cree que son más prioritarias en este momento?

La vivienda. Hay que centrarse mucho en ella. Tenemos un déficit tremendo. Necesitamos un completo desarrollo en ese sentido. Nos centramos mucho en los macroproyectos, pero es que en Málaga se están haciendo muchas cosas. Hablamos de cosas que son un poco más polémicas porque están en sitios excepcionales y no nos acordamos de Roja Santa Tecla o de que en Lagar de Oliveros se han puesto en carga un montón de viviendas de protección oficial, o de la franja de terreno que va desde ahí hasta Sánchez Blanca pasando por el Cortijo Merino y todos los suelos que había anexos al proyecto de la Expo. Entiendo que eso se va a convertir en el nuevo Teatinos de Málaga. Ahí es donde creo que habría que centrar el tiro. Aunque sin olvidar actuaciones como los edificios de oficinas. La puesta en carga del Muelle Heredia para la creación de oficinas creo que puede darle un giro trascendente a la ciudad.

¿Me dice al menos un error urbanístico de la ciudad?

Málaga ha crecido mucho en volumen. Se están haciendo hoteles, apartamentos turísticos... Pero creo que ahora hay que dar un pasito más. Tenemos que crecer en calidad. También tenemos que mejorar la gestión del turismo, claro, porque por una parte hay masificación pero por otro se está generando incluso un poco de turismofobia; debe hacerse algo para que podamos convivir todos. En relación a esto a mí, además, me preocupa especialmente el descenso de población que está sufriendo el Centro Histórico. No podemos tener un centro que se dedique solo al turismo, tiene que haber residentes, no pueden irse porque no puedan vivir allí.

No se ha mojado...

No conozco ninguno. Se están haciendo las cosas razonablemente bien. Y no lo digo por ser políticamente correcto. Sólo hay que ver lo que está pasando. No veo nada que pueda ser calificado de error. A mí ese tipo de cosas no me gustan nada. Quedan cosas por hacer y por mejorar. Pero no veo ninguna actuación que sea mala o estridente.

¿Y de todos todos los proyectos del estudio de cuál se siente más orgulloso?

Pienso que el mejor está por llegar. No se puede decir a un padre cuál de sus hijos es el más bonito de todos. Tenemos mucha ilusión por todas las cosas que estamos haciendo. Podría decirse que el mejor es el último que ha entrado. O el que todavía no lo ha hecho.

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