“El intrusismo en el ámbito de la salud enferma y puede llegar a matar”

Ana Márquez | vocal Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía

Recuerda que la alimentación tiene una función de nutrición, social y de disfrute que no tienen por qué ser incompatibles si se mira lo que se come para cuidar la salud

Ana Márquez momentos antes de la entrevista.
Ana Márquez momentos antes de la entrevista. / Jesús Mérida

Málaga/ANA Márquez es la representante en Málaga del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (Codinan). Su discurso tiene, entre otros, dos mensajes:un alegato contra el intrusismo por los riesgos que supone para la población ponerse en manos de personas que no son profesionales de la salud y la defensa de la inclusión del dietista-nutricionista en el sistema sanitario público de la comunidad autónoma.

–¿Cuántos dietistas-nutricionistas hay en la provincia de Málaga?

–Colegiados, 69; en Andalucía somos 638.

–¿Es mucho o poco?

–Es mucho para nosotros teniendo en cuenta que somos una profesión joven, pero es insuficiente para la población. La profesión de dietistas-nutricionistas es una profesión necesaria. Abordamos un ámbito importante, no sólo en el tratamiento de patologías sino en su prevención.

–Sí, uno sólo piensa en las dietas para adelgazar

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–Pero es muchísimo más. Tenemos un papel importante en el tratamiento y prevención del sobrepeso y la obesidad, pero también en el tratamiento y la prevención de muchas patologías concomitantes. Desde el ácido úrico, a una patología cardiaca, al tratamiento de un cáncer... No significa que con dieta curemos, ni muchísimo menos. No es algo tan sencillo. Las patologías necesitan siempre el abordaje de los profesionales sanitarios que les competen. Pero dentro de ese equipo multidisciplinar con el objetivo de la salud del paciente, debemos estar presentes los dietistas-nutricionistas.

–Porque suman...

–Efectivamente. Por eso desde el Colegio, en redes sociales utilizamos el hastag Juntos sumamos.

–Ya que habla de redes sociales. ¿Hacen bien o hacen daño?

–Las redes sociales bien miradas e internet deberían hacer bien, pero a veces hacen mal. Encontramos muchos bulos. Respecto a las dietas milagro, a que la fruta engorda por la noche, que un alimento produce cáncer o deja de producir cáncer; eso estropea más que informa.

–O sea, mejor mirar las redes y las páginas de colegios profesionales y sociedades científicas...

–Sí, para informarse y que no te desinformen o confundan.

–¿Hay intrusismo?

–Muchísimo, horrible. Cuando nos entrevistan pedimos que nos mencionen como dietistas-nutricionistas. ¿Por qué? Porque eso nos diferencia del que se autodenomina nutricionista y no tiene la carrera universitaria, sino que se pone ese nombre porque ha hecho un curso, un curso que no capacita para ejercer. A veces en el Colegio nos llegan casos de personas que no son profesionales y que incluso van a la televisión y hablan atrocidades.

–¿Es una carrera?

–Sí, son cuatro años, es un grado. Es una carrera joven.

–¿Las dietas milagro no existen?

–Nos encontramos muchas dietas milagro, pero las dietas milagro no nos solucionan el problema de salud que tenemos. El sobrepeso y la obesidad es un problema de salud. Y no es un problema sencillo, es multicausal.

–Ahora están de moda las dietas restrictivas; los vegetarianos, los veganos...

–Esas son dietas de exclusión. Es una dieta en la que yo excluyo determinados alimentos. Pueden ser perfectamente saludables, bien llevadas y bien guiadas. Pero a veces no lo son. Por ejemplo, una persona vegana debe suplementarse con vitamina B12. Porque esa vitamina está en alimentos de origen animal y si no tomo alimentos de origen animal, tampoco lácteos o huevos, como ocurre en los veganos, voy a tener una carencia. Nuestro cuerpo es sabio y en determinadas circunstancias es capaz de reservar cierta capacidad de vitamina B12. Pero esas reservas, si no las aporto, las agoto. Es un problema muy importante, que se soluciona de forma sencilla, suplementando.

–En el verano, nos relajamos. ¿Qué hay hacer ahora?

–Deberíamos mantener una lógica alimentaria. Primero hay que entender que la alimentación tiene una función nutritiva básica fundamental que nos garantiza la vida, pero que también tiene una función social de disfrute, de celebración; pero eso no tiene que ser incompatible con cuidar mi salud. Yo en un año puedo subir o bajar de peso, tengo un margen. Subir o bajar más de tres kilos en un año implica que algo está ocurriendo. Si subo, y al año siguiente subo y no bajo porque me da miedo subirme a la báscula o reflexionar sobre lo que estoy haciendo, eso trae unas consecuencias. Yo diría que hay que usar la lógica a la hora de disfrutar y no olvidar alimentos saludables. Porque de lo contrario, va a pasar factura y no sólo a nivel de báscula. Sino a nivel de análisis de sangre, de movilidad, de digestiones... La alarma no es solo en el peso.

"El patinete es cómodo, pero es mejor la bici. La piernas hay que moverlas, hay que moverse, estar activos”

–¿Y qué podemos hacer?

–No olvidar buenos alimentos también en vacaciones. Me puedo tomar una paella y unas sardinas, pero ¿por qué no incluir una ensaladilla de pimientos asados con tomate, aguacate que tanta mala fama tiene y tan buen alimento es, verduras, legumbres en ensalada? ¿Y por qué no voy a mantenerme activa? Hay que moverse, también en verano. Cuando hacen 40 grados, hay que hacerlo con buen criterio, pero hay que mantenerse activo.

–¿Para la operación bikini de 2020 hay que empezar ya?

Deberíamos cuidarnos siempre y no de forma obsesiva. Porque a veces nos encontramos personas obesionadas con cuidarse. Cuidarse no es estar en una cifra de peso o meterse en una determinada talla. Cuidarse es que mis análisis estén bien, mis revisiones médicas estén bien, que esté comiendo alimentos vegetales, que con moderación tome mis proteínas. Hay que tomar proteínas, alimentos frescos, legumbres, frutas, hortalizas, verduras, alimentos integrales, frutas. Hay que preparar los platos tradicionales, organizar una lista de compra... Todo eso forma parte de la operación bikini...

–O sea, que es todo el año...

–Es todo el año. El término operación bikini a los dietistas-nutricionistas nos pone los pelos de punta por la mala información y la repercusión negativa que supone para los pacientes. Hay personas que vienen en enero o febrero para meterse en el bikini y lucirse en la playa. La gente sólo piensa en peso y talla, pero debe pensar en la complexión y la composición corporal.

–Sí, que no es lo mismo 80 kilos con más grasa que con menos grasa... ¿Que no sólo es importante el peso y la talla, sino también la composición corporal?

–Exactamente. Por eso hay que estudiar a la persona. No sólo es importante lo que se ve por fuera, sino lo que hay por dentro; cómo estoy por dentro.

–¿Si es grasa o músculo?

–Exacto.

–¿Casos como los de listeria son también de competencia de su profesión?

–A los dietistas-nutricionistas nos compete porque también trabajamos con mujeres embarazadas y las ayudamos en la prevención. Cuando una mujer se queda embarazada acude al ginecólogo, a la matrona... Esos son los profesionales que suenan más. Pero también estamos los dietistas-nutricionistas. Trabajamos con embarazadas, con mujeres que quieren quedarse embarazadas, con mujeres lactantes. Son un grupo de población de riesgo cuando hablamos de toxiinfecciones alimentarias. La listeria es uno de los motivos por los que incluimos unas pautas claras en la prevención cuando hablamos con una mujer que se acaba de quedar embarazada y no sabe qué puede comer con más seguridad y qué no puede comer. La listeria tiene la mala sombra de vivir en temperaturas bajas. Es capaz de resistir viva en el frigorífico, incluso en congelación. Por eso es importante calentar los alimentos. A las embarazadas, en ciertos alimentos, también les decimos que se aseguren de que están pasteurizados. Es el caso de los quesos.

–Eso no lo sabía...

–Los quesos deben ser pasteurizados. En internet se lee que la mujer embarazada no puede tomar quesos blandos, tipo brie o camembert. En realidad no es que no los puedan comer. No los pueden comer si no están pasteurizados. Hay que ver en el etiquetado que estén elaborados con leche pasteurizada, no cruda. En cuanto al problema de la carne mechada es que si no se lleva a una temperatura por encima de los 75 grados, la listeria está ahí porque vive en temperaturas bajas. Ha salido del frigorífico, sí; pero es que en el frío también viven bacterias...

–¿Ejerce por lo privado?

–Sí. Porque otro de los grandes problemas que tienen los dietistas-nutricionistas y que tiene la población es que no estamos incorporados al sistema andaluz de salud. Hemos tenido conversaciones con la Consejería de Salud. Es una demanda propia de nuestro Colegio. Tenemos una comisión que trabaja para la inclusión del dietista-nutricionista en el SAS. Pero también es una petición de la población. No todo el mundo tiene acceso a ir a una consulta privada.

–¿Cuánto cuesta una consulta?

–Puede ser desde, 10 euros, que no permite vivir a un dietista-nutricionista, a 80 euros. Todo el mundo no puede pagar eso. Pedimos formar parte de equipos interdisciplinares. No se trata de sustituir la labor de otros profesionales muy necesarios en el terreno de la nutrición y la dietética. En el abordaje de la salud son necesarios los médicos de muchas especialidades, los enfermeros, los auxiliares, los farmacéuticos, los psicólogos... y los dietistas-nutricionistas, también.

–¿Cuántos dietistas-nutricionistas tiene el SAS en la provincia?

–No hay. Si hay es de forma puntual porque sea con una beca de investigación y durante un tiempo limitado. Los técnicos en dietética, de formación profesional reglada sí están en el SAS, en unidades de Endocrinología, en cocinas... Tampoco son muchos. Pero el técnico en dietética tiene una labor diferente; nuestra función es distinta.

–¿Qué demanda el Colegio?

–No se trata de apartar al resto de profesionales que ya están, se trata de incluir y mejorar los equipos de trabajo. Lo llevamos demandando desde el inicio de nuestro Colegio, que lleva unos cinco años. Es un colegio joven. Mantenemos la esperanza con este nuevo equipo de Gobierno que ha entrado. Hemos tenido reuniones y sabemos que son sensibles. En otras comunidades, como la valenciana parece que nos van a incluir.

–¿Qué mejoraría a la provincia?

–Ya que hablamos de salud, acercaría más las profesiones sanitarias a la población, pero no por parte de los profesionales sanitarios, sino por parte de los políticos. Me consta que nuestro alcalde nos tiene muy presente. Tienen que implicarnos más a los profesionales sanitarios, pero no solo a los grandes, también a los pequeños, como los dietistas-nutricionistas, porque no todos suman 6.000 por provincia [en alusión a los médicos].

–¿Qué aconseja, patinete o bici?

–Bici porque con el patinete estamos quietos, nos lleva una máquina y en Málaga hay obesidad y obesidad infantil. Me parece muy cómodo el patinete, pero hay que moverse. Las piernas hay que moverlas, hay que estar activos porque al estar activos consumimos lo que estamos comiendo y lo que estamos disfrutando al comer.

–¿Algo que quiera agregar?

–Hacer hincapié en el intrusismo. En toda Andalucía hay mucho intrusismo. Hay que reconocer al dietista-nutricionista como profesional especializado no sólo en el consejo dietético, sino también en el abordaje de la alimentación y en el abordaje dietético nutricional de las patologías diagnosticadas por los médicos. El intrusismo en el ámbito de la salud enferma y puede llegar a matar. No podemos ir a una consulta que no cumpla los requisitos legales que son necesarios para su apertura. Yo no puedo abrir una consulta si no tengo la titulación oficial. La gente tiene que informarse y asegurarse de que la persona que los va a atender es dietista-nutriocinista y si no lo es, que no acudan, porque pueden estar poniendo en riesgo su salud.

–¿Y dónde informarse?

–Es público el listado de dietistas-nutricionistas en la página del Colegio, Codinan.org, las siglas del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía.

Tres carreras y un único fin: cuidar la salud

Ana Márquez Guerrero tiene tres carreras. Es enfermera por la Universidad de Málaga, dietista-nutricionista por la de Granada y antropóloga por la Católica de Murcia. Esta inquietud por las humanidades tiene un único fin: cuidar de la salud de los demás. Es vocal por Málaga del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía; es decir, su representante en la provincia. Le encanta la jardinería. Dice que la agota, pero la relaja. Además le encanta leer y viajar. Con su afán antropológico, ha recorrido muchos países, incluidos algunos lejanos como India o Tailandia. Reconoce que su asignatura pendiente es poder delegar. Dedica muchas horas a su ejercicio profesional como dietista-nutricionista, un trabajo que le apasiona. Aclara que como es una tarea personalizada, detrás de cada consulta hay un trabajo muy individual con cada paciente. Es también la secretaria de Uprosama, la unión de los 11 colegios sanitarios de la provincia. Ha sido docente en hospitales y también en FP para el Empleo. Es clara, directa, rigurosa. Aunque dice que siempre hay aspectos mejorables, defiende la sanidad pública y su calidad.

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