"Hemos podido llegar a donde estaba Julen y entregárselo a sus padres"
Ángel García Vidal, portavoz del equipo de rescate de Julen
"Algunas veces he dicho que ahí estaba la España real; montar todo ese operativo y juntar a tantísimas personas por tratar de salvar a un muchacho ha sido muy grande", pone de relieve
Málaga/Ángel García Vidal ha sido durante las casi dos semanas que se ha prolongado la operación de rescate de Julen el rostro visible del equipo técnico que, casi sin descanso, se enfrentó a la montaña en el reto de sacar al niño con vida. Dos días después del desenlace fatídico, atiende a este periódico aún conmocionado por lo ocurrido y buscando recuperar la normalidad perdida. "He dejado atrás una montaña de tierra para encontrarme ante una montaña de papeles", comenta de manera anecdótica en el interior de su despacho, donde tiene lugar esta entrevista.
¿Hay un Ángel García Vidal antes y después de la caída de Julen al pozo?
Probablemente, porque es acontecimiento tan enorme, una experiencia vital tan grande que dejará huella, no solo en mí si no en todos los que hemos participado. No me cabe ninguna duda. Espero que para bien, claro.
Porque habrán sido las dos semanas más intensas en su vida. No solo profesional sino también personal...
Es que esto no es solo un proyecto, una obra de ingeniería, es una experiencia humana. Se mezclan tantos sentimientos. Espero que nunca más tengamos que hacer una obra con un niño a 71 metros y con el objetivo de rescatarlo. Tiene mucha más trascendencia que un proyecto frío.
Usted es padre...
Cuatro hijos.
¿Esa condición le ha marcado en esas dos semanas?
En mi caso probablemente, pero si no eres padre y tienes corazón y sangre también te va a marcar igual y vas a actuar de la misma manera. El ser padre, tener hijos y uno de ellos más pequeño, lo que hace es ponerte en la piel y en el sufrimiento de esos padres, lo interiorizas, lo haces tuyo, como si te pasase a ti.
¿Le ha dado fuerzas para seguir adelante?
Muchas, muchas. Ese sentimiento, ese poner en la piel de esos padres e interiorizarlo y percibir ese drama claro que te hace ser más fuerte y tirar para adelante.
¿Y es creyente?
Sí.
¿Cuántas veces ha rezado...?
Me he peleado, he dicho por qué... A lo largo del día varías veces. Íntimamente. Pero como el tiempo ha transcurrido tan deprisa, aunque no queríamos que transcurriera. Lo hacía y había que tomar decisiones muy deprisa, tener la cabeza fría para tomar las decisiones más correctas posibles.
¿Cuándo se produce esa primera llamada en la que le informan de la caída de un niño de dos años a un pozo? ¿Cuál fue su primer pensamiento en ese momento?
Me avisan el lunes, alrededor de las 16:00. Sé que eso ocurrió el domingo. De hecho la última conversación con mi mujer el domingo por la noche fue sobre esta noticia. La comentamos de una forma dramática. Y al día siguiente no hablé con ella. Casualmente fui a comer a casa, que ya es raro. Vivo en la zona Este de la ciudad y cerca de Totalán. Eran las cuatro y pico, en casa, y recibí una llamada de la Guardia Civil. Me comentaron que estaban con este tema y que necesitaban ayuda. No me lo pensé, me fui para arriba. Antes de irme lancé un comunicado a mis compañeros a través de un grupo de whatsaap. Al salir de mi casa, un compañero me llamó y quedamos para ir juntos. Cuando llegamos, a los 15 o 20 minutos, ya estábamos ocho o nueve compañeros. Y nos dimos perfectamente cuenta de la magnitud del problema. Enfrentándote con la situación tienes dos opciones, o te das la vuelta y te vas o miras de frente u te quedas. Nosotros decidimos mirar de frente y quedarnos.
Una cosa es lo que le cuentan, lo que vio por las imágenes. Pero cuando llegó al terreno y vio el orificio, ¿se le pasó por la cabeza que realmente podía haber caído un niño por ahí?
Es difícil pensar que por ahí se pudiese colar un niño y que acabara en el fondo y no verse, como desaparecer. Te tienes que poner en situación, creer las versiones, naturalmente. A nosotros eso que nos dice forma parte del enunciado del problema que nos dan y como ingenieros tratamos de ir al grano de la cuestión. El enunciado del problema era 'un niño de dos años y medio ha caído en un pozo de 110 metros, según las manifestaciones del pocero que ejecutó el pozo pero a 71 metros se encuentra una cota de tierra y el niño no se ve'. Ese es el enunciado y a partir de eso, que no ponemos en cuestión es donde desarrollamos la solución al problema.
El primer escollo es el famoso tapón. ¿A eso se le ha encontrado explicación? ¿Dentro del equipo se habló del asunto?
Hemos hablado mucho de ese tapón y eso ha sido básico para desarrollar todo el procedimiento constructivo. Si ni el pocero ni nadie rellenó ese pozo, según nos decía la Guardia Civil y el pocero, es que por las circunstancias que sean el niño cuando cayó pudo arrastrar parte de las paredes... Era un punto muy delicado porque si lo manipulas mucho el drama podría haber sido mayor, que se hubiese podido ir más abajo. Cualquier procedimiento constructivo debía amoldarse a que se tapón no sufriera y se viniese abajo.
Usted formaba parte de un grupo de expertos. Trece eran en total, creo. ¿Cómo se tomaban las decisiones?
Eran reuniones constantes. Se analizó muy pronto las posibles soluciones para llegar ahí. Todo había que hacerlo muy deprisa. Quedamos en la ejecución de una galería horizontal junto a una vertical. Pero para eso había que hacer una serie de labores auxiliares tremendas. Empezamos la galería horizontal el miércoles por la mañana, se podría haber empezado antes, pero la Guardia Civil durante esos días estaba con las labores de succión. Al ver que no había resultados se optó por el método nuestro. En seguida se vio que la ladera era inestable. Se podía hacer pero requería de unos trabajos tan enormes y con unos tiempos incompatibles con la urgencia que teníamos.
Para tomar la verdadera dimensión de la intervención. ¿De tener que haber hecho esta obra en cualquier otro lugar y sin la presión de tener que rescatar a un niño, cuánto tiempo podría haber necesitado?
Muchos meses. Hay que hacer estudios previos, geológicos, geotécnicos, ensayos, levantamiento topográfico... Mínimo, mínimo, mínimo, ocho o nueve meses. Estábamos haciendo estudios previos, proyecto y obra a la vez. Estábamos haciendo una obra a escala 1:1; estábamos en la realidad. Con toda nuestra experiencia, conocimiento de todo el grupo, unos en un tema y otros en otro, pero a la vez.
Días después de desenlace, ¿hay algo que desde su punto de vista se podría haber hecho diferente?
Es pronto para un análisis sereno de la situación. Sí puedo decir que se han puesto todos los medios humanos y técnicos a disposición de esta misión. Se ha hecho todo lo humanamente posible. Y aún más. Porque trabajar 18-20 horas seguidas, o 24 horas cuando se estaba ejecutando la obra... Se ha trabajado 24 horas diarias y valorando muchas alternativas, intentando dar con una solución que nos presentase los menos errores posibles, con la mayor aproximación a Julen y sin poner en riesgo el hilo de vida que pudiera tener.
Le he escuchado decir en varias ocasiones que no se perdía la esperanza de encontrarlo con vida. ¿No hay ningún momento en que esa sensación se desvanece?
Nunca. El enunciado del problema no tenía variación. Los días pasan, pero esa esperanza no la había perdido en ningún momento. Por eso hemos estado trabajando intensamente.
¿Estaba usted presente cuando informan de que han encontrado a Julen sin vida?
Sí. Fue un momento de sensaciones encontradas. Siempre existía la posibilidad de encontrarlo con vida. A pesar de que las condiciones de la caída, el tiempo pasado, que no se le veía... Fue un momento muy duro, triste, la realidad se impuso. Y por otra parte, el hecho de encontrarlo fue una satisfacción, enorme satisfacción, porque si no lo hubiésemos encontrado, aún sin vida, el sufrimiento de sus padres aún sería mayor. Por lo menos se lo hemos podido entregar, con todo el dolor de nuestro corazón, pero se lo hemos podido entregar y le han podido dar una despedida como merecía.
Eso pasa hace apenas dos días. ¿Le ha dado tiempo a asimilarlo?¿Ha podido quitarse de la cabeza lo que han sido estas dos semanas?
Aún no, porque los medios no me dejáis... Lo entiendo perfectamente. Tengo que hablar de ello y comentarlo. También lo hago en cierta medida para poner en valor el esfuerzo sobrehumano que se ha realizado, los grandes compañeros que he tenido, de la misma o mayor valía que yo, y es algo que es importante poner en valor. Independientemente de otros muchos cuerpos, instituciones, personas... Algunas veces he dicho que ahí estaba la España real. Montar todo ese operativo y junta a tantísimas personas por tratar de salvar a un muchacho ha sido muy grande.
¿Hay algún momento en que ha pensado, ojalá no me hubiese tocado a mí?
Ojalá no lo hubiese tenido que vivir, porque eso significaría que Julen no cayó al pozo. Pero una vez que llegas y tomas la decisión de quedarte. No me arrepiento en absoluto. Mil veces que pase mil veces que lo haría.
El nombre de Julen le va a acompañar el resto de su vida.
A Julen lo vamos a llevar siempre con nosotros, estoy seguro. Quizás la grandeza de Julen es que va a vivir en nosotros, por supuesto en sus padres, que comparto su dolor y su duelo. Pero a lo mejor su hijo no ha muerto, va a vivir entre nosotros. Ese espíritu, esa solidaridad, todo lo que vivimos allí tantas personas y fuera de allí, porque nos llegaban miles de mensajes de ánimo, que ayudan tanto... Hemos podido llegar a donde estaba Julen y entregárselo a sus padres. Ha sido el esfuerzo de todo un país.
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