Aurora Luque: "Ojalá sea Málaga una ciudad con un lugar para todos"

20 AÑOS DE 'MÁLAGA HOY'

Reconocida con el Premio Nacional de Poesía en 2022 y al frente de la literatura en lengua española, la autora revisa las luces y sombras de la ciudad

Antonio Banderas: "En Málaga ha habido una apuesta clara por una ciudad más humana"

La escritora, poeta y columnista Aurora Luque, en una imagen reciente.
La escritora, poeta y columnista Aurora Luque, en una imagen reciente. / Jorge Zapata | Efe

NO entiende Aurora Luque otra manera distinta de estar en el mundo que la poesía. Sin ella, afirma, “sería otra persona”. Pero probablemente también fuera hoy otra mujer distinta de no haber recalado en Málaga hace ya 34 años. “Málaga era ya abierta y generosa; era, es y espero que lo siga siendo receptiva a todas las facetas de la creación y, en especial, a la poesía”. Esta inclinación natural a la poesía, practicada de manera transversal, conquistó en su momento a la autora: “Málaga cuida a los poetas, desde las instituciones, desde instancias privadas, personas que abren librerías, que tienen imprentas y llevan colecciones, amigos, amantes de la poesía”. Por eso, Luque, una voz fundamental de la poesía contemporánea en Lengua Española, reconocida con el Premio Nacional de Poesía en 2022 (el mismo año en que Málaga Hoy la reconoció como Malagueña de Hoy en sus premios anuales) y dueña de una obra ampliamente admirada y divulgada, no desea otra cosa para su querida ciudad que miradas críticas que cuestionen hacia dónde se dirige, “sobre todo en estos tiempos en los que Málaga parece querer sacrificarse entera al omnipotente dios del turismo y eso puede contribuir a deshumanizarla, gentrificarla, a disneyficarla y a dejar fuera a los jóvenes”.

Como desea la poeta, “ojalá todos puedan tener ese lugar en el que quedarse en una Málaga que no sea solo un regalo para los turistas, sino un lugar para vivir dignamente”. Desde esta posición crítica, sostiene Aurora Luque que “vivimos en una DTM: Dictadura del Turismo Masivo. Y sus ministros son los Hosteleros del Gran Poder”. Como ejemplo de esta situación, recuerda la escritora “la decisión de no aplicar ninguna restricción al llenado de piscinas en hoteles y apartamentos turísticos, mientras que se prohíbe la misma actividad a las comunidades de vecinos”. Subraya Luque igualmente “la negativa del Santo Gremio de la Hostelería al abono de la tasa turística: dicen que se trata de “un tapón en el culo de la gallina de los huevos de oro”. Pero la gallina acabará explotando por otros conductos. Si no se aplica esa tasa, ¿quién paga entonces los servicios de basura, bomberos, seguridad y limpieza? Los de siempre: los vecinos. Y esto dista mucho de ser una situación justa”.

“Ojalá todos puedan tener su sitio en una Málaga en la que se pueda vivir dignamente”

“Habrá que aceptar que el turismo es la única industria que la bella y egoísta Europa es capaz de generar. Ahora bien, ¿todo vale?”, se pregunta la también traductora y columnista, cuyo trabajo para la recuperación histórica de escritoras malagueñas silenciadas como Isabel Oyarzábal y María Rosa de Gálvez ha resultado fundamental en los últimos años para su restitución. Aunque su DNI dice que nació (circunstancialmente) en Almería, su única vinculación con esa ciudad fue “genética” a través de su madre, pero la poeta sí cree que influyó en su poesía su infancia en las Alpujarras. “Mi lugar de crecimiento es Cádiar, un pueblo de los nada turísticos, por suerte, que no está invadido todavía ni trastornado. Allí viví los primeros 14 años y fue un privilegio, un lugar donde las estaciones significan, ver las montañas por los cuatro puntos cardinales, comer los frutos de los árboles, los trueques entre vecinos...” Su fascinación por Grecia, inspiración fundamental de su obra poética, surgió en la adolescencia, después de leer Ocnos de Cernuda, que le “marcó”, y “el contacto con el griego de Homero fue tan seductor” que se quedó en el estudio de estas culturas clásicas, “siempre con el deseo de disfrutar desde el presente de los poetas del pasado”. “No es que ame a todos los clásicos. Hay algunos que me irritan, y a Jenofonte no lo tendría como amigo. ¡Pero hay tantos que todavía tienen el secreto de la vida...!”, añade la escritora.

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