La renuncia de Banderas siembra de interrogantes el futuro del Astoria
El alcalde quiere convecerlo y que dé marcha atrás l Duda sobre el modo de reconducir la situación. El actor dice no querer ser "un nuevo Moneo en su casa"
La decisión de Antonio Banderas, José Seguí y la empresa Starlite de renunciar a ejecutar la operación de transformación de la manzana de los antiguos cines Astoria y Victoria sume, de nuevo, en un escenario de total incertidumbre el futuro de este privilegiado espacio de la ciudad. Más aún si se tiene en cuenta que el Ayuntamiento de Málaga daba por segura su participación en la concurrencia competitiva mediante la que se aspiraba a adjudicar a una empresa la concesión de la parcela para la construcción del inmueble y su explotación comercial.
En su primera reacción tras conocer lo ocurrido, el alcalde, Francisco de la Torre, dijo que tratará de convencer a Banderas para que dé marcha atrás y abundaba en que la situación "obliga a una reflexión" para ver cómo reconducir el proyecto, aunque señaló que habrá que continuar adelante con el proceso.
La situación es si cabe más grave si se tiene en cuenta que la herida que hoy representa esta edificación para el Centro se extiende, al menos, desde finales del año 2010, momento en que el Consistorio se hizo con la propiedad de la manzana tras abonar a unos 21 millones de euros. El final a este largo lapso de tiempo, en el que el alcalde aspiró a crear un gran espacio cultural, bautizado como Museo de Museos, parecía algo más cerca tras la convocatoria de un concurso de ideas para intervenir sobre este lateral de la Plaza de la Merced. Pero la decisión de Banderas agua las esperanzas del regidor, más aún después de que el actor confirmase que acudiría al concurso empresarial.
Las críticas a la proposición ganadora parecen haber desencadenado motivado el desencanto de Banderas. Por medio de una carta publicada en Sur, fue taxativo, al señalar que el ambiente existente no era "el adecuado para seguir compitiendo por la concesión". "Los coros de voces que comenzaron a alzarse contra nuestro proyecto, dentro y fuera de los ambientes políticos locales, que además no se detenían en la crítica al mismo, sino que se extendían a la sorna, el cachondeo y por qué no decirlo, la mala leche, me hicieron comenzar a reflexionar sobre si realmente valía la pena arriesgar tanto, enfangarse tanto, y exponerse tanto", dice, denunciando incluso "trato humillante".
"Había que salir de ahí, había que salir y buscar un mejor lugar en el que depositar todas las energías positivas que deseábamos para este desafío, un mejor sitio en el que sudar por ofrecer nuestras ideas a Málaga, un rincón en el que no huela a corralón y podamos construir algo interesante", sentencia, para apuntar: "no quiero convertirme en un nuevo Moneo en mi propia casa".
Las impresiones trasladadas por el actor fueron respaldadas ayer por Seguí, quien subrayó que se trata de una determinación "irreversible". "Hay un acuerdo de lealtad entre nosotros tres [en alusión a Banderas, la empresa Starlite y a él mismo] de ir juntos al proyecto y de salirnos juntos; nos salimos juntos y es irreversible", confirmó a Málaga Hoy, insistiendo en que la situación "era insostenible, de crispación y de continuo insulto". "No podíamos pensar la crispación que se iba a crear".
Uno de los últimos acontecimientos que pueden estar detrás del malestar de Banderas es el debate vivido el pasado lunes en la Comisión de Ordenación del Territorio, a la que Málaga para la Gente acudió con una moción pidiendo la anulación del concurso de ideas y su repetición. La iniciativa fue rechazada gracias a la abstención del PSOE, que con el voto contrario del PP, fue suficiente para tumbar la demanda. El resto de grupos, con matices, sí apoyó la petición. La marcha atrás anunciada por Banderas se produce días después de que tuviese lugar la primera de las reuniones con la Delegación de Cultura, en la que el ente de la Junta de Andalucía abundó en la necesidad de que la intervención final respetase el planeamiento urbanístico del Centro, el Pepri, en lo relativo a la altura y a la huella del edificio actual, dos parámetros que vulnera la idea de Seguí. En el caso de las plantas, con dos más de las permitidas.
A ello se sumaba la necesidad de que el uso del inmueble futuro sea principalmente cultural. De acuerdo con los documentos oficiales de la propuesta de Seguí y Banderas, más de la mitad de la superficie planteada era de uso comercial, incluyendo 23 establecimientos, la mayoría vinculada al sector de la hostelería. El informe de viabilidad relacionaba el mantenimiento económico del proyecto con los ingresos derivados de esos neglocios, así como de un teatro con capacidad para 600 espectadores. El resultado al finalizar el periodo de concesión se situaba en unos 31,6 millones de beneficios.
Pero esas previsiones pueden quedar maltrechas de tener que variarse de las condiciones de edificación y usos de acuerdo con las tesis manejadas con Cultura. De la Torre ayer eludió relacionar con este hecho la renuncia de Banderas.
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