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Los Baños del Carmen, un balneario centenario camino de su declaración como BIC

En 1918 se inauguró este espacio que se fue ampliando con restaurante, parque de atracciones, pistas de baile, campos de fútbol y tenis y un embarcadero

Publicada la resolución para la inscripción como BIC de los Baños del Carmen de Málaga

El edificio principal de los Baños del Carmen, aún sin terminar. / Archivo Antonio Checa

Al margen del temporal de levante, que ha vuelto a golpear los Baños del Carmen, este complejo centenario, el único ejemplo histórico conservado en Málaga de balneario público de mar, ha sido noticia esta semana. El lunes salía la publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) de la resolución por la que incoa el procedimiento para su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Lugar de Interés Etnológico.

Así, tal y como detalló la delegada territorial de Turismo, Cultura y Deporte, Gemma del Corral, se formaliza "el principal paso necesario" para la inscripción del Balneario como BIC. Este título lo dotará de la protección especial que tienen los edificios y entornos incluidos en este catálogo y, además, reforzará su estima entre malagueños y visitantes.

Aunque esa consideración de lugar especial, en el top para gran parte de la población, viene de lejos. Su posición junto al mar, su vista privilegiada de la bahía, más espectacular si cabe durante el atardecer, la oferta gastronómica de su restaurante y los conciertos y otros eventos culturales que organizan los promotores del establecimiento sirven de reclamo para miles de visitantes durante todos los meses del año

Bañistas en las casetas de madera en 1932. / Archivo Antonio Checa

La vida en este entorno, conocido como Torre de San Telmo, se remonta a la Edad del Cobre. Lo que hoy son bloques de pisos y la urbanización de Cerrado de Calderón, antes fueron colinas sobre el mar que sirvieron para alojar una torre defensiva medieval, uno delos hitos del camino de Vélez. En las últimas décadas del siglo XIX se abrió entre las rocas una cantera para extraer el material que se necesitó para la construcción del puerto de Málaga, aunque esta función se destinara un poco más tarde a la cantera de Almellones.

En 1918 se inauguró el balneario por iniciativa de Enrique García de Toledo. Compuesto por casetas de madera, el espacio contemplaba un uso separado de la playa con zonas diferenciadas para hombres y mujeres. El historiador Víctor Heredia explicaba para este periódico que "constituyeron toda una innovación en la época", ya que frente a los antiguos balnearios cerrados "representaban la modernidad y un nuevo concepto de los baños de mar y de sol, al estilo de San Sebastián, como se decía entonces".

Pistas de tenis de los Baños del Carmen. / Archivo Antonio Checa

Los Baños del Carmen contaban con servicio de tranvía y poco a poco fueron ampliando su oferta con restaurante, parque de atracciones, quioscos, pistas de baile, campos de fútbol y tenis, embarcadero, e incluso un cine y una fuente de la que manaba vino, como se puede apreciar en algunas de las imágenes del archivo de Antonio Checa, fechadas entre 1929 y 1932.

Desde los años 20 hasta los 60 del siglo XX fue uno de los lugares con más encanto de la ciudad, puesto que fue un continuo escenario de verbenas, fiestas, competiciones deportivas (hasta 1941 fue el campo del equipo de fútbol de la ciudad) y otras muchas actividades lúdicas.

Trabajadores en la construcción del balneario. / Archivo Antonio Checa

Más tarde una parte de los terrenos de la concesión administrativa fueron transformados en camping y los Baños fueron cayendo en decadencia. A pesar del cierto abandono del entorno, permanece el bosque de eucaliptos y el restaurante que diseñó Daniel Rubio en los años 30, envuelto en una atmósfera decadente que le otorga un encanto singular.

El Parque Balneario de Nuestra Señora del Carmen constituye "el único ejemplo histórico conservado en Málaga de balneario público de mar", señala Del Corral. Es un conjunto patrimonial conformado por bienes materiales dispares y diacrónicos, ubicados en un entorno de interés paisajístico ligado a un tramo del litoral este de la ciudad.

Entorno del balneario con la colina a su espalda. / Archivo Antonio Checa

El documento de Cultura detalla que en este lugar se viene desarrollando, desde su origen hasta la actualidad, un modo de vida y costumbre y un capítulo protagonista en la historia de Málaga como es la cultura de los 'baños de mar', de la que este bien es testimonio inestimable.

Una bañista en la orilla de la playa. / Archivo Antonio Checa

En torno a esta cultura se establece un diálogo entre el patrimonio inmueble y el medio natural que se ha perpetuado en el tiempo, en el que adquiere su fundamento el paisaje y la relación de la arquitectura con el mar, en el marco del uso público y disfrute de este espacio. Esta relación histórica ha fortalecido la vinculación de la ciudadanía con el bien, convirtiéndolo en un paisaje simbólico, donde es latente una fuerte carga vivencial y de memoria colectiva.

Consolidado como espacio social abierto, este enclave es actualmente un lugar centralizador de encuentros, actividades, esparcimiento, ocio, salud y descanso, y un espacio verde en la trama urbana, apuntando que confluyen en este caso valores etnológicos, históricos, arquitectónicos, sociales, culturales, paisajísticos, medioambientales y naturales, que justifican la inclusión del inmueble en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

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