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"Los Baños del Carmen, cuanto más decadentes, más parecen gustar"

Juan Gavilanes. Arquitecto y profesor de la escuela técnica superior de arquitectura

Partidario de rescatar la concesión del emblemático lugar y buscar la mejor solución para el entorno, el también doctor en Arquitectura analiza la ciudad y sus proyectos futuros

El arquitecto posa en su obra construida más reciente, la Facultad de Ciencias de la Salud, en la ampliación del campus de Teatinos.

12 de octubre 2014 - 01:00

-En el tramo final de la Semana de la Arquitectura, de la que se celebra su tercera edición, como un acercamiento a los malagueños, es casi inevitable preguntar si realmente la arquitectura llega a las los ciudadanos.

-Bueno hablar de ciudadanos significa hablar de ciudad y hablar de ciudad significa hablar de arquitectura; por tanto, sin darse cuenta la arquitectura llega los ciudadanos desde que nacen en un hospital, van a una guardería, compran en un mercado, van a un centro de salud o a la Administración; conviven con la arquitectura.

-Pero, ¿somos conscientes de ella, capaces de observarla y analizarla?

-A veces no, hay arquitectura de distintos tiempos y a veces uno es más consciente de la pasada porque es de los que ya no están y menos consciente de la propia.

-Al menos la Semana de la Arquitectura está teniendo aceptación y lo más importante, participación.

-Está muy bien que se haga esto, porque verdaderamente se hace participe de algo que existe. Nosotros siempre decimos que es la arquitectura es tangible, para lo bueno y para lo malo, por lo que es interesante llamar la atención sobre ello, sobre una realidad que afecta a espacio público, a los edificios y la ciudad en que vivimos.

-Puesta ya la atención sobre la ciudad, ¿cómo la valora respecto a otras ciudades europeas de referencia?

-Las características que sitúan a Málaga como ciudad son buenas y probablemente si algo hemos sacado de la llamada burbuja inmobiliaria ha sido probablemente unas de las mejores infraestructuras del país, que salvan un poco el aislamiento al que se ha visto sometida durante décadas una ciudad del sur de Europa. Ahora mismo, tenemos un gran aeropuerto bien conectado, ferrocarril de alta velocidad, la hiperronda, el puerto, tanto para carga y descarga como para cruceros, buenas conexiones por carretera con el resto del país; lo que nos sitúa como un nodo importante a nivel productivo, que empieza a ser mirado desde ese punto de vista. Probablemente Málaga tenga vocación de ser una de las ciudades más importantes del sur de España, aunque administrativamente es complicado que eso se certifique. La vocación de Málaga ha sido, desde el siglo XIX, una vocación en la que la empresa privada ha puesto los ojos en Málaga, más que lo público.

-¿Alguna explicación para esa falta de impulso público?

-Lo público creo que va haciendo cada vez más, lo que ocurre es que siempre da un poco la sensación de que con la población que tiene Málaga todavía tiene carencias que no tienen ciudades más pequeñas.

-¿Es una cuestión política?

-Nosotros delegamos en los políticos la capacidad de organizarnos, por lo que en cierta manera puede serlo. Es un orden de prioridades; pero se han hecho muchas cosas, siempre soy optimista con Málaga.

-Entre las últimas infraestructuras públicas inauguradas está el Metro, ¿qué opinión le merece la gran suma de dinero público invertido para un recorrido corto, que siquiera entra aún al centro de la ciudad?

-El Metro me genera optimismo, evidentemente todas las ciudades han empezado con pocos ramales, pero con la población que tiene Málaga es algo que irá calando y creo que mejora, hace más sostenible la ciudad. Es cierto que hay otras infraestructuras de transporte urbano a lo mejor necesitan menos periodo de amortización, pero probablemente la combinación de muchos medios de transporte hará que funcione mejor Málaga.

-Vayamos ahora a las propuestas de futuro. ¿Cómo valora la última idea lanzada un barrio en la zona oeste del puerto? ¿Y de que el Auditorio sea un proyecto que se haya quedado en el aire?

-Respecto al Auditorio, Málaga necesita uno. No sé si este auditorio, del que ya está hecho su proyecto, o ir empezando una parte; en algunos sitios se fasea porque evidentemente la coyuntura económica es dura. Pero el Auditorio sólo se puede entender si entiendes Málaga como casi una conurbación, que es algo que yo he defendido desde mi tesis doctoral y es que en la cabeza nuestra administrativamente tentemos Málaga, Torremolinos, Benalmádena, Rincón de la Victoria, pero todo funciona como una gran ciudad. Entonces si entendemos el auditorio para todo ese territorio puede tener sentido. Si a eso le unimos el turismo y una buena programación, por qué no. Y luego, respecto a este barrio, para que pueda funcionar tiene que ser como lo que sucede en el centro, una suma de funciones, no podría ser solamente oficinas, viviendas o comercios. Es lo que hoy se llaman zonas híbridas.

-Y para los Baños del Carmen, un espacio en pleno debate, ¿qué solución propondría?

-Los proyectos para un lugar lógicamente tienen que tener sus aprovechamientos y sus lógicas de inversión, porque para poder invertir en un sitio tienes que sacar por otro. Pero por otro lado, los Baños del Carmen es un sitio contradictorio, que cuanto más decadente está, hay una parte de la ciudadanía a la que le gusta, porque tiene una cierta originalidad que lo hace atractivo. Eso te genera, por un lado, miedo a ver lo que se va a hacer ahora, porque tiene que ser una intervención sensible y respetuosa, que atienda a las condiciones del lugar. Y, por otro lado, también nos echamos las manos a la cabeza -porque no sé que pasa con estas cuestiones de distintas administraciones que se solapan- por cómo pueden llevar toda la vida sin conexión los dos paseos marítimos, y todo en un estado bastante salvaje, que no sabemos por qué no resuelven. A veces cuando pasan estas cuestiones parece que son intereses partidistas o intereses de grupos económicos y no queda más que pensar mal, y denunciarlo como ciudadanos para que sepan que no nos gusta.

-Entiendo entonces que sería partidario de rescatar la concesión y sacar un concurso público con el que poder valorar otras opciones.

-Soy un gran defensor del concurso público. En terreno público, evidentemente, concurso público. Eso es lo que se hace en cualquier país de Europa medianamente culto desde siempre. Y es cierto que Málaga da una sensación de temor a los concursos y eso que tenemos un buen ejemplo de concurso último reciente en el Palmeral de las Sorpresas. Concurso público que sale, se ejecuta bien y es un sitio maravilloso. ¿Por qué tenemos tanto miedo a esto? ¿Por qué en lugares principales no se hace? ¿Por qué no se hace en Campamento Benítez un concurso de un parque? ¿Por qué no se hacen intervenciones con concursos en zonas importantes de la ciudad? Fíjese en el entorno de la Catedral y sus plazas, busquemos la mejor opción, pongamos a buen jurado y que salga adelante y limitemos económicamente para que no sea cualquier locura, pero busquemos buenas ideas que mejoren la ciudad.

-Hablando de Catedral, ¿a favor o en contra de terminarla?

-A favor de acabarla, además, conceptualmente significaría que Málaga empieza a acabar labores.

-Pero quizás, eso es lo que nos define, una Málaga inacabada.

-¿Una Málaga manquita nos define? [Risas] Pues prefiero el cuerpo entero. Creo que hay que acabarla. El debate es muy amplio, pero si la Catedral estaba planteada con dos torres y la que no está hecha es gemela a la que hay... Por otro lado a ver que pasa con el proyecto del entorno, porque se están haciendo por partes y sin tener un plan director global.

-Así acabamos con plazas como la de Camas, calificada de "horror".

-Este es el ejemplo de un lugar principal en el centro, con identidad, ¿por qué no vamos a los mejores? La pena es el dinero que se ha invertido, se podía haber planificado mejor, pero si al menos ha generado una cierta protesta, a lo mejor es bueno para siguientes procesos.

-Al menos han rectificado y la van a modificar

-Se ha hablado mucho de sostenibilidad, pero la sostenibilidad también está en estas cuestiones. Una buena gestión es más económica.

-Ahora vayamos a lo ya construido. Se he creado un movimiento en torno a la salvación de La Mundial, cuando el proyecto de hotel de Moneo contempla la reproducción del edificio conservando los elementos que están protegido unos metros más hacia el fondo.

-Es bueno que haya movimientos a favor de proteger todo aquello que tiene valor, pero no es lo mismo lo antiguo que lo viejo, pero alguien tiene que decir qué es lo que tiene más valor. El caso de la Mundial es complicado. Desde mi punto de vista no es el mejor edificio de Málaga, corresponde a una época de Málaga en la que se demolió todo el centro y se hicieron intervenciones a tijera con edificios del XIX y que además se hizo por burguesía adinerada de la ciudad; con lo cual, como escarbemos mucho, a lo mejor los primeros que no deberían haber hecho ese edificio ahí son los de La Mundial. Entonces, ¿a dónde llegamos? Entonces, entiendo que una intención de respeto en cuanto al edificio cuando lo traslada, con los elementos más importantes arquitectónicamente, más que la propia traza del edificio, que es un edificio menor.

-La regeneración del centro ha acabado colmar de sillas y mesas sus calles y plazas, un modelo que se va extendiendo a otros barrios, con las consiguientes quejas de los vecinos. ¿Alguna solución?

-Verdaderamente es un problema, pero principalmente económico, porque está habiendo un cierto rendimiento en la hostelería. Pero quien da las concesiones es el Ayuntamiento y si no pone coto, pues pasa lo que pasa.

-¿Cree que la solución pasa por limitar el uso hostelero en calles?

-Lo necesario sería regular más que limitar. Vivimos en un país de bares, tampoco vamos a negarlo, no es un país de bibliotecas. Pero se trata de ordenar un poco, a mí me da pena la Plaza de las Flores, que no se puede entrar y todavía me dan más pena las barreras que permiten que pongan. Una plaza que tenga un bar, me parece bien, pero con un cierto decoro. Si eso es espacio público, por qué acotarlo.

-La Escuela Superior de Arquitectura ha cumplido diez años y usted ha sido participe de ella desde el principio. ¿Cómo ha influido la escuela en la provincia?

-Siempre entendimos que Málaga tenía vocación de ciudad con Escuela de Arquitectura. Ha habido un periodo en que se han autorizado en España muchas escuelas de arquitectura, tanto públicas como privadas, a veces en algunos sitios que podían ser más cuestionables, pero Málaga con la potencia que ha tenido la construcción en la segunda mitad del siglo XX , parece que tiene sentido incluir una escuela de Arquitectura, acercando la academia al lugar de producción.

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