Barreras en un edificio adaptado
Vuelva usted mañana
· ¿Tiene alguna queja ciudadana? Colabore con Don Usuario en el correo: donusuario@malagahoy.esLos servicios públicos, a examen por un periodista l Hoy, visita a Hacienda con una persona en silla de ruedas
HACIENDA somos todos. Esto decía una campaña publicitaria allá por los años 80 del pasado siglo XX, que aunque no todos recuerdan, su mensaje sigue vivo. Ya que somos todos y la pagamos todos, Don Usuario quiere comprobar si, además, todos pueden acceder a su sede en la capital malagueña, un edificio aparentemente adaptado, pero que presenta barreras. Patricia Sánchez, una discapacitada que requiere de silla de ruedas para desplazarse, presta su colaboración en esta investigación. También Maika Broncano, técnico de accesibilidad de la Federación de Asociaciones de discapacitados Físicos y Orgánicos de Málaga (FAMF-Cocemfe Málaga). El diagnóstico general es "positivo", pero como verán hay puntos negros.
Su tarjeta de presentación, a simple vista, es buena. Una plataforma para que las personas con problemas de movilidad puedan subir las escaleras de la puerta principal. Pero tiene trampa. "Cuidado que no funciona", advierte un funcionario. En este caso, se equivocó y la plataforma cumplió su cometido. Sin embargo, "suele estar más tiempo rota que en funcionamiento", advierte un funcionario.
Patricia Sánchez, por suerte, no tuvo que recurrir al plan B. Éste consiste en dar la vuelta al edifico y entrar por el aparcamiento. Aquella entrada no está adaptada, pues está ideada para turismos, no para sillas de ruedas. Así, no tiene barandillas y su inclinación es muy pronunciada. Además de ser la vía de entrada de los vehículos, con el peligro que supone. En la puerta principal las barandillas existen pero no son las homologadas.
Dentro del edificio, las primeras sensaciones son positivas. Para sorpresa de Broncano, los mostradores tienen una altura óptima para que una personas en silla de ruedas pueda realizar cualquier trámite. Sólo un pero, no están adaptados para que entren los pies, pero posibilitan la comunicación. Además, en el mostrador de información se ofrece un servicio de atención personalizada para personas discapacitadas, tal y como se anuncia en un cartel.
Cualquiera que conozca la sede de Hacienda en la capital sabe que existen espacios habilitados para que el usuario pueda rellenar sus formularios. Éstos también son aptos para personas en silla de ruedas. En la sala de espera, muy concurrida, hay instalados unos paneles de aviso ejemplares. "Su visibilidad es muy buena y además incluyen señales sonoras, algo muy útil para personas con problemas de visión", explica Broncano. La maquina dispensadora números también está adaptada así como un ordenador con un panel informativo, cuya altura es regulable.
En cambio, entre tanta concienciación, hay una cabina de teléfono inadaptada para una persona que requiera de una silla de ruedas para desplazarse. No es algo que competa directamente a Hacienda, pero se encuentra en su inmueble.
Los ascensores también son accesibles. "Tienen braille, señales sonoras, barras de apoyo y espacio suficiente para maniobrar con una silla", explica la experta. Sin embargo, las escaleras están regular, tienen antideslizante en cada escalón, pero no barandillas de doble altura, como se recomienda.
El talón de Aquiles del edificio son los aseos, tienen barra de apoyo pero están "mal diseñados". Patricia Sánchez necesitó de ayuda para entrar y salir. Así, en Hacienda parece existir concienciación, pero también hay barreras.
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