El Cachulo, histórico delincuente de El Palo, aislado en la prisión de Alhaurín de la Torre por atacar a un preso
Los funcionarios "evitaron una desgracia", denuncia la Asociación Tu Abandono Me Puede Matar, debido a la "gran corpulencia del agresor y a su historial violento”
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Rafael F. R., apodado El Cachulo, es un histórico delincuente de la barriada malagueña de El Palo que permaneció en un reformatorio por matar a un vecino cuando era menor. No fue el único episodio violento en el que se vio implicado. Un individuo llegó a abrir fuego contra él en una pelea entre las parejas de ambos, pero sobrevivió. En la prisión de Alhaurín de la Torre, tiene el dudoso honor de ser considerado como "uno de los internos más conflictivos". Ahora, un nuevo incidente entre rejas le ha llevado a ingresar en el módulo 7 de aislamiento por atacar, presuntamente, a un reo y agredir a un funcionario, que ha resultado herido, según han denunciado desde la Asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM).
El origen de la secuencia tuvo lugar este pasado domingo día 12, cuando los trabajadores procedieron esa mañana a la bajada de celdas y el reo, que se encontraba en el módulo 11, “atacó a otro interno”. La rápida actuación de los funcionarios, recalca la asociación, permitió “frenar la agresión y evitar un mal mayor”, debido, remachan, “a la gran corpulencia del agresor y a su historial violento”.
El Cachulo fue entonces conducido a la celda acristalada de Enfermería, en aislamiento provisional. Allí, en palabras del colectivo de funcionarios, continuó mostrando una "actitud desafiante y agresiva”, en esa ocasión contra los trabajadores. “Durante toda la tarde siguió causando problemas y amenazando con agredirlos, de lo que ya se informó con el parte de hechos correspondiente”, explica el comunicado difundido por la asociación.
Esta mañana, poco después de levantar la medida de aislamiento provisional, el preso volvió a protagonizar, supuestamente, otro altercado con internos cuando se le trasladó al módulo 9. De nuevo, los funcionarios tuvieron que aislarlo “debido al estado de agitación” que presentaba. En ese momento, uno de ellos “sufrió lesiones en las extremidades superiores”.
La asociación considera que los trabajadores han evitado “una vez más una desgracia en prisión”, pero se cuestiona “por qué internos con estos historiales violentos que conllevan un riesgo para el resto de población reclusa y para los trabajadores del centro penitenciario residen en módulos con régimen de vida ordinario”.
La última detención de El Cachulo hecha pública se remonta al 2019, cuando fue detenido por la Policía Local de Málaga como presunto autor de un delito de quebrantamiento de condena, según informaron entonces fuentes cercanas al caso. La actuación que motivó el arresto se inició tras encontrarse en calle Martínez de la Rosa una pulsera de localización permanente por GPS, similar a la que llevan los internos que ya disfrutan del tercer grado o régimen de semilibertad. La investigación, a tenor de las pesquisas practicadas, apuntaban a que el dispositivo hallado correspondía a este histórico delincuente. Tras abrirse una investigación para proceder a su arresto, los policías no tardaron en darle captura.
Una patrulla perteneciente a la jefatura de distrito norte de la Policía Local recibió el aviso de que una persona había sufrido lesiones, por lo que acudió a un centro médico ubicado en la plaza del Hospital Civil para conocer lo ocurrido. Fue allí donde, según comentaron entonces testigos, se encontraba un hombre al que la Policía podía estar buscando. Los efectivos, al consultar si tenía causas pendientes, comprobaron que sobre él pesaba una orden de detención. Se identificaron como policías y lo detuvieron por un supuesto delito de quebrantamiento de condena.
Siete puñaladas por quejarse del ruido
En el año 2000, El Cachulo asestó hasta siete puñaladas a un hombre que le recriminó poco antes los gritos que profería en un bar. El joven disfrutaba entonces de un permiso del centro de menores de Sevilla, en el que fue recluido cuando tenía 17 años, por un intento de homicidio anterior. En un primer momento, Rafael ingresó en prisión, pero la entrada en vigor de la Ley del Menor supuso su puesta en libertad a primeros de enero de 2001. Unos años después, resultó herido al recibir un disparo por un individuo tras una pelea que se produjo entre las parejas de ambos. Y volvió a ser detenido en distintas ocasiones cuando todavía no había terminado de saldar sus cuentas pendientes con la Justicia.
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