CalvicieLa importancia de ir a la raíz
Los especialistas advierten que la clave está en un diagnóstico acertado y un tratamiento adecuado a cada caso
Un trasplante de pelo cuesta hasta 8.000 euros
La pérdida del pelo no es solo cosa de hombres. Ni únicamente de cuarentones o cincuentones. Aunque este suele ser el perfil más frecuente, hay también jóvenes y mujeres que sufren el problema. El origen es diverso. Pueden ser razones genéticas, hormonales... Pero también puede ser una pérdida capilar localizada debido a accidentes, quemaduras o tratamientos radioterápicos. Hay muchas causas y también muchas soluciones. La clave está, según los especialistas, en ir a la raíz del problema con un diagnóstico acertado. Y a partir de ahí decidir el tratamiento adecuado para cada paciente. Ambos pilares son la llave para unos buenos resultados.
Existen fármacos, tratamientos con plasma, micropigmentación y trasplantes capilares. Los costes pueden ir desde 40 euros para 90 días en el caso de las pastillas hasta 8.000 euros en los injertos de pelo. Y como la finalidad es estética, no están cubiertos por la Seguridad Social. En los últimos años hay un boom de ofertas para el cuidado capilar. Pero los especialistas advierten que siempre es importante ponerse en buenas manos.
"No existen los crecepelos. Ningún tratamiento hace que crezca el pelo que ya no hay. No existe cura", explica la dermatóloga y directora médica de Brussels Hair Restauration (BHR) Clinic Spain, Teresa Meyer. Y añade: "Se banaliza mucho el pelo. Algunos pacientes se sienten desolados porque hay centros que quieren quitarle el dinero y otros profesionales que no les hacen ni caso. Pero hay soluciones". El pelo se cae y vuelve a crecer de forma permanente. El problema se produce cuando muere el folículo, es decir la raíz. Entonces, no vuelve a crecer; ni con champús de peluquería ni con fármacos de las boticas. Por eso los facultativos aconsejan que se acuda de forma precoz a un especialista.
Néstor Pisano, cirujano plástico y director médico de Pisano Hair Transplant Clinic de Marbella, recomienda a las personas consultar "cuando hay una caída superior a un centenar de pelos por día o cuando noten claros en el cuero cabelludo". Para las calvas incipientes, la primer arma del arsenal terapéutico son los fármacos. Estos no revierten la pérdida del cabello, pero la ralentizan. Cuestan en torno a 40 euros para tres meses. También existen tratamientos con plasma del propio paciente enriquecido en células que se inyecta en la zona deseada. El precio oscila entre 180 y 250 euros.
Y finalmente está el trasplante de pelo. Consiste en sacarle folículos al paciente de una parte de la cabeza para injertarlos en otra. Hay diferentes técnicas. En una se extrae pelo a pelo y en otra se extirpa una tira de cuero cabelludo de poco más de un centímetro de ancho, por detrás, de oreja a oreja. Las operaciones pueden llegar a durar 10 horas y los precios alcanzar los 8.000 euros. Depende de las tarifas de cada clínica y también de la dimensión del injerto que necesite cada paciente. Las intervenciones son manuales, aunque hay avances hacia la robotización. Pisano aclara que aún con el trasplante, el paciente debe seguir tomando fármacos para ralentizar la pérdida del pelo.
La variedad de soluciones médicas a la pérdida capilar es sin duda una noticia esperanzadora. La otra es que cada vez los afectados acuden a edades más tempranas, lo que mejora los resultados estéticos porque no llegan tan deteriorados. "Cada vez veo más adolescentes y adultos jóvenes con calvicie comparado con los últimos 15 ó 20 años", afirma David Pérez-Meza, especialista en implante capital de Vithas Xanit Internacional. Este profesional insiste en que no todos los pacientes son candidatos a un implante capilar y que, pese a todos los avances, "un diagnóstico adecuado por un médico con experiencia" es insustituible para el éxito del proceso quirúrgico.
La responsable de la BHR Clinic Spain da otro dato sorprendente. Dos de cada tres consultas por problemas capilares son de mujeres. Sin embargo, matiza que a la hora de un trasplante de pelo, el 95% son varones. La dermatóloga acota que esta proporción tiene su explicación. La alopecia de los hombres es más localizada. Afecta sobre todo a la parte frontal y la coronilla. En cambio, la de la mujer es más difusa en toda la cabeza. Por ello, en el varón es más fácil obtener folículos de zonas en las que el pelo es fuerte para injertarlos en las partes que sufren pérdida capilar. Como en el caso de la mujer la alopecia, aunque menos apreciable que en el hombre, es más generalizada, resulta más complicado sacar pelo de buena calidad para injertos.
Aunque cada paciente requiere de un diagnóstico y un tratamiento individualizado, por lo general la técnica quirúrgica de extraer folículo a folículo se aplica más a hombres porque prácticamente no deja señales del trasplante. La otra, en la que se extrae una tira de cuero cabelludo, es más utilizada en mujeres porque deja en la nuca -de donde se obtienen los folículos para el injerto- una cicatriz similar a un hilo que se disimula con el pelo.
El catedrático de Dermatología de la Universidad de Málaga y jefe de esa especialidad en el Hospital Clínico, Enrique Herrera, no hace estas intervenciones, pero insiste en que las claves para un buen resultado son un diagnóstico y un tratamiento acertados. Y para ello, advierte que hay que acudir a profesionales altamente cualificados. "Son reparaciones estéticas y por lo tanto la persona tiene que quedar mejor que antes", insiste. Algo que, alerta, puede que no ocurra si el paciente no recurre a un especialista experto.
Meyer acota que los trasplantes capilares "no son como el bótox; hay que dominar la técnica". Por eso aconseja no acudir a centros de estética en los que hagan todo tipo de tratamientos, sino a clínicas especializadas "casi en exclusiva" en injertos de pelo. Esta dermatóloga cuenta que hay pacientes que han llorado en su consulta por el complejo que sufrían y que otros han llegado rebotados de otras clínicas por malos resultados. Ahora existen menos cortapisas a la hora de plantearse un trasplante capilar. Hay menos miedo, los resultados son mejores y las intervenciones resultan más accesibles para el bolsillo medio. "Pero ello también trae aparejado un boom de estos tratamientos y más intrusismo. Y entonces empiezan a aparecer las chapuzas", advierte Meyer.
También están las ampollas y champús de peluquerías o comercios. Herrera dice que pueden dejar el pelo más brillante pero -aunque no hacen daño-, no tienen demostrada su eficacia de cara a evitar la pérdida capilar. "El pelo es una estructura viva y su raíz es profunda. A veces las personas creen que esas ampollas o ese champú le están haciendo efecto porque hay caída que es estacional y coincide con su aplicación", explica. En resumen, los profesionales aconsejan -aunque se trata de un problema estético- ponerse siempre en las manos de los mejores especialistas y que el paciente no deje nunca que le tomen el pelo.
"Te da seguridad, estoy más satisfecho con mi imagen"
Juan Carlos del Corral tiene 42 años. A sus 39 empezó a tomar fármacos para detener la caída del pelo. Tenía marcadas las entradas y le clareaba la coronilla. Hace un año se sometió a un trasplante capilar. "Sientes un poco de complejo cuando llegas a cierta edad, ves que las entradas van a más y que no para", reconoce. El injerto le costó menos unos 5.800 euros y los considera muy bien invertidos. "Anímicamente te da seguridad. Estoy más satisfecho con mi imagen", comenta. Es docente, no vive de su aspecto físico, pero confiesa: "Ahora me siento más a gusto". Tras el trasplante, sigue tomando una pastilla diaria para no perder el pelo propio que le queda. La intervención se la hizo cuando tenía 41 años. En la Brussels Hair Restauration Clinic Spain (BHR), en Málaga, le trasplantaron 1.900 unidades capilares. "Eso es como una plantita, te plantan el folículo", explica. Está "muy" satisfecho con el resultado. Él prefirió trasplantarse aquí y no viajar a ningún destino de turismo sanitario. "La garantía que te da una clínica en tu propio país no te la dan por ahí. Es una operación y hay que mirar la seguridad. Además, el idioma es el mismo y te puedes comunicar bien. No comparto el criterio de quienes se van, por ejemplo a Turquía", afirma. Y luego concluye: "Por ahorrar dinero no puedes arriesgar tu propia salud"
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