Carlos Álvarez: La vida y la voz en perfecto equilibrio

El hombre que vive cada día de su profesión como un regalo

Compartimos almuerzo en el restaurante Kaleido Málaga Port, en el Palmeral de las Sorpresas

Diego Batista, Carlos Álvarez  y Juan Luis Pinto.
Diego Batista, Carlos Álvarez y Juan Luis Pinto. / Paco Menjivar
Juan Luis Pinto Doblas

24 de octubre 2019 - 07:34

Málaga/En la vida hay que estar atento a las oportunidades que nos ofrece el destino, y a mí, de manera inesperada me ha permitido realizar un encuentro con un hombre admirado y querido, muy querido, por todos los malagueños: Carlos Álvarez, nombre propio y con mayúsculas de la ópera. Barítono de reconocido prestigio a nivel mundial, está considerado uno de los mejores, de ahora y de antes. Hoy pretendo presentarles la cara más personal de este ilustre malagueño que atesora otras muchas virtudes comparables con la grandiosidad y fuerza de su voz. Las vamos a descubrir.

El restaurante: Kaleido Málaga Port

Y para tan especial encuentro fuimos acogidos por el restaurante Kaleido Málaga Port, en el Palmeral de las Sorpresas del puerto. Su gerente, Diego Batista, nos recibió en un día luminoso en el que destacaba si cabe aún más la belleza de las aguas y del escenario natural del puerto de nuestra ciudad. La cocina tradicional y más moderna y las más exquisitas carnes y pescados se dan cita en este afamado restaurante donde, bajo las órdenes de los chefs Jairo Rodríguez y Rocío Parejo, se elaboran los más variados y originales platos. Seis personas en los fogones y 14 en sala y terraza conforman la plantilla de este restaurante. Más adelante les cuento la selección gastronómica que en esta ocasión nos preparó Rocío Parejo. Todo un lujo.

El invitado: Carlos Álvarez

Carlos Álvarez durante el encuentro.
Carlos Álvarez durante el encuentro. / Paco Menjivar

Es fácil ver a Carlos Álvarez caminar por las calles del centro de nuestra ciudad, cuando no en cualquiera de los autobuses de línea que utiliza con asiduidad para desplazarse. Un hombre de a pie, de los que gastan suelas de zapato y que no disfrazan su vida ante las miradas de propios y extraños. ¿Qué hay de aquel chaval que con 7 años ya destacaba en la Escolanía del colegio Gibraljaire? “Afortunadamente me ha ido muy bien en la vida, quizás porque sé a qué huele el asfalto y la tierra, nunca he estado en las nubes. A lo largo de toda mi carrera he medido mis expectativas y mis capacidades. Cuando pones muchas ganas en algo y ese algo no se cumple, el grado de frustración es muy alto”.

Pronto comenzaste a sorprender por tu extraordinaria voz y a partir de ahí vino el resto. “Bueno, las decisiones más importantes de mi vida fueron muy razonadas, muchas de ellas muy difíciles, eso me ha hecho tener un gran equilibrio. Yo asumo como forma de vida que las oportunidades son aquí y ahora. No soy supersticioso, no soy creyente”. ¿Cómo cuando dijo que no a Riccardo Muti, todo un director de la Scala de Milán, para hacer Rigoletto de Verdi? “[Silencio] Decirle que no a Riccardo Muti fue una decisión muy difícil en mi vida. Lo hice por pura responsabilidad. No me sentía preparado todavía, era demasiado joven. Después he trabajado en numerosas ocasiones con él. Y hablamos sobre aquella decisión. Más que tomárselo a mal, despertó en él mucha curiosidad. Una oportunidad como aquella y que le dijesen que no…”.

Habla con mucha pasión de su trabajo. “Claro, es que mi profesión es un regalo cada día. Me siento un privilegiado por trabajar con grandes profesionales. Por mi edad me encuentro en una etapa de transición entre los que por desgracia ya no están y los nuevos. Pero además creo que soy honesto. La palabra defraudar, en todas sus acepciones, he procurado eliminarla de mi diccionario. Debía escoger que mi carrera evolucionase de forma natural o dando saltos. Y me decidí por la primera”. Gracias a eso ha llegado a ser un artista con una reconocida trayectoria.

Muy personal

Por sus méritos a lo largo de su carrera, me gustaría poder relacionar aquí todos los galardones, premios, menciones y nombramientos honoríficos que ha recibido. Pero por la propia naturaleza de Carlos Álvarez, por su absoluta humildad y sencillez, solo voy a decir que es Hijo Predilecto de la provincia de Málaga y Medalla De Andalucía. Lo demás ocuparía todo el espacio de esta crónica. Nacido en el seno de una familia trabajadora que salía adelante no sin esfuerzos, desde joven se formó en Carlos la idea de trabajo y superación. “Yo tengo que hacer las cosas bien, y eso significa saber en qué sociedad vives”. Pronto destacó por su portentosa voz y tras pasar por el Colegio Gibraljaire y más tarde el Instituto Santa de Rosa de Lima, comenzó a estudiar medicina, estudios que abandonaría en cuarto de carrera. Gracias a esa decisión dedicó su vida de lleno a su profesión formándose hasta hacer brillar con luz propia la figura de Carlos Álvarez, aquel chaval de la Escolanía de Gibraljaire que un día diría “no” al más grande de los directores de orquestas. Sus dos hijos, Carlos y Alejandra y su mujer Valle, profesora de canto, comparten plenamente su vida. Un hombre que no soporta la injusticia ni la incoherencia. “Me pone enfermo. Son los grandes males de nuestra sociedad. Podríamos pasar sin gente así que no aporta nada”. Admira la gente que tiene idea y pensamientos propios. “No aguanto la gente que impone sus propios criterios. Yo tengo mis propias ideas. Me gusta el consenso”.

Macbteh, Yago, Rigoletto, Don Giovanni, Gianni Schicchi, Escamillo, Scarpia… desnudamos a cualquiera de estos personajes y al final siempre te encontrarás con un hombre que adora su trabajo por el que se entrega al cien por cien. No lo duden, se trata de Carlos Álvarez.

“¿Qué significa ser un artista con una trayectoria reconocida? Nada. Siempre dependes de cómo hayas estado la noche anterior. Y no por el público, sino por los que mueven los espectáculos. ¿Sabes? No me gustaría llegar a un día que diese pena por no estar a la altura. Si llega ese día, le pido a mis amigos que me lo digan”. Sorprende oír a alguien de su relevancia hablar así. “Es que siempre he dicho lo que he pensado. Eso me permite mirar a los ojos a mis interlocutores. Padezco de alopecia en la lengua [risas]”. Ha interpretado multitud de personajes a lo largo de su carrera. ¿Le ha atrapado alguno de ellos? “No, no me ha atrapado ningún personaje. Por las características de mi voz, casi siempre me toca hacer de malo. He aprendido a no juzgar a los personajes que interpreto. Empatizo con ellos y desarrollo la libertad absoluta en el escenario. Quien juzga es el público”.

Y ha demostrado ser un gran actor. “He tenido la suerte de aprender muchos directores maravillosos. Nosotros trabajamos con aptitud. Los actores crean mucha acción desde el silencio, pero nosotros nos apoyamos en la música, tenemos ventaja. Siempre he dicho que soy actor de cine mudo [risas]”. Entre otras muchas cosas, ha demostrado ser una persona solidaria. “Por supuesto. Haciendo pequeñas cosas somos capaces de cambiar grandes cosas. Yo me hago la gran pregunta: ¿Y yo, qué aporto a la sociedad? He participado en multitud de conciertos solidarios, por supuesto. Hace muy poco lo he hecho para las asociaciones AVOI y Hogar Abierto. Tenía un contrato en Berlín y me llamaron para ampliar mis actuaciones unos días. Rehusé. Tenía que atender un compromiso solidario. Nuestra sociedad se basa mucho en la meritocracia, pero también cuenta mucho la solidaridad y ahí surge el médico que hay en mí”. Algo que es de agradecer especialmente en los tiempos que estamos viviendo. “La sociedad actual todo lo percibe a través de una pantalla y cuando algo no le gusta pasa la mano por encima y a otra cosa. Pero eso no es la vida real”.

Reales fueron los problemas que surgieron con su voz y que por poco no teleapartan de los escenarios para siempre. “Fue una etapa difícil que por suerte y con trabajo, superé. Me puse en manos de mi médico de toda la vida, Ginés Martínez [hoy en día continúa pasando sus consultas en el Regional] y todo fue bien. El vio en mí al enfermo y al amigo, no al artista y mi familia siempre estuvo ahí. Transcurrido un año desde la operación mi hijo Carlos me dijo: “Papá hemos pasado más tiempo juntos este año que en toda mi vida”. Él tenía entonces 10 años. Aunque siempre había priorizado en mi vida, a partir de ahí lo hice mucho más. Estar enfermo me permitió entre otras muchas cosas tomar de la mano a mi padre hasta el último segundo de su vida”. Emocionante recuerdo de los momentos quizás más difíciles de la vida de este gran artista. Hablemos un poco de Málaga. “Málaga ha sido mi lugar de nacimiento y desarrollo. Málaga no es solo un lugar maravilloso, es un concepto, y como tal, te permite tomar tu propia idea de ella. La grandeza de Málaga es que te aporta de manera natural elementos básicos para la vida de una persona. Pero debo decir que la idea de lo colectivo y de evolución tiene que aumentar mucho más, si no podemos caer en el error de la autocomplacencia”. ¿Es Málaga tierra de cantantes? “En Málaga existe una gran cantera de cantantes y de músicos, pero hay que darles la oportunidad de que evolucionen. Existe un gran hueco entre la endogamia de la enseñanza teórica y la realidad profesional. No solo resulta difícil ser profeta en tu tierra, si no que te den una oportunidad”. Y continuamos durante la comida.

La comida

Uno de los platos.
Uno de los platos.

El propio Diego Batista sería el encargado de atendernos en nuestro encuentro gastronómico. Para comenzar descorchamos una botella de blanco Martín Codax, selección de bodegas Lara, mientras que nos servían un plato de jamón de bellota de Vejer, extraordinario. Y como no, un plato marca de la casa: ensaladilla rusa con trufa y ventresca. Un plato de premio. ¿Veremos alguna vez el auditorio de música de nuestra ciudad? “Málaga debería tener de una vez por todas un auditorio para poder ofrecer la oferta que corresponde a una ciudad como la nuestra. Con el auditorio podríamos crecer exponencialmente. Hay que hacerlo de una vez”.

Uno de los platos.
Uno de los platos.

Un tartar de remolacha con tomate y aguacate nos rescataron de nuestra conversación, para continuar con un plato realmente especial: bacalao confitado con falso cuscús de brócoli y crema de coliflor. Si pudiese, ¿con quién le gustaría compartir escenario? “Más que compartir escenario, me gustaría preguntarle muchas cosas a Verdi. He ido descubriendo muchas cosas a través de mi trabajo en sus obras, pero ojalá pudiese charlar con él”. ¿Es el más grande? “Wagner y Verdi querían que la ópera fuese el espectáculo total, tenían la necesidad de que así fuera. Verdi era un perfeccionista tal que discutía hasta saciedad con su libretista por una sola palabra”.

¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos? “En unos días comienzo un talent show en Canal Sur. De inmediato salgo para Asturias para trabajar en la gala de los premios Princesa de Asturias. Y después Londres, Viena, Sevilla, Nueva York... Hasta regresar a Málaga en marzo”.

Uno de los platos.
Uno de los platos.

Un solomillo especiado con salsa de mora y patatas fue el nuevo plato con que nos sorprendió Rocio Parejo. Riquísimo. Para acompañarlo tomamos una copa de un vino tinto clásico, Marqués de Cáceres. Y como colofón, un postre especialidad de Kaleido que no deben dejar de probar: tatin de manzana con hojaldre y helado de vainilla. Mis felicitaciones a Rocío Parejo y al equipo de cocina de Kaleido Malaga Port. Y un agradecimiento muy especial a Diego Batista por sus atenciones durante toda la comida. Para finalizar, le pedí a Carlos Álvarez que enviase un mensaje a aquellas personas que están preparándose para ser en el futuro grandes artistas, pero él prefirió enviarlo a los responsables de la gestión: “Todo irá mejor cuando tengamos una sala, un espacio, que en una sola función quepan las que hoy en día entran en dos o tres; cuando se consigan precios más económicos para que más gente tenga la oportunidad de asistir y que un viernes cualquiera esté programada opera y no solo circo o cualquier otro espectáculo o deporte. Al público hay que ofrecerle un espectáculo grandioso, o abrir las puertas a los ensayos”. Ese es su deseo, y aquí lo reproducimos. Y de esta manera, con una conversación que nunca declinó en intensidad ni en interés, tuvimos que despedir nuestro encuentro con Carlos Álvarez, uno de los nuestros.

Los vinos

Blanco: Martín Codax

Magnífico vino albariño de la D.O. Rias Baixas. Un vino fresco y envolvente en el que destaca su equilibrio y sus notas cítricas y florales.

Tinto: Marqués de Cáceres

Emblemático vino de la D.O. La Rioja. Mundialmente conocido, sus notas suaves a especias y frutos rojos lo hacen inconfundible. Muy recomendable.

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Bodegas Lara
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