La Casa Invisible, 14 años de ocupación en Málaga

Tras aprobarse en el Pleno del Ayuntamiento el expediente para desalojar el espacio, se ha reavivado el debate sobre el mismo

Imagen de la terraza de La Casa Invisible.
Imagen de la terraza de La Casa Invisible. / Javier Albiñana

Málaga/Al subir la verja metálica que da a un pequeño pasillo lo primero que llama la atención es encontrar La Casa Invisible casi vacía. Sólo algunos voluntarios están ordenando cosas para volver a abrir con normalidad por la tarde. Es viernes y en el Pleno del Ayuntamiento se está votando si se aprueba el expediente para desalojar el edificio, que en marzo cumplió 14 años desde que fuese okupado.

No es el primer intento, sin ir más lejos en junio de 2018 se acordó dar un plazo de 15 días para desalojar Nosquera 9 y 11. El inmueble, de titularidad pública, resultado de un proceso de expropiación que trajo consigo el desembolso de unos cuatro millones de euros, se mantiene como sede formal de un colectivo que promueve desde su origen su explotación como espacio cultural alternativo.

La principal prueba de que han mantenido su carácter de promoción de la cultura es la intervención mural que decora su recibidor, obra de la joven artista malagueña Vaz y que tiene reminiscencias al reconocido artista Keith Haring. Junto al mural sigue vistiendo la pared un cartelito en el que un busto de Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, ruega a los usuarios “hablar bajito”.

Detalle del cartel que recibe en La Invisible.
Detalle del cartel que recibe en La Invisible. / Javier Albiñana

Esta mañana del viernes no es necesario, quizá por la tarde lo sea, la manifestación a favor de La Casa Invisible se ha efectuado a la puerta de la Casona del Parque antes de que comenzara el Pleno. Pese a ello aseguran que han tenido que bajar la persiana “porque ha venido mucha gente a mostrarnos su apoyo y decir en qué podían ayudar”, cuentan algunos de los colaboradores que están en la terraza del edificio.

Al poco de que se votase en el Pleno incoar el expediente jurídico-administrativo que permita desalojar el centro, aparece en la terraza del mismo una señora francesa en silla de ruedas.

“¿Qué puedo hacer para apoyaros pese a los pocos medios que tengo?”, pregunta. “Me enteré ayer de lo que os sucede y tengo muchos amigos franceses a los que les gusta mucho el proyecto y también quieren apoyaros”, añade. Desde la organización le animan a que deje sus datos para que la puedan informar en un futuro próximo de cómo puede ayudar. “Ha sido todo muy rápido, aún estamos barajando las opciones que tenemos”, le aseguran desde la organización.

En el Pleno intervino Eduardo Serrano, cabeza visible en las negociaciones con el Ayuntamiento. En el Consistorio entienden que es una voz respaldada debido a su experiencia en proyectos de urbanismo en la propia capital, Estepona o La Línea.

Serrano defendió el proyecto cultural de La Casa Invisible, refiriendo informes de “de diversas entidades de prestigio como el Museo Reina Sofía, el MACBA de Barcelona, MediLab Prado y otras. Incluso de personas como Santiago Eraso, a quien el señor alcalde conoce muy bien, fue director de Cultura de la candidatura a la capitalidad cultural europea Donostia-San Sebastián 2016, conseguida desde planteamientos muy próximos a los de la Casa Invisible”.

Uno de los voluntarios abre la verja de La Invisible.
Uno de los voluntarios abre la verja de La Invisible. / Javier Albiñana

Además abrió su intervención afirmando que es “público y notorio que esta moción de urgencia presentada por Ciudadanos es para tapar sus conflictos internos en relación al señor Paradas Romero. Aprovechando la misma el concejal de Urbanismo ya ha anunciado la creación de un expediente de desalojo que se justificará a posteriori porque los motivos ahora expuestos son de una sorprendente endeblez, denotando mucha ignorancia respecto a lo que es La Casa Invisible, su trayectoria y el proceso de negociación con el Ayuntamiento”.

La concejala de Ciudadanos, Noelia Losada, defendió que “no se puede permitir” que un edificio que costó cuatro millones de euros sea utilizado por un colectivo que “entró dándole una patada a la puerta”. En un primer momento, este inmueble iba a ser una incubadora de empresas, cuyo precio antes del recurso de los antiguos propietarios era de 1,5 millones de euros.

Serrano afeó al alcalde que no se reúna con ellos “nos viene muy bien esta invitación inesperada ya que parece que es la única de forma de ver al alcalde, al que venimos pidiendo un encuentro desde 2018. En cumplimiento de los compromisos que adquirió en la mesa de negociación del 13 de agosto de 2018”, afirmó.

En 2020 Francisco de la Torre mostró su preocupación por la seguridad del edificio, “Hemos sido abiertos, flexibles y respetuosos con las actividades desarrolladas en el centro, pero no deja de preocuparnos la seguridad del edificio; queremos estar muy atentos”, aseguró cuando se cumplían trece años de la ocupación del mismo. En el Pleno se hizo referencia a informes desfavorables del estado del mismo.

Detalle de la intervención de la artista Vaz.
Detalle de la intervención de la artista Vaz. / Javier Albiñana

Serrano afirmó en su intervención que en julio de 2021 “tuvo lugar la última inspección del edificio por parte de la Gerencia de Urbanismo, que no consideró necesario dictar ninguna medida cautelar, puesto que el edificio se encuentra en condiciones perfectamente seguras de estabilidad estructural, sin embargo, ahora los Concejales de Urbanismo y Cultura amenazan con la existencia de informes técnicos que justifican el desalojo, como si los estuvieran confeccionando expresamente para justificar el desalojo, después de la moción”.

Además, ahondó en la propuesta cultural del entorno, además de su propuesta de cesión temporal: “En 2016 se había entregado un dossier con más de 1.500 actividades documentadas desde 2007 y la fundación de Los Comunes fue declarada como entidad de utilidad pública municipal. La Invisible no solicita la cesión de un bien público, privando a generaciones de malagueños de la disposición del mismo. La Invisible solicita una cesión de uso por diez años prorrogables si se mantienen las condiciones que motivaron su cesión y siempre desde una gestión participativa y abierta de numerosos colectivos y asociaciones”.

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