Cerca de 70.000 mayores de 65 años viven solos en la provincia de Málaga
El Centro es el distrito con más población envejecida que habita su vivienda sin compañía; Campanillas es el que menos
Las personas sin estudios son las más vulnerables
Málaga/Cada vez las familias son más pequeñas y la sociedad envejece. Esto hace que miles de personas mayores vivan solas. En la provincia de Málaga hay cerca de 70.000 de más de 65 años que habitan su vivienda sin ninguna compañía. Únicamente en la capital hay cerca de 24.000 mayores que viven solos. Ya en 2018, la Diputación de Málaga impulsó un plan provincial pionero para atender a todos los malagueños. Entre todas las medidas, la iniciativa estableció una red de voluntariado, habilitó un teléfono de atención gratuito y planificó actividades deportivas y culturales.
La situación es generalizada en el mundo occidental. La primera ministra de Reino Unido en 2018, Teresa May, fue más allá, creando una secretaría de Estado para luchar contra la soledad de los mayores.
El asunto no es baladí porque la tendencia va en aumento y las consecuencias son graves. De los 572.267 habitantes de la ciudad de Málaga, el 17% tienen 65 años o más. Y de estos, la cuarta parte viven solos.
El geriatra José Antonio López Trigo advierte: “Estamos acostumbrados a hablar de problemas psicológicos, pero la soledad también afecta a la salud física: aumenta la hipertensión, la probabilidad de morir por un infarto de miocardio o la de sufrir un ictus”. Además, señala que algunas investigaciones actuales se ha demostrado científicamente que vivir solo tiene un impacto directo a la salud equivalente a fumar un total de quince cigarrillos diarios. “Este dato hace que nos demos cuenta de hasta donde esto es perjudicial para la salud porque todos conocemos los efectos negativos del tabaco”, comenta.
En casos de soledad, el médico recomienda que se intente socializar y compartir tiempo con otras personas. “Para eso están los centros municipales de mayores que hacen una magnífica función, ya que proporcionan compañía y diferentes actividades a los mayores”, señala.
Precisamente, los centros municipales, los programas de envejecimiento activo, el acompañamiento de voluntarios y las alertas a través de la paralización en el consumo del agua son algunas de las iniciativas del Consistorio para velar por estas personas.
Además, López Trigo recalca que se debería hablar sobre las personas que viven acompañadas, pero se sienten solas: “Por ejemplo, cuando una familia ningunea a una persona únicamente por el hecho de ser mayor”. En las residencias, dijo, se habla del periodo de adaptación, pero no de si esa persona en un momento dado se siente sola, ve que no encaja o que se aísla. Y esto, “sería interesante que se estudiara”.
Los mayores que viven solos se concentran en el Centro (5.026), la Carretera de Cádiz (4.977), Cruz del Humilladero (4.391) y Bailén-Miraflores (3.010), según datos de 2018. Por el contrario, Campanillas es la zona de la ciudad con la cifra más baja (382).
El nivel educativo actúa como un factor de protección ante la vulnerabilidad de este colectivo. La franja más protegida es la que tiene estudios secundarios o superiores. Un grupo que supone apenas el 30% del total. El 40% no cuenta con estudios y el 30% restante únicamente tiene formación básica. Un estudio municipal de 2017 ya alertaba de que las personas que no tienen estudios “son las que se encuentran en una situación de mayor fragilidad, tanto física como social y económica”.
Según el mismo informe, hay diferencias por género: “Las mujeres disfrutan menos de las actividades lúdicas y recreativas que se desarrollan fuera de la casa y perciben más riesgos en su entorno urbano pero, por el contrario, disfrutan de mejor apoyo social que los hombres y, a pesar de encontrarse en peores circunstancias económicas, las dificultades las afrontan mejor”. Ellas se sienten más apoyadas y arropadas por su entorno de amigas, mientras que los varones se consideran protegidos por su economía. “Las mujeres se sienten más satisfechas que los hombres en el apoyo social que reciben de sus amistades y familiares, y cuentan en mayor proporción con las personas con las que compartir alegrías, experiencias y momentos”. El trabajo concluye que los hombres y las personas sin estudios son los que están en una situación de “mayor fragilidad”.
El informe que el Ayuntamiento de la capital encargó hace tres años sobre la situación de estas personas indicaba que “alrededor de un tercio de los mayores que viven solos en la capital tienen apuros o afronta con mucha dificultad los gastos en alimentación, higiene, medicamentos y facturas como las de la luz, el agua o el gas”.
El 7,6% está en riesgo de pobreza extrema
Más de la mitad de las personas que viven solas “subsisten” con menos de 800 euros mensuales, según datos de 2018. Pero es más, de esa población, el 7,6% se encuentra en una situación de pobreza severa al tener que salir adelante con 304 euros al mes. Además, hay personas que, pese a sus bajos ingresos, suelen ayudar a la familia. Los mayores que están en situación de pobreza extrema suelen ser aquellas que no han cotizado y por lo tanto tienen pensiones no contributivas. A la soledad y a los bajos ingresos se suman a veces –sobre todo en el caso de los hombres– la adicción al alcohol. Afortunadamente, los mayores que viven solos suelen ser propietarios de sus viviendas. No obstante, en ciertos casos esta condición de propietarios les genera más preocupaciones, ya que tratan de ayudar a sus familiares y, en ocasiones, llegan a avalar a sus hijos por no tener una nómina fija.
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