Cerería Zalo: La tienda de Málaga en la que la reina Isabel II compraba velas litúrgicas

El olor inconfundible a Semana Santa —incienso y vela— inunda el histórico local del centro de Málaga, Cerería Zalo. Este negocio cuenta con 300 años de historia, ya que los primeros datos que se ostentan de este corresponden a 1724 cuando la cerería se llamaba La Custodia y se encontraba en Calle Mártires. En esos años la tienda se dedicaba a la fabricación de velas de cera, esteáricas, bujías y pompas fúnebres.

Tan extensa es la historia de este local que la misma Isabel II, hija de Fernando VII, les hizo una visita como clienta en 1862. El libro Paseo Romántico por la Málaga Comercial recoge la anécdota contada por la familia: "En la cerería de calle Mártires la reina adquiere varios cirios para el cumplimiento de numerosas promesas que la soberana tiene echadas o, al menos, comprometidas con la corte celestial, sentada en un enorme sillón frailuno y elige los cirios litúrgicos que más le agradan del extenso surtido que le es mostrado".

Tras cerrar el reconocido negocio situado en la calle Mártires en 1986 la familia lo trasladó al número 10 de la Calle Santa María en 1988 cambiando el nombre a Zalo. José Ignacio Gonzalo Portillo, propietario de la cerería junto a su madre con la que trabaja, explica que el nombre viene del apellido de su padre, Gonzalo.

Ahora, José Ignacio Gonzalo lleva la tienda junto a su madre. El joven dejó el banco en el que trabajaba para regentar esta pequeña tienda herencia de su familia. Con el paso de las generaciones también ha cambiado el negocio. El local pasó de vender artículos fúnebres a encontrar su verdadero nicho de mercado en la liturgia y lo cofrade.

José Ignacio asegura: "Nuestro negocio está enfocado en la época de Semana Santa, en especial, a la fabricación de cirios para nazarenos y tronos". La fabricación de estas velas comienza a partir de noviembre para que durante la cuaresma se lleve a cabo el reparto. Los cirios se hacen durante días artesanalmente, el dueño explica: "En un travesaño de madera se cuelgan las mechas, que posteriormente se sumergen en 'barreños' de cera, esto supone un baño, cada cirio de Semana Santa necesita unos 600 baños". El pequeño local vende aproximadamente más de 1.000 cirios a hermandades como la cofradía de los Estudiantes, la de Mena, la del Amor y la Caridad, la de la Esperanza y la del Sepulcro.

Las figuras también son parte fundamental de esta cerería. cristos, vírgenes, pastores y hasta recreaciones exactas en miniatura de tronos de Semana Santa se encuentran repartidos por las estanterías de este pequeño local. Estas reproducciones las compran a unos artesanos de Málaga que las pintan y moldean. Las figuras más aclamadas son la Virgen de la Victoria, la Virgen del Carmen, el Cautivo y algunas más genéricas como San Pancracio, San Judas Tadeo y la Virgencita de la Milagrosa.

A finales de octubre, José Ignacio ya empieza a repartir belenes y 'pastorcillos' por la tienda para dar paso a otra de sus temporadas altas, la Navidad.

El coronavirus cambió la manera de vender de numerosos negocios y la cerería no fue menos, a partir de esta crisis abrieron la puerta a la venta online. El dueño cuenta: "Esto era una tienda 100% física, así que en el momento que estalló todo contábamos con algo en redes sociales, pero muy poca cosa. Entonces, se pasó bastante mal porque claro, ingresos no había". Tras la pandemia, la tienda se actualizó y creó su página web además, de una línea de WhatsApp, por la que reciben "numerosos pedidos".