El Chorro a vista de 'dron'
La constructora Sando usa un avión no tripulado para hacer un seguimiento de las obras de rehabilitación del Caminito del Rey
Suena como un moscardón gigante y su imagen, que recuerda una especie de pulpo, se proyecta desafiante sobre las peligrosas y enormes paredes de El Chorro en las que, tristemente, han fallecido numerosas personas en el último siglo. La naturaleza y la última tecnología en un mismo enclave, retándose a ver quién gana la partida. Ya le hubiera gustado a los empleados de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro tener un dron -avión no tripulado- en 1901 para ver cómo iba la construcción de lo que entonces era un camino de servicio para los trabajadores y que pasó a denominarse el Caminito del Rey después de que Alfonso XIII lo recorriera en 1921. Pero no lo había.
Tras décadas de abandono, la Diputación provincial ha decidido rehabilitarlo y, con una inversión de 2,2 millones de euros, la obra comenzó el pasado 13 de marzo, siendo adjudicada a la constructora malagueña Sando. No es necesario señalar que la tarea no es fácil. Los operarios tienen que colgarse de la pared, a decenas de metros de altura, para crear una nueva pasarela -que va por encima de la antigua- y anclarla a la roca. Por ahora se ha ejecutado algo más de un 30% y se prevé que pueda estar inaugurado en el primer trimestre de 2015.
El esfuerzo físico necesario para acometer la obra es evidente, pero una de las ventajas del siglo XXI es que se puede recurrir a la tecnología para facilitar el proceso. Sando está utilizando un dron para tomar todo tipo de imágenes desde puntos en los que el ser humano, directamente, no podría hacerlo. "Hasta ahora se recurría al topógrafo o se contrataba un avión para que hiciera imágenes aéreas, pero con el dron conseguimos un punto intermedio. Con este tipo de aparatos no puedes volar por toda la provincia, pero sí fotografiar y medir una zona media de unas 50 hectáreas que sería demasiado grande para un topógrafo y demasiado pequeña para un avión. El dron tiene además la particularidad de que puede meterse en los recovecos y captar instantáneas que de otra forma sería muy difícil conseguir", explica a este diario Juan Antonio Báez, director de la oficina Técnica y Topografía y responsable de I+D+i de Sando.
"Con un día de vuelo te puedes ahorrar tres semanas de topografía", añade este experto, con el consiguiente ahorro económico y la reducción de posibles accidentes laborales, máxime en una zona como El Chorro. Eso por no hablar de la rapidez a la hora de trabajar. El dron que utilizó Sando este pasado miércoles cabe en el maletero de un coche. Llegados a la zona, Ramón Martínez y Federico Alva, propietarios de la empresa malagueña ATyges especializada en la fabricación de estos aparatos, lo colocaron en el suelo y lo encendieron desde un mando a distancia dotado con una pequeña pantalla de televisión. "Cuidado que levanta mucho polvo", advirtieron. Inmediatamente, el dron comenzó a volar y, controlado por Martínez, cogió altura tomando las fotografías que se pueden apreciar en la columna de la derecha. "Con esto puedes volar cuando quieras, mientras que antes era necesario contratar una avioneta, tener todos los permisos y esperar que hiciera buen tiempo. Hemos llegado a tardar seis meses en otros proyectos para hacer unas fotografías que con el dron hubiéramos hecho en unos minutos", comenta Báez.
El vuelo puede ser manual o automático, es decir, prefijando una ruta. Las baterías le suelen durar en torno a 20 minutos y si el dron detectara que tiene cualquier problema dispone de un sistema a través del cual regresa automáticamente al punto del que partió. Normalmente se usa para hacer fotos paisajísticas y de 360 grados para lo cual solo es necesario incorporar una cámara en el aparato. Los técnicos explican que con 12 ó 14 megapíxeles es más que suficiente para obtener imágenes con calidad. Esas instantáneas se llevan posteriormente a la oficina, se escogen varias y con un software específico se puede ver el seguimiento de la obra incluso en tres dimensiones. También se le puede poner una cámara de vídeo y, afirma Báez, en breve se podrá instalar un láser que toma decenas de miles de puntos por segundo y que facilitará aún más el trabajo cartográfico.
El origen de los drones fue militar, pero se ha popularizado tanto en los dos últimos años que ya se pueden encontrar en los centros comerciales por apenas 100 euros. Cualquiera puede tener uno, aunque para darle un uso profesional es necesario invertir, al menos, unos 6.000 euros. El que utilizaron el miércoles en El Chorro cuesta 25.000 euros y pesaba, con la cámara fotográfica incluida, seis kilos y medio. El peso es importante ya que los de menos de 25 kilogramos no tienen que estar inscritos en el Registro de Aeronaves ni disponer de un certificado de aeronavegabilidad. Este es uno de los apartados que el Gobierno aprobó el pasado 4 de julio en un Real Decreto que regula el uso de este tipo de aparatos y que, entre otras cosas, señala que el dron no puede volar a más de 120 metros de altura para no interferir en el espacio aéreo de la aviación.
España ha sido uno de los pocos países que ha regulado la utilización de los drones. Hasta antes de verano había un vacío legal importante y, dado su bajo coste, el descontrol era absoluto. Con el Real Decreto, para tener un avión no tripulado se exige un carné y no volar en zona urbana, salvo que se consiga un permiso especial. En Nueva York, por ejemplo, campan a sus anchas. Un senador, Charles Schumer, acaba de reclamar un mayor control porque ha habido drones que han chocado con edificios, otro estuvo a punto de impactar contra un helicóptero de la Policía y, según aseguran, se están utilizando para el transporte de droga o para investigar posibles casos de infidelidad. Las posibilidades de estos pequeños aviones no tripulados, como se puede apreciar, son infinitas. Lo importante, como con el resto de la tecnología, es darle buen uso.
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