Confirman la condena a 25 años a un hombre por robar y matar a un abogado

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 25 años y cuatro meses de prisión que había sido impuesta por la Audiencia de Málaga a un hombre por asesinar y robar a un abogado malagueño, con el que contactó para contratarlo; y al que golpeó y apuñaló en el maletero de su coche, tras maniatarlo. Además, se le impuso una indemnización de 213.000 euros a la viuda y a los hijos del fallecido. La resolución del Supremo desestima el recurso de casación presentado por el condenado contra la sentencia de la Audiencia Provincial.

Los hechos se produjeron el 2 de marzo de 2012, cuando el acusado acudió al despacho del letrado para contratar sus servicios. Tras concertar unos honorarios de 1.000 euros, le pidió que lo llevara a un centro comercial situado en Marbella, donde un conocido le entregaría 500. A la altura de la avenida Elviria, el hombre amedrentró al abogado con un arma blanca y le hizo parar el vehículo. Después, se apoderó de su cartera y le obligó a que le diera el número secreto de su tarjeta de crédito. El condenado inmovilizó a la víctima y le ató las manos con cinta de celofán. A continuación lo sacó del coche arrastrándole por el suelo y le obligó a introducirse en el maletero. Le propinó entonces varios puñetazos, le pinchó con un arma blanca en la cabeza y le asestó un navajazo letal en el coche, que le causó una lesión en el ojo derecho, en el cuello y en la cabeza.

El acusado ha sido condenado como autor de un delito de asesinato, robo violento agravado por el empleo de arma y otro continuado de estafa, ya que realizó varias extracciones de dinero con la tarjeta de crédito de la víctima.

El Supremo rechaza el argumento de indefensión planteado por el letrado del procesado por haber sido defendido por un abogado de oficio del Colegio de Abogados de Málaga donde ejercía la víctima. El escrito recoge que al procesado se le informó desde de la opción de nombrar un letrado de su confianza de fuera de Málaga, "sin que lo hiciera".

Asimismo, descarta el planteamiento de que el acusado no actuó con el ánimo de matar, señalando que "resulta incuestionable que una persona que le propina a otra un navajazo en una zona vital del cuerpo (el cuello), cuando la víctima se halla además indefensa".